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LA FE MUEVE MONTAÑAS Y TAMBIÉN EL AMOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN

EL PADRE SAÚL ALBA RECUERDA QUE JESÚS SIEMPRE RECOMIENDA LA DEVOCIÓN A MARÍA PARA RESTARLE FUERZAS AL PODER DEL DEMONIO

By JORGE LUIS MACÍAS     1/17/2019

El padre Saúl Alba sudó literalmente entre las gotas de lluvia. 

En su mano izquierda sostenía una sombrilla y los papeles que debía leer para seguir el orden de cada oración.  También sostenía un megáfono. Y en la mano derecha, el padre Saúl cargaba su rosario y dirigía a un numeroso grupo de fieles devotos del Santo Rosario.

Todos le hacían segunda. De sus labios, salían palabras de amor a la Virgen, con el Salve María, y del amor por Dios, en el Padre Nuestro.

De sus manos y de sus corazones brotaba una lluvia de rosas para la Virgen Santísima. Y de su garganta, piropos de amor a la Madre de Dios.

“En una de las últimas revelaciones de la Madre Santísima parece haber dicho que mucha oración no es suficiente”, dijo el sacerdote. “La oración tiene que ser constante. El mismo señor Jesucristo nos dio ese ejemplo cuando estaba aquí, en la tierra”.

 “La noche anterior a la caminata, cuando escuchaba los truenos que anunciaban la tormenta que venía me preguntaba: ¿Qué va a pasar mañana?”, recordó el clérigo. “Al estar todos ahí, su fe me hizo recordar a las personas en la calle que la conversión es posible. El caminar y el rezar bajo una lluvia tenaz es una prueba más de los motivos más bonitos de la fe de esta gente”.

No ha sido la primera vez en que al padre Alba quien nació y creció en San Luis Potosí, México le suceden experiencias hermosas que le comprueban el amor de Dios por sus hijos. En la actualidad se encuentra en proceso de incardinación para la Diócesis de Orange.

 “Es cierto que la fe mueve montañas, pero también el amor a la Santísima Virgen”, expresó. “Es la fe y el amor a Dios y a las almas lo que ha movido los corazones de todos para orar bajo la llovizna…Ellos han perseverado en su fe y se mantienen firmes en Cristo y la Virgen, auxiliados por el poder del Espíritu Santo”.

Asignado por el Rev. Obispo Kevin W. Vann para trabajar en la iglesia del Espíritu Santo, en la ciudad de Fountain Valley, el padre Alba recibió educación agustiniana en la primaria y se graduó de una secundaria salesiana. En sus primeros años antes de entrar a la etapa adulta, trabajó en negocios y en la educación e incluso hizo una carrera como abogado civil en San Luis Potosí, antes de responder al llamado al sacerdocio. 

“Mi viaje hacia el sacerdocio comenzó cuando me uní al Ejército Azul de Nuestra Señora de Fátima, donde un asesor espiritual me animó a ingresar al Seminario Diocesano local de San Luis Potosí”, recordó. “Después de dos años allí, me invitaron a continuar mis estudios en Mt. Angel Seminary en Oregón y me convertí en un sacerdote ordenado para la Diócesis de Baker (Oregón) en 2002.

He ahí una razón más por la cual le correspondió dirigir el Santo Rosario con sus feligreses, en honor a la Virgen de Fátima.

“Por revelaciones de nuestra Madre Santísima y de su hijo Jesús a distintas personas místicas en la historia de la salvación el rosario es muy importante y él siempre recomienda la devoción a su madre para orar con ella. “San Antonio María de Ligorio dice que la persona que no reza cae, sea sacerdote o no, obispo o no, laico o no; la oración es demasiado necesaria”.

De la misma forma, resaltó la prioridad que debe prevalecer en las familias que deben enfatizar en la catequesis de los hijos, la enseñanza de la fe y las devociones.

“Cuando estuve en Oregón y en la Diócesis de Vancouver (Canadá), estuve promoviendo el Santo Rosario con la Virgen Peregrina en casas de los fieles”, dijo. “Eso es algo precioso, bonito, virtuoso. El Santo Rosario permite que los poderes sobrenaturales del bien derramen bendiciones sobre las familias y el mundo entero. Si bien sin la oración de todos modos hay gracias de Dios, en las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús se nos dice que aquellos que se acogen al corazón de Jesús y a la Virgen nunca van a estar desamparados”.