Local

CONVERSIÓN, ORACIÓN Y PENITENCIA SIGUEN SIENDO SÚPLICAS DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

“LA ORACIÓN ES LO QUE NUESTRA MADRE SIGUE PIDIENDO AL MUNDO”, DIJERON LOS CREYENTES CATÓLICOS

By JORGE LUIS MACIAS     12/4/2017

Cumplido el centenario de las apariciones marianas, que tuvo su origen en los testimonios de tres pequeños pastorcitos: Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, los ruegos de la Virgen de Fátima en la Cova dan Iria, Portugal, siguen siendo los mismos: Conversión, Oración y Penitencia.

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, la santísima Virgen María se apareció e hizo graves denuncias sobre la situación del mundo. Antes, el Ángel de la Paz dice a los niños en su Primera Comunión: “Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios” … “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, porque no hay nadie que se sacrifique y rece por ellas”.

Por lo anterior, durante la Misa celebrada en la Catedral de Cristo, el 13 de octubre, el padre Robert J. Spitzer, S.J., presidente del Centro Magis de Razón y Fe y del Centro, Spitzer dijo que era una “extraordinaria sensación” saber cómo Dios y María triunfan en el mundo, a pesar del mal.

“Debemos orar para que el mundo crezca más hacia una profunda conversión, arrepentimiento y esperanza”, expresó. “Con su gloriosa aparición en Fátima, la humilde virgen ruega para que en el mundo acaben las guerras, la desesperación, la depravación, la arrogancia y encontremos nuestra fe y esperanza a través del rezo del Santo Rosario”.

En efecto, uno de los mensajes proféticos de la Virgen es que su Hijo quiere la creación de la Devoción al Inmaculado Corazón de María.

Para ello, solicitó la instauración de la práctica de los Cinco Primeros Sábados, que tradicionalmente son dedicados al rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario: La Resurrección del Señor (Mt. 28, 26), La Ascensión del Señor, (Lc. 24, 50-52) La Venida del Espíritu Santo (Hch. 2, 1-4), La Asunción de la Santísima Virgen (Cant. 3,6; 8,5. Is. 61, 10) y La Coronación de María Santísima (Ap. 11, 19 – 12, 1).reparación al corazón inmaculado de maría

La dedicación de los primeros sábados de cada mes a esta devoción se realizó con el propósito de hacer reparación al Inmaculado Corazón de María, a causa de blasfemias y ultrajes de los pecadores en el mundo.

Fátima ha sido sin duda la más profética de las apariciones modernas.  La primera y la segunda parte de sus apariciones y sus tres “secretos” se refieren a la visión del infierno y oraciones para salvar a los pecadores.

En su aparición de julio de 1917, la Virgen hizo referencia a algunos de los eventos más trascendentales y movimientos que dieron forma al mundo moderno.

Ella habló a los videntes del fin de la Primera Guerra Mundial, pero advirtió de otra guerra mayor si la gente no hacía caso de su llamado a la oración, a la penitencia y enmienda de vida.

También advirtió de la amenaza del comunismo que se levantaría en Rusia y extendería sus malas enseñanzas en todo el mundo, provocando guerras y otras calamidades, sobre todo las persecuciones a la Iglesia Católica y al Santo Padre. También advirtió de las hambrunas que afectarían a diversas partes del mundo, como Europa del Este en los años 1930.

El padre Robert J. Spitzer expuso que el camino hacia el arrepentimiento y la esperanza se manifiestan simplemente por la humildad de acercarse al Inmaculado Corazón de María Santísima a través del rosario.

El tercer “secreto” de Fátima, la monja Lucía Dos Santos lo guardó en un sobre sellado. Finalmente, en 1957, lo entregó al Vaticano y fue hecho público por el papa Juan Pablo II en 2000.

En esta revelación, que ocurrió el 13 de octubre de 1917, se describe la llegada de un ángel que pide penitencia con una espada en llamas en la mano izquierda. Esa visión también mostraba al Papa y a un corte de clérigos que iba escalando una montaña mientras eran acribillados con balas y flechas.

Además, en la escena se describe la presencia de dos ángeles: “Bajo los dos brazos de la cruz estaban dos ángeles. Cada uno con una jarra de cristal en las manos, recogiendo en ellos la sangre de los mártires”.

Esta visión se interpretó como una predicción del atentado que sufrió el Papa Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981 a manos de un pistolero turco llamado Mehmet Ali Agca.