Cada noche, en parques, refugios, jardines, en el piso de cemento o en las riberas del Río Santa Ana duermen 4,792 personas sin hogar. Y Jesús, la Palabra revelada se preocupa por ellos porque los pobres representan la imagen oculta de Dios.
Ellos, los pobres y marginados por la sociedad, requieren una solución a esta problemática con vivienda asequible.
Los desamparados son diversos: jóvenes, hombres y mujeres, personas crónicas y sin hogar, solos o en familias.
A pesar de sus diferencias, cada uno de ellos necesita una respuesta humana a una crisis no solo de vivienda accesible, sino de salud y seguridad pública.
Por el contrario, la respuesta ha sido criminalizar el hecho de ser pobre o indigente. Lo cierto es que ha fracasado el Plan de 10 Años de la Comisión para erradicar la falta de vivienda.
En 2018, se cumpliría el plazo para acabar con la falta de vivienda en el Condado de Orange, en que aumento 7.6% el número de personas sin hogar.
Entre 2015 y 2017, la cifra de indigentes se incrementó de 4,452 personas a 4,792.
Uno de ellos es Cristóbal Dávila, de 48 años.
El perdió su trabajo y se quedó sin dinero. Su esposa le pidió el divorcio, su hija de 12 años se quedó sin padre y él pensó en cometer suicidio.
“Yo cortaba metal en una compañía de Huntington Beach”, dijo Dávila. “La compañía se declaró en bancarrota, cerró y todos perdimos el trabajo”.
miles de niños a la deriva
Para directivos de Families Forward del Condado de Orange, uno de los segmentos de más rápido crecimiento de la población sin hogar son las familias trabajadoras con niños que luchan para cumplir sus necesidades más básicas.
El alto costo de la vida básica, que incluye alquiler, transporte y cuidado de niños, junto con la falta significativa de viviendas asequibles, pone en riesgo a muchas familias.
Más de 28,000 niños en edad escolar no tienen hogar o tienen una vivienda insegura.
“Estas son las familias que vemos todos los días”, dijo Elizabeth Andrade, directora de servicios de vivienda y programas para Families Forward. “Para ellas, la solución permanente es vivienda accesible”.
Tan solo en 2017, personal de Families Forward rescató a 203 familias que vivían en un refugio o en el interior de un automóvil. Ellos prefieren vivir así después de haber enfrentado alguna situación difícil, y permanecer juntos como familia, bajo cualquier circunstancia porque los padres no quieren perder la custodia de sus hijos.
“porque tuve hambre y me diste de comer…”
“…Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber…Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. (Mt 25: 31-46).
Para las personas sin hogar y quienes conforman el prójimo hambriento, desnudo o sediento, el veredicto de Jesús está basado en la actitud de la sociedad hacia los semejantes, puesto que cada hombre en la condición que sea es figura de la imagen de Dios. Esa imagen que comenzó en rostros de hambrientos o sedientos como Cristóbal Dávila.
“Todos somos hijos de Dios y merecemos un trato digno”, dijo. “¿A poco creen que uno está aquí por gusto?; a mi ex esposa se le acabó el amor cuando se terminó el dinero. Ella me abandonó”.
Está desilusionado por tener que vivir entre maleantes, drogadictos, enfermos mentales y numerosas personas que llevan años en la indigencia.
Pero Cristóbal no pierde la esperanza.
“Yo estaba listo para morir cuando me puse la pistola en la cabeza”, comentó. “Aquella vez me salvaron dos ángeles que Dios me envió, y por eso ayudo aquí [a orillas del Rio Santa Ana] a cuantos puedo…Muchos de los que estamos aquí solamente necesitamos una oportunidad de trabajo y un techo donde vivir”.
Frente a este testimonio, Greg Walgenbach, director de la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la Diócesis de Orange citó el Evangelio de san Lucas, al decir, “Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el Reino de Dios”.
“Dios ya nos ha enseñado el lugar de los pobres en el reino de Dios”, dijo. “Somos nosotros los que estamos alcanzando la visión que Dios nos ha dado. Pero esperar demasiado tiempo para actuar cuesta vidas humanas y a denigrar o echar culpas cuesta dignidad humana. Que Dios nos conceda corazones llenos de amor, compasión, y justicia…que nos conceda ojos para ver a su hijo Jesucristo”.