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LA ORACIÓN ES PODEROSA

LA FE MANTIENE LA ESPERANZA VIVA EN LAS FAMILIAS DIVIDIDAS

By CATHI DOUGLAS     7/28/2017

Las familias divididas o fragmentadas datan de los primeros tiempos del cristianismo. Basta con considerar a los hermanos aguerridos, Caín y Abel, y su relación disfuncional. Aun así, Dios nos dice que la esperanza existe a través de Él en Jeremías 29 11-12: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor; planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé”.

No hay familia que goce de una vida feliz sin el desorden de las relaciones interpersonales, explica Michael P. Donaldson, director de la Oficina de cuidado pastoral para las familias en todas las etapas.

“Crecí en un ambiente desordenado que no era propicio para la tranquilidad”, indica Donaldson, cuyos padres se divorciaron cuando él era un niño. Al crecer con la angustia y el desorden de su familia dividida, encontró fuerza, propósito y dirección para su fe católica. “Para mí y por mi parte, encontré esperanza y fuerza a través de la fe. Cristo fue quien me guio”.

El poder de la fe puede unir a las familias, incluso si se encuentran divididas, según Patricia Wenskunas, fundadora de ‘Sobrevivientes del crimen’, con sede en Irvine, que trata diariamente a las familias en crisis debido a la violencia doméstica.

“Con fe, hay esperanza”, dice Wenskunas. “Vivimos tan ocupados que nos olvidamos de orar, pero hoy en día necesitamos la fe más que nunca. Las familias han perdido la dirección y no saben a quién recurrir o a quién confiar. En esta travesía, usted encontrará la dirección y la fuerza si usted se apoya en la Iglesia”. El poder de la oración une a las familias, sin drama ni política, pero con fe, añade.

Las familias en crisis preocupan a la Iglesia Católica y otras tradiciones religiosas en todo el mundo y, por lo tanto, el tema se abordó en una declaración conjunta entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica. La declaración dice que la secularización de la sociedad y su alejamiento de lo espiritual y lo divino es una preocupación común en la crisis de la familia.

“La fe es esencial para el propósito de la familia”, agrega Donaldson. “Es el núcleo o el punto central de la sociedad. La fe es el ancla que proporciona esperanza cuando la vida está llena de retos”.

A pesar de que la misa dominical requiere solo una hora o algo así, es una parte central de nuestra fe católica y la Eucaristía es la cumbre de nuestra fe, observa. “Cuando asistimos a la misa dominical, las Gracias de Cristo nos permiten permanecer enfocados en nuestro viaje aquí en la tierra”.

Las oraciones vespertinas y bendecir los alimentos antes de comer reconocen que la mesa familiar es el altar de la Iglesia en el hogar, dice Donaldson. “Sabemos que la tradición de la cena, cuando compartimos los alimentos y compartimos nuestras vidas, se está desapareciendo. Las actividades externas no pueden hacernos olvidar la importancia de comer juntos”.

Idealmente, las actividades basadas en la fe, incluyendo la misa dominical y las oraciones diarias, deben de ser iniciadas por uno de los padres, aconseja. “Pero la fe de los niños es tan inocente que puede inspirar y apoyar a los padres”. En cualquier caso, indica, los padres son la fuerza central y la clave para infundir la fe en la familia.

Donaldson recuerda que una madre que permaneció conectada con la iglesia, a pesar de su divorcio, se aseguró de que cada uno de sus hijos participara en el ministerio juvenil, equipos de liderazgo y otras actividades de la iglesia. Años más tarde, todos sus hijos, ahora ya adultos, siguen activos en la vida de la parroquia.

“La mamá era el ancla”, declara Donaldson. “Los niños podrían decir fácilmente que Dios los rechazó y extraviarse. Pero debido a la fe de su madre, ellos están bien y permanecen activos en la Iglesia”.