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CATÓLICOS APRENDEN CÓMO DAR EL AMOR Y LA MISERICORDIA DE DIOS EN LAS PERIFERIAS

EN EL V ENCUENTRO DISCÍPULOS MISIONEROS: TESTIGOS DEL AMOR DE DIOS REFLEXIONAN SOBRE LAS NECESIDADES DE LA IGLESIA

By JORGE LUIS MACÍAS     4/9/2018

“No me quité la vida porque ustedes me ayudaron”, es el duro testimonio que narra Lorena Ramírez, respecto a un hermano de su comunidad en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de las calles Tercera y Grand, en Santa Ana.

Ramírez contó a OC Catholic que una familia no tenía comida ni dinero para pagar la renta y un sacerdote no le permitió realizar una colecta en la comunidad.

“Fui con mis hermanos de mayor confianza y entre todos le ayudamos a la familia”, recordó. “Después de esto, el jefe de la familia vino con nosotros y nos dio las gracias, pues él ya había pensado en el suicidio”.

Este tipo de experiencias y muchos más fueron analizadas por Lorena y decenas de delegados parroquiales que se reunieron y reflexionaron sobre las diferentes realidades sociales, culturales y pastorales, durante el V ENCUENTRO Discípulos Misioneros: Testigos del Amor de Dios que se celebró el 20 de enero en la Catedral de Cristo.

Este evento es parte de una serie de actividades que se están llevando a cabo como parte del gran V ENCUENTRO NACIONAL de Pastoral Hispana/Latina. Este proceso comienza desde la base por lo que el primer encuentro se lleva a cabo en la parroquia, luego continúa con éste que fue el diocesano, y al final del mes de abril tendrá lugar el regional en cual participan las diócesis de los estados de California, Nevada y Hawái que forman la región XI, finalizando con el nacional que será en septiembre. Dos de los objetivos principales de este proceso son la consulta y la reflexión los cuales nos proveen la oportunidad de escuchar al pueblo en sus necesidades, en sus gozo y esperanzas, en su realidad. El proceso del V Encuentro es animado por una espiritualidad de discípulos misioneros que saben salir al encuentro de las personas y acompañarlas en su vida cotidiana y en su vida de fe. 

La respuesta misericordiosa de Lorena y sus hermanos de comunidad fue exactamente lo incluido en la oración inicial del encuentro:  “Dios de infinita misericordia, Tú que enviaste a tu Hijo resucitado a salir al encuentro de los discípulos de Emaús, concédenos hoy un espíritu misionero y envíanos a salir al encuentro de nuestras hermanas y hermanos: a caminar junto con ellos en amistad, a escuchar sus tristezas y alegrías con compasión y proclamar tu Palabra con valentía, para que puedan reconocerte de nuevo en la Fracción del Pan. Envíanos a todos como discípulos misioneros, y quédate con nosotros para siempre, mientras nos dedicamos a compartir la alegría del Evangelio con generaciones de toda raza, lengua, cultura y nación.

Te lo pedimos desde nuestros corazones ardientes llenos del Espíritu Santo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo y por la amorosa intercesión de nuestra Santa Madre, María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en las Américas. Amén”.

No obstante a la respuesta de amor a su prójimo, Lorena dijo que, “incluso los católicos muchas veces tienen miedo de acercase a la gente, porque tal vez son extraños”.

“En aquella experiencia, nosotros sentimos que Dios nos había enviado para ayudar esos hermanos a quienes ya conocíamos”, dijo. “Pero también necesitamos aprender a saber cómo romper el hielo y poder discernir sobre aquellos que están en la calle y vemos que están tristes, sufriendo y nadie les ayuda…Yo quisiera aprender y saber cómo poder acercarme a ellos y darles al menos una palabra de consuelo y aliento”.

Alejandra Estrada, catequista en la iglesia Santa Bárbara en Santa Ana expresó que la Diócesis de Orange debería crear un ambiente de comunidad, creando eventos donde pueda asistir la familia, incluyendo niños y adolescentes.

“Una idea que manejamos en mi grupo de trabajo fue tener un equipo de bienvenida en las parroquias y crear un espacio de tiempo después de la misa para que la gente se conozca y conviva”, sugirió. “También se pensó en un día de campo para toda la familia con nuestros líderes de la Iglesia, y los sacerdotes son claves para la participación e involucramiento”.

Estrada y los integrantes de su grupo sugirieron que se estableciera una forma de crear fondos para ayudar a las personas para que puedan recibir formación humana, integral, espiritual y apostólica “a fin de que estén preparados para salir a las calles y a los hogares a evangelizar como parte de un ministerio”.

La catequista mencionó que ha tenido la oportunidad de ver a padres de familia que llevan a sus niños a las clases de catecismo y están “hambrientos” de conocer más sobre la Iglesia, de la Palabra de Dios y las Sagradas Escrituras, “pero están impedidos porque son explotados en sus trabajos, les pagan muy poco y apenas sobreviven y deben convivir varias personas en un mismo departamento o hasta dos familias viven en un mismo lugar, entonces, habría que formar programas de ayuda financiera y decirles con hechos concretos a aquellos que sufren que no están solos, porque para la comunidad hispana la mayor importancia es mantener a la familia unida”.

Entre otras ideas prácticas, destacaron ayudar a quienes son residentes permanentes para que se hagan ciudadanos; dar seguimiento a los jóvenes que no están adheridos a ningún ministerio parroquial o tener encuentros de seguimiento para analizar las necesidades del Pueblo de Dios y, además, crear espacios de comunicación de padres a hijos.

“El llamado a ser discípulos es para todos”, afirmó Armando Cervantes, director de la Oficina de pastoral para Jóvenes y Jóvenes Adultos. “Los Obispos de Estados Unidos están trabajando en una gran estrategia de evangelización”.