Local

REGOCÍJENSE EN EL SEÑOR TODO EL TIEMPO

“DIOS NOS DA ALGO SUYO PARA QUE PODAMOS HACER EL TRABAJO, NO ENOJADOS NI TRISTES, SINO EN ALEGRÍA Y EN PAZ”

By JORGE LUIS MACIAS     6/14/2018

Cuando se habla del gozo de ser un discípulo misionero del Señor, todos entienden la paradoja de la presunta contradicción de ir en contra de la opinión común. Es necesario distinguir entre las emociones de estar alegre y la realidad espiritual del gozo en el Señor.

En su carta a los Filipenses ((Flp 4: 5-9), San Pablo dice: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres… Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús… Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros”.

“Si somos honestos, muchas veces nos sentimos agobiados por nuestras responsabilidades”, dijo Jim Murphy, actual presidente del Servicio Católico Internacional de Renovación Carismática. “Por ejemplo, me tocó ver sufrir a Juan Pablo II, no solo físicamente, sino también verlo sentir el peso emocional y espiritual, pero siempre atento a sus responsabilidades”.

Según la Palabra de Dios, el gozo del Señor es nuestra fuerza. Es un don de Dios.  Es parte del fruto del Espíritu Santo, una calidad divina que Dios dispone para sus siervos como un regalo para fortalecerlos y animarlos, porque cada ministerio incluye lágrimas y cargar la cruz.

“Sin el gozo del Señor, simplemente querríamos escapar de todo, y dejar todo atrás”, aseguró Murphy, frente a centenares, durante el IX Congreso para Líderes de la Renovación Carismática del Condado de Orange. “Así que, Dios nos da algo suyo para que podamos hacer el trabajo, no enojados ni tristes, sino en alegría y en paz. Y podemos hacer el trabajo con amor”.

Murphy compartió con la audiencia un principio para que lo recuerden todo el resto de la vida: “Para todo lo que Dios te llame a hacer en la vida, él te dará la capacidad para hacerlo, así como San Pablo dice ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Eso no es arrogancia; es una confianza absoluta en la gracia del Señor”.

El conferencista expuso que la palabra “gozo” no significa que, en cierta forma, uno tiene que crear para que ocurra, sino que es un regalo de Dios que él ya ha puesto en la vida de cada uno, y citó que en el Salmo 18 el Rey David expresa que el “Señor es nuestra fortaleza”.

Y, detrás de esa frase del Antiguo Testamento, Dios llamó al profeta Nehemías para una misión casi imposible: reconstruir la ciudad de Jerusalén que había sido destruida por sus enemigos.

Desde el punto de vista humano eso era casi imposible: su ciudad natal, había sido quemada y destruida (Nehemías 2:1-3). Nehemías lloraba, estaba desanimado y parecía que todo estaba perdido. Los demás pensaron que estaba enfermo; parecía perdido todo lo que amaba.

Pero el copero de rey Artajerjes, antes de hacerle su primer pedido al rey, oró a Dios.

“Eso nos enseña que debemos orar antes de actuar”, dijo Murphy. “El rey podría decir que no lo ayudaría, pero Nehemías tenía su corazón abierto; la sinceridad y la verdad siempre serán caminos para la respuesta de Dios”.

Entonces, Nehemías dividió las tareas entre las personas que lo acompañaban, pero enseguida comenzaron las oposiciones. Sanbalat, el horonita, y Tobías, el oficial amonita, comenzaron a ridiculizar a los judíos y a lo que estaban haciendo. Ellos y otros enemigos se enfurecieron al saber que la reconstrucción del muro estaba progresando y planearon atacarlos y crear confusión allí (Nehemías 4:4-9).

“Nehemías es un ejemplo de que tenemos que hacer nuestra parte en los proyectos que Dios nos da. No sirve solamente orar y no hacer nada. Él oraba, hacía y, así, el Señor le dio la victoria”, expresó Murphy. “Este es solo un pequeño hecho de la historia de Nehemías, pero nos muestra que Dios nos protege en la adversidad y nos ayuda a realizar lo que Él nos pidió”.

Con su quebranto y debilidad, y a pesar de que le robaron el material para la reconstrucción, Nehemías siguió adelante, el gozo del Señor era su fuerza.

“Yo puedo soportar cualquier cosa y sobrevivir. Con él puedo lograr todas las cosas”, concluyó. “Porque el Señor está con nosotros. ¡Gloria a Dios!”.