Fe Y Vida

¡PERO MAMI!

UN ENFOQUE DE FE A LA CRISIS DE LA ADOLESCENCIA

By Cathi Douglas     9/9/2015

Cualquier padre puede contarle que la ansiedad es una parte inquietante, pero común, de la vida de un adolescente. Puede parecer que el adolescente reacciona de forma exagerada a las situaciones aparentemente intrascendentes, como que le pidan que resuelva un problema de álgebra en frente de la clase, sin embargo, la evidencia científica sugiere que los adolescentes son más vulnerables a la ansiedad social y otros trastornos emocionales.

Los investigadores en Harvard encontraron que el cerebro de los adolescentes procesa la información de manera diferente al cerebro de un adulto. “No asuma que porque usted presentó un argumento o idea que los adolescentes lo estén interpretando de la misma manera en que se les presentó el argumento”, aconseja la neuropsicóloga de Harvard, Deborah Todd-Yurgelum. “La corteza prefrontal del cerebro continúa desarrollándose y si la estructura neural no está en su sitio, el adolescente no puede procesar las cosas al mismo nivel que un adulto”.

A medida que el niño(a) madura, la corteza prefrontal toma mucha de las funciones de los procesos cognitivos. Esta “inmadurez” puede inhibir la capacidad de los adolescentes a pensar fuera de sí mismos o de verse a sí mismos con precisión. Y por tal razón, pueden sentirse como si estuvieran constantemente al frente del escenario o siendo juzgados.

Entonces, ¿cómo pueden los padres entender la ansiedad de los adolescentes en casa y encontrar soluciones dentro de su fe católica?

James Sanders, un terapeuta familiar profesional con oficinas en Newport Beach y Rancho Santa Margarita, cree que los padres deben presentar perspectivas serenas y razonables. Al moderar sus respuestas, los padres demuestran a los adolescentes que la mortificación que sienten por los contratiempos sociales es temporal.

“El mantener la calma frente a lo que podría ser una situación con una reacción emotiva es importante, de lo contrario todos empiezan a actuar como niños de 4 años”, dice Sanders. “El enseñar a los niños que todos aprendemos de nuestros errores y de los errores de los demás ayuda a que entienda que la vergüenza y la timidez se desvanecen con el tiempo”.

Como parte del mecanismo de defensa del cuerpo, la ansiedad acciona el instinto de lucha o huida cuando se percibe peligro. Los padres pueden ayudar a sus hijos a combatir la ansiedad con algunos métodos sencillos:

  • Reconozca sus temores en lugar de ignorarlos o intentar que no se les de importancia.
  • Asegúreles que con el tiempo todo pasa y todo estará bien.
  • No intente prevenir el miedo por completo. Al contrario, estudie, junto con su hijo(a), lo que lo pone nervioso. Anímelos a tomar pequeños riesgos con pequeños pasos.
  • Sea positivo y un respaldo en lugar de gritar, y no permita que su hijo(a) evite las situaciones que le provocan ansiedad.
  • Cuando algo asuste a un niño, hable con ellos y ayúdelos a dominar sus miedos.

 

Las redes sociales son particularmente peligrosas para los adolescentes, explica Sanders, porque lo que se publica en ellas va a un público muy amplio —las metidas de pata y las victorias personales. “En el pasado, las cosas que sucedían dentro de la familia se convertían en una broma privada, no pasaban a mayores. Ahora, los adolescentes saben que todo el mundo se entera, todos lo comentan, y queda grabado para siempre”.

Tal vez la mejor manera de ayudar a los adolescentes a poner las cosas en la perspectiva correcta es que los padres puedan crear un espacio seguro para demostrar las emociones, donde se sientan cómodos de expresarse, dice Sanders. El escuchar que sus padres pasaron por la misma crisis de adolescencia y sobrevivieron, ayudará a los adolescentes.

“Ser católico es algo universal. Eso significa que todos estamos en el mismo barco”, indica Sanders. “Aceptamos a todos y nos damos cuenta de la bondad y belleza dentro de nosotros como hijos de Dios”. El reafirmar a los niños que son lo suficientemente buenos y bendecidos con muchos dones ayuda a fortalecer su autoestima en la edad adulta.

También es importante recordar, dice Sanders, que los adolescentes empiezan a entender quiénes son en medio de los cambios hormonales y el desarrollo del cerebro. “Si se sienten incomprendidos, su mayor temor es que los definan por sus errores”.