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PACIFISTAS EN WASHINGTON PIDEN PAZ, DESARME DE ARMAS NUCLEARES 

By CATHOLIC NEWS SERVICE     8/11/2017

WASHINGTON (CNS) — Un grupo de pacifistas en contra de armas nucleares se reunió frente a la Casa Blanca durante la fiesta de la Transfiguración del Señor para implorar al gobierno estadounidense que vaciara sus arsenales y se enfocara en la paz mundial. El grupo también dijo que la posesión y modernización de armas nucleares para su posible uso es un pecado.

“La armas nucleares son inmorales, ilegales, contra la vida, contra la creación, están en contra de Dios y no tienen derecho a existir”, dijo Art Laffin, de la comunidad Dorothy Day Catholic Worker de Washington, el 6 de agosto conmemorando el aniversario 72 del bombardeo atómico de Hiroshima, Japón.

Él dijo que la fiesta de la Transfiguración invita al mundo a “decirle sí al Dios de la vida, que nos ordena amar y no matar, y decir no a las fuerzas del mal, la muerte y la destrucción”.

Durante la vigilia, Laffin le dijo al grupo que el aniversario era un momento para “recordar el horror, arrepentirse del pecado y recuperar un futuro sin armas nucleares”.

El grupo incluyó miembros de varios movimientos católicos en contra de armas nucleares. Ellos se habían reunido para disculparse por el bombardeo de Hiroshima y por el bombardeo tres días después, el 9 de agosto de 1945, de la ciudad japonesa de Nagasaki, ambas culminando en las muertes y mutilación de cientos de miles de personas, dijeron los pacifistas.

Mientras se reunían frente a la mansión presidencial, representantes de organizaciones como la Oficina Maryknoll para Asuntos Globales, Pax Christi USA y Columban Center for Advocacy and Outreach colocaban fotos de la destrucción y las víctimas japonesas del bombardeo, llamándolo un “santuario del recuerdo”.

Los participantes fueron invitados a comprometer de nuevo sus vidas al “desarme y la desarticulación de la maquinaria de destrucción masiva” y ofrecieron una disculpa a los sobrevivientes del bombardeo.

Durante el evento se distribuyeron rosas rojas y blancas a los participantes. Se dijo que las rojas simbolizaban lo sagrado de la vida y el duelo y sufrimiento causado por la guerra y el bombardeo atómico. Las rosas blancas, dijeron, simbolizaban la esperanza y el compromiso para trabajar por un mundo sin violencia.

Laffin criticó el compromiso estadounidense de gastar $1 millón de millones durante las próximas tres décadas para modernizar el arsenal nuclear. Él dijo que tal gasto es “un robo directo a los pobres”.

“Si Estados Unidos verdaderamente ha de liderar en el camino al desarme verdadero, primero tiene que arrepentirse por los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki. Solamente entonces puede Estados Unidos pedir legítimamente que otras naciones se desarmen”, él dijo.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, líderes políticos estadounidenses han mantenido que las armas nucleares son necesarias y sirven como disuasión a potenciales ataques desde otros países.

Los pacifistas planeaban una segunda vigilia el 9 de agosto en el Pentágono para recordar el bombardeo de Nagasaki.