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BEATO ÓSCAR ROMERO CONTINÚA INSPIRANDO OYENTES A TRAVÉS DE LA RADIO

By MELISSA VIDA, CATHOLIC NEWS SERVICE     12/18/2017

SAN SALVADOR, El Salvador (CNS) — Durante las congestiones de tránsito o en el trabajo en San Salvador, la gente hace algo que otros hacían hace 30 años: sintonizan YSAX para escuchar las homilías del beato Óscar Romero.

“Escucho esta estación de radio en honor a Romero porque era la que él usaba”, dijo Karen Larín, radioyente de la estación YSAX. “Escuchar su voz es buenísimo; es como si él estuviese aquí, hablando con nosotros”.

Desde la década de 1970 hasta su asesinato en marzo de 1980, el beato Romero usó la estación de radio YSAX para informarle a los salvadoreños y a la comunidad internacional sobre los horrores de la guerra civil en El Salvador. Durante la guerra, cuando la prensa se censuraba a sí misma, Radio YSAX servía como un tipo de guía espiritual que difundía las noticias.

“Óscar Romero recogía notas de su audiencia y revelaba cuándo y dónde se estaban violando los derechos humanos”, dijo el padre Edwin Henríquez, director la estación, durante una entrevista con Catholic News Service.

“Sin la radio no habría arzobispo Romero”, dijo padre Henríquez. “No hubiésemos sabido la verdad de lo que estaba pasando en aquel momento ni hubiésemos podido decirle al mundo sobre los crímenes cometidos aquí contra la humanidad”.

Cuando comenzó a operar de nuevo en 2015, la estación se dedicó a un único propósito: mantener vivo al beato Romero. Aunque está muerto, todos los viernes a la 1 p.m., la voz del arzobispo reverbera otra vez a través de las bocinas y atrae una audiencia mundial. Cuando la radio se interrumpe durante unos días, personas de Europa y Australia llaman para preguntar qué pasó.

“Esta estación de radio nos da esperanza”, dijo Larín. “Romero representa para nosotros el amor de un padre, pero él también era un padre que nos defendía porque denunciaba el abuso de poder”. Larín dijo que el beato Romero ayudaba a sus seguidores a reconectar con un Dios concreto, cercano.

En los países en vías de desarrollo, la radio se mantiene influente como medio de comunicación. Con solamente el 20 por ciento de los hogares del país teniendo acceso de internet y más del 10 por ciento de la población siendo analfabeta, la radio tiene un amplio alcance en El Salvador. Esta responde a la necesidad de información instantánea y presentadores confiables e interactivos.

Para Estephanie Castillo, voluntaria en YSAX, la radio es también una herramienta relevante para evangelizar y levantar consciencia sobre los asuntos cotidianos.

“A través de la radio podemos transmitir los valores fundamentales para edificar una sociedad atenta y justa”, ella dijo.

Radio YSAX se dirige a personas de todas edades. Escuchar la voz del beato Romero conforta a las generaciones más adultas que lo reconocen y se identifican con el contexto histórico de su discurso.

“Pero el programa de radio también le habla a los jóvenes”, dijo Larín, “porque aprenden sobre (el beato Romero) y nuestro pasado y eso le da esperanza a nuestro país”.

La mayoría de los voluntarios de la radio son jóvenes, parte de lo que se le llama la generación del milenio.

“Nuestros jóvenes deben llevar la luz de Jesús y recordarle a los demás que todavía hay esperanza”, dijo Castillo. Citando al beato Romero, ella dijo: “Debemos ver la verdad con ojos abiertos y nuestros pies en la tierra, pero con nuestros corazones llenos del Evangelio y de Dios para buscar soluciones de justicia”.

Para la audiencia, el mensaje de fe y justicia social del beato Romero todavía significa algo en el 2017. La violencia que antes era cometida por el estado y las guerrillas ahora se ha convertido en el barbarismo de las pandillas. Según lo recordó padre Henríquez, el beato Romero no cedió a ser políticamente correcto al condenar tales abusos.

“Romero no buscaba aplausos ni elogios y, de hecho, algunos críticos lo aborrecen porque el mensaje de Jesús siempre tiene consecuencias sociales”, dijo padre Henríquez. “No es que nos mezclemos en la economía o la política, sino que buscamos tocar los corazones de la gente … y eso transforma la sociedad”.

Y El Salvador tiene una necesidad urgente de cambio social. Todavía herido y polarizado por la guerra civil que ocurrió en la década de los 80, el país tiene alto desempleo y una de las tasas de homicidios más altas del mundo. Los pandilleros extorsionan, roban y matan a civiles.

“La violencia que hemos conocido durante la guerra se ha transformado, la cultura de la muerte todavía prevalece y nuestros jóvenes son quienes más están sufriendo”, dijo padre Henríquez.

En este contexto de la posguerra, el beato Romero sigue siendo un faro de esperanza.

“En mi propio sufrimiento personal siento que él me acompaña y me ayuda”, dijo Castillo.

“Romero continúa hablándonos en medio de la violencia, la impunidad y la corrupción: debemos prestarle atención”, dijo Larín. “Óscar Romero está vivo”.