Local

PROPÓSITOS FIRMES

LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO NOS IMPULSAN A LA ACCIÓN, Y TAMBIÉN NOS HACEN SENTIR BIEN

By CATHI DOUGLAS     1/7/2019

La tradición de hacer propósitos de Año Nuevo comenzó durante el reinado de César, cuando el calendario se ajustó para que enero caiga donde está hoy día.

En una historia del diario Washington Post del 31 de diciembre de 2015, el escritor Howard Bennett señala que, en la época de César, las resoluciones de Año Nuevo eran de naturaleza moral, como ser amable con los demás.

Y mientras que los propósitos de Año Nuevo no son específicamente una práctica católica, reflexionar sobre los cambios que esperamos ver en nuestras vidas es algo muy católico.

“Nuestro Dios es un Dios de segunda, tercera, cuarta y oportunidades interminables”, explica Katie Dawson, directora diocesana de la Formación de fe parroquial. “Examinar nuestra conciencia es un buen punto de partida para amar a Dios, unos a otros y recibir el amor de Dios en nuestras vidas”.

Cuando cultivamos repetidamente los buenos hábitos esenciales para cambiar nuestras vidas, explica Dawson, la ciencia muestra que crecemos materia blanca en nuestro cerebro. “El cultivo de pequeños hábitos diarios que sean manejables en lugar de emprender transformaciones demasiado ambiciosas es la clave para el éxito en el cumplimiento de nuestras resoluciones”.

Theo Tsaousides, al escribir par Psychology Today, dice que nuestros cerebros requieren hacer propósitos, que hacerlos en la única manera de hacer algo. “Las metas significan claridad”, escribe. “Las metas te proporcionan una visión y dirección”.

Además, dice Tsausides, las metas dan sentido y propósito a nuestras vidas, incluida una manera de mejorar nuestras vidas y las de los demás. Como era de esperar, tener metas nos hace sentir bien.

La Iglesia Católica ofrece muchos métodos para reflexionar sobre nuestras vidas e identificar áreas que podemos mejorar, dice Dawson. La tradición ignaciana nos instruye a examinar nuestras vidas cada mañana y analizar nuestras prioridades. Por la noche, revisamos nuestras acciones y elevamos nuestro día —ya sea bueno o malo— a Dios.

Dawson recomienda una guía útil para enumerar propósitos significativos. El sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) en usccb.org enumera, entre otros, un examen de conciencia recomendado basado en los Diez Mandamientos.

El único propósito que Dawson recomienda que todos hagan es dormir suficiente. Aunque no parece estar relacionado con nuestras vidas de fe, dormir es algo de lo que todos se benefician. “Todos son más amables cuando están bien descansados y es más fácil amar a las personas cuando dormimos lo suficiente. No enfocarse en el control, reconocer que Dios es Dios y aceptar que el mundo continuará incluso cuando duermo, es muy importante para todos nosotros”.

Dawson también sugiere que resolvamos hacer espacio en nuestro día para la soledad y las conversaciones con Dios. Iniciar cada día al elevar intencionalmente nuestros corazones y mentes a Dios, o leer las Escrituras del día nos ayuda a crear un espacio constante para la presencia de Dios en nuestras vidas.

Las aplicaciones católicas para teléfonos inteligentes, como Laudate, ofrecen innumerables formas de conectarnos con nuestra fe, incluidas las lecturas bíblicas de cada día y sugerencias para rezar el Rosario. Desarrollar proyectos familiares, como servir comidas a los hambrientos, involucrar a todos en un propósito basado en la fe. Otros propósitos podrían incluir desarrollar una devoción mariana, asistir a la misa diaria o confesarse una vez al mes.

“Fracasamos al querer cumplir nuestros propósitos simplemente porque somos humanos”, declara Dawson. “Con todas las fuerzas y demandas difíciles del día a día, puede pasar un año y nos damos cuenta de no hemos alcanzado esas metas importantes”.