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A MITAD DEL CAMINO

LA CONFIRMACIÓN REPRESENTA UN HITO IMPORTANTE EN EL SACRAMENTO DE LA INICIACIÓN

By MEG WATERS     5/16/2018

El primer paso en nuestra iniciación en la vida cristiana es el Bautismo sacramental. De hecho, debido al bautismo, somos cristianos. Pero en la enseñanza católica, el bautismo es solo el inicio de una plena vida en Cristo. Para la mayoría de los niños es un regalo para ellos de parte de sus padres cuando aún son bebés.

La Gracia sacramental del Bautismo funciona dentro del alma del niño para fomentar la madurez en la fe y el aprendizaje. Le sigue otros dos ritos de iniciación muy importantes que son exclusivamente católicos en su naturaleza sacramental y teológica.

Algunas personas consideran que la Confirmación es algo así como el Bar Mitzvah o Bat Mitzvah judío. Sin embargo, de acuerdo con Katie Dawson, directora de la Formación de la Fe Parroquial de la Diócesis de Orange, “la Confirmación no es un ritual de mayoría de edad. Los ritos de iniciación son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, en ese orden. Después de que el obispo recibe testimonio de que vivimos la vida de Cristo en la fe, él entonces nos ‘confirma’ en la fe”.

Teológicamente, la Eucaristía es el pináculo de nuestra iniciación o “comunión” con la Iglesia. Según Catholic Answers: “En la Iglesia primitiva, la iniciación sacramental siempre involucraba al obispo; el papel del obispo cambió a medida que la Iglesia se expandió rápidamente. Cuando los obispos ya no pueden estar presentes en todas las celebraciones del Bautismo, eligen retener el rol en el proceso de iniciación al continuar siendo el ministro ordinario de la Confirmación. En la Iglesia latina, con el obispo como ministro de la Confirmación, es evidente cómo este sacramento puede servir para fortalecer el vínculo de la persona con la Iglesia y sus orígenes apostólicos. Sin embargo, también hay momentos en que el obispo confía la celebración del rito de la Confirmación a un sacerdote, como en el caso del Bautismo de un adulto o la recepción de un adulto de otra comunidad cristiana en plena comunión con la Iglesia”.

La Confirmación también aporta regalos: siete Dones del Espíritu Santo para ser exactos. La sabiduría nos ayuda a ver las cosas tal como las ve Dios. El conocimiento nos llama a la contemplación y la oración. La comprensión es conocernos a nosotros mismos a la luz del propósito divino de Dios. La fortaleza o valor para confiar en que cuando somos fuertes frente al mal, tenemos fe en que Dios está con nosotros. El don del consejo o el juicio correcto nos da la paz que, como dice San Pablo, sobrepasa todo entendimiento. La reverencia o la piedad es respetar las cosas de Dios y la creación que Él nos ha dado. Y, el temor al Señor no es el miedo tal como lo conocemos hoy, sino que nos maravillamos por la magnificencia de Dios y el amor que Él tiene por cada uno de nosotros.

Hoy, la mayoría de las confirmaciones se llevan a cabo durante los años de la adolescencia. Aunque se confirman en la fe, no necesariamente significa que los adolescentes confirmados serán incondicionales a la fe para siempre. De hecho, se confirman justo antes de adentrarse en el mundo secular que los atraerá con todo tipo de distracciones y distorsiones con respecto a la fe y la moral.

El rito de la Confirmación atrae muchas imágenes y lecturas escriturales de Pentecostés, y varios pasajes en los Hechos de los Apóstoles. Hechos 19:6 contiene uno de muchos pasajes: “…Y cuando Pablo puso sus manos sobre ellos, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, y hablaron en lenguas y profetizaron”. A veces, el Espíritu Santo puede tomar el alma joven y si se acepta la Gracia, seguirán su camino y nunca se alejarán de la fe. En otros, la Gracia puede permanecer latente hasta que, años más tarde, cuando la vida se vuelve más compleja, el adulto es atraído por la Gracia de regreso a Dios y a la Iglesia. Todo es una cuestión de libre albedrío.

Según Dawson, “a medida que los recién confirmados crecen y maduran pueden acercarse más a la Gracia de su Confirmación. Por ejemplo, en la universidad pueden aprobar un examen en una gran y compleja obra de literatura, pero probablemente no la comprenderán plenamente hasta que cuenten con más experiencia de vida”. Es por eso por lo que la Confirmación es tan importante, es como una superposición de energía en nuestro Bautismo, que nos llama a vivir nuestra vida en Cristo, sin importar cuánto tiempo nos lleve o cuántos desafíos debamos enfrentar.