Local

¿POR QUÉ FUI A ÁFRICA?

OLIVIA CORNEJO TUVO UN ENCUENTRO SAGRADO EN LO MÁS HUMILDE Y APRENDIÓ SU VOCACIÓN DE SERVICIO CON CRS DURANTE UNA VISITA A LOS POBRES DE GHANA Y BURKINA FASO

By JORGE LUIS MACÍAS     10/17/2018

África estaba al otro lado del mundo, y el sueño de conocer ese continente era algo mágico, lejano e inalcanzable para Olivia Cornejo.

Pero, en 2010, al ser parte de una delegación de líderes ministeriales hispanos en comunidades pobres de Ghana y Burkina Faso le permitió tener un encuentro sagrado con los más humildes hijos de Dios.

“Cuando era pequeña veía dos revistas de misioneros “Aguiluchos” y “Almas”, dice Olivia, actual directora del Instituto para el Ministerio Pastoral en la Diócesis de Orange. “Mi abuelita las recibía y le decía a Olivia que ella tenía muchos “ahijados negritos”.

Al hacer cualquier donativo, un niño en África se evangelizaría y por supuesto, se bautizaría. La preocupación no era si tenían comida, sino que más bien pudieran ir al cielo. 

Eran tiempos en los que se creía erróneamente que los no bautizados no irían al cielo.

Olivia conoció a María Arroyo, quien le enseñaría la obra humanitaria que lleva a cabo Catholic Relief Services (CRS), la agencia internacional fundada en 1943.

Su conocimiento de África era que la mayoría de los colonizadores extranjeros han conquistado y saqueado ese continente.

En su caso, fue al revés. África conquistó el corazón de Olivia.

“Fue una aventura, un parteaguas para mí”, dice. “Fue un encuentro sagrado con los más humildes del pueblo de Dios”.

Ella había visto la pobreza de los países africanos en documentales o programas de televisión. Pero no nunca antes había contemplado la realidad en persona.

Relata que, cuando llegaron a Ouagadougou, la capital de Burkina Faso, le impactó ver la pista de aterrizaje, era lo único que tenía pavimento. El piso de las oficinas del aeropuerto era de tierra.

“Recuerdo que nos explicaron que Burkina Faso era un país que tenía pocos años de independencia”, dice. “Su economía y la situación gubernamental estaban tremendamente débiles y la población buscaba sobrevivir”.

En un autobús viajaron a aldeas despobladas. En una de ellas el autobús no pudo avanzar porque el camino de terracería terminaba. Y tuvieron que ir a pie.

Un grupo de danzantes salió a su encuentro. Bailaban al ritmo de sus rituales sagrados, para agradarles.

En el alma de Olivia había una gran mezcla de sentimientos y pensamientos. En medio del despoblado, la presencia de Dios era palpable para ella.

En otra aldea fueron recibidos con regalos: un chivo y una cesta de huevos. Para los habitantes de Burkina Faso eran sus mayores tesoros. Era todo lo que tenían. Algo similar a la ofrenda de la viuda pobre (Marcos 12: 41-44).

 “Estos encuentros fueron como cuando recibes a un familiar o un amigo que no has visto por mucho tiempo y no sabes si llorar o reír”, afirma. “Pero, definitivamente sí fueron momentos que puedo describir como estar en un espacio sagrado, al haber estado un momento en la vida de esas personas”.

Olivia señala que, gracias a los proyectos de los Servicios de Auxilio Católico (CRS), las familias estaban entregadas a los proyectos que les daba esperanza de un mañana mejor.

Sobre todo la esperanza de vivir con dignidad.

En una aldea donde se comenzaba a introducir el concepto del ahorro -una cooperativa- como se le conoce en algunos lugares.

Ellos cuidan de sus ahorros en una sencilla cajita de madera, que se abre solo cuando todos los miembros están presentes para conducir sus transacciones.

CRS está transformando vidas. Se pudo excavar un pozo artesanal. Los pobladores ya tienen agua y no se preocupaban tanto de no tenerla, sobre todo cuando se presentaban los partos a las mujeres ya que tenían que ir por el agua a kilómetros de distancia.

“Duele el dolor ajeno”, medita Olivia Cornejo. “Al recordar a estos hijos de Dios me mueve a ayudar para que se sepa de su existencia y contribuir en proyectos que favorezcan recuperar su dignidad como seres humanos”.

En Ghana la situación parecía un poco mejor. Un país más desarrollado. Habían logrado su independencia 50 años atrás. Eso les brindaba un poco más de estabilidad en todos los aspectos.

Aunque también con muchas necesidades. En muchos lugares apenas se está introduciendo el concepto de usar letrinas, ya que muchas personas todavía tienen que ir a campo abierto a hacer sus necesidades fisiológicas.

“Mi Dios ¿Cuál es el propósito?” “¿Por qué estoy en África?”. Las preguntas retumbaban en su mente y corazón.

La respuesta era que Olivia debía involucrarse con mayor profundidad en las tareas de los Servicios de Auxilio Católico (CRS)

Ella sabe que Dios le concederá tanto a cada quien, para que uno sepa poner ese propósito de vida al servicio del prójimo.