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UNA INTENSA CONVERSIÓN Y ENTREGA TOTAL A CRISTO

EL DIRECTOR DE TEATRO CATÓLICO EDGAR AVENDAÑO LLEVA A ESCENA LA OBRA “CRISTO VIVE”

By JORGE LUIS MACIAS     7/16/2018

El Mago de Oz, la musical y fantástica obra estadounidense producida por Metro-Goldwin Mayer fue el primer encuentro que Edgar Avendaño tuvo con el teatro.

Aquella experiencia de ser el mago durante el cuarto grado de primaria marcó la vida del director de la obra teatral “Cristo Vive”, donde se desarrolla la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

“Es Jesús quien realmente dirige detrás de las cortinas”, dice Edgar, director, productor y escritor de la obra sobre Jesús, que cada año se presenta en la Iglesia St. Pius X, en la ciudad de Santa Fe Springs.

Después de su encuentro con el Señor, en 2003, el Espíritu Santo lo condujo a Guadalupe Radio, una estación católica en la ciudad de El Monte. Fue asistente del cantautor católico Rafael Moreno, y, a la salida de este, Avendaño fue nombrado el nuevo director.

“Esa fue la manera en que entendí más y estudié más la vida de Nuestro Señor”, dice Edgar. “Para mí, era una obligación crecer en mi vida espiritual”. Sin embargo tuvo algunas luchas interiores y tiempos difíciles, entre ellas la pérdida de su abuelita, “fue como perder a una madre”, dice. “Luego quise ocultar mi dolor refugiándome en las drogas, fiestas y alcohol, y según esto, pasarla bien”. 

En realidad, Edgar sufría de una fuerte depresión por lo que algunas veces sentía que perdía la respiración; sufría pesadillas y se despertaba sudando todo el tiempo.

“En una noche en particular me desperté y me estaba viendo a mí mismo en la cama; no podía moverme y estaba inmóvil”, cuenta. “Escuchaba una voz oscura que me hablaba en tono bajo y no recuerdo cómo escapee de eso”.

Cuando recuperó la conciencia del momento, aquel joven de 22 años corrió al cuarto de su madre, Noemí, quien se había entregado por completo a Dios y siempre oraba por la conversión de su hijo.

En el cuarto de su madre encontró la paz que buscaba. Cuando cerró los ojos comenzó a escuchar una voz interior que le indicaba “entrégate a Dios”.

Edgar escuchó, con la oración de su madre, pidió perdón por todos sus pecados y errores cometidos al haber ofendido a Dios.

“Te entrego mi alma Señor, dije y me quedé dormido”, señala. 

Su madre se acercó a él y le preguntó si quería ir a confesarse.

“Le dije que sí”. Fueron a buscar una iglesia y un sacerdote, cuando bajaron del automóvil, ambos caminaron a las oficinas de la iglesia. Noemí se detuvo a orar frente a una imagen de la Santísima Virgen. 

No había sacerdote, pero sí una monja. “La monja fue a su gabinete y puso en mi mano un escapulario verde del Inmaculado Corazón de María”, recordó Edgar. “Comencé a llorar y sentí paz”.

“Mi mamá oraba y pedía a Dios que un ángel me cuidara”. 

La paz del corazón de Edgar lo guio a poner en práctica su fe ante un grupo de “actores”, católicos voluntarios de la obra “Cristo Vive”, donde tres escenas son las que más le impactan: Las Bienaventuranzas, “porque son declaraciones de bendición dichas por Jesús en el Sermón del Monte”.

La segunda es la Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, “donde Jesús sufre por todos nuestros pecados” y la Crucifixión “donde podemos reflexionar sobre las bienaventuranzas y todo el ministerio de Jesús”.