From the Bishop

UNAS PALABRAS PARA DECIR “GRACIAS” A RAÍZ DEL SÍNODO

By The Most Rev. Kevin W. Vann, Bishop of Orange     10/29/2015

Ayer estuve hablando con el Monz. Gómez que todavía estaba en Roma y con ganas de volver a casa después del Sínodo sobre la Familia.  Le di las gracias por su intervención del 10 de octubre 2015, que se realizó en la sala misma del Sínodo.  En parte, dijo en esta intervención que “La Iglesia necesita recuperarse y reflexionar sobre las imágenes sobre la ‘familia’ que se encuentran en las Escrituras y la Tradición más antigua, y en la liturgia de la Iglesia universal y la piedad popular:  1) La persona humana como la imago Dei; 2) la Iglesia como “familia de Dios”; 3) la familia como “Iglesia doméstica”; y la filiación divina y la vida cristiana como una infancia espiritual”.  Él sigue diciendo en esta parte que “Frente a la crisis generalizada de la familia, creo que nuestra sociedad necesita escuchar una vez más la hermosa verdad sobre la persona humana y el plan amoroso de Dios para la creación y de la historia, un plan que esté centrado en la familia”.

Su reflexión y nuestra reciente conversación me dan la ocasión aquí, ahora que el “polvo se asienta”, después de que el Sínodo ha terminado, en primer lugar, de leer el documento final y en segundo lugar, de decir unas palabras de agradecimiento a todos los que participan en todos los diversos aspectos del ministerio de la vida familiar que he conocido en los últimos años.  Por desgracia, puede haberse dado en parte la impresión en algunas  coberturas del Sínodo de que prácticamente no se había hecho nada por las familias en estos años.  Podemos siempre, con la ayuda de Dios y la cooperación con su gracia y en la comunidad de la Iglesia, que es la “familia de Dios”, tratar de mejorar la manera en que llegamos a tantas personas.

Pero, con las palabras de Mons. Gómez pienso en todos esos voluntarios y ministerioes de la parroquia que se comprometen a la preparación al matrimonio:  Pre Cana, las Parejas patrocinadoras, el Encuentro de Novios y el Encuentro Matrimonial y Retrovaille (para matrimonios heridos), las parejas que enseñan la Planificación familiar natural y tantas otras personas involucradas en la preparación al matrimonio.  Con toda la publicidad sobre las nuevas “normas de procedimiento” para el tratamiento de los casos de nulidad del matrimonio, pienso con gratitud en todos los que participan en el proceso canónico de búsqueda de una declaración de nulidad matrimonial, para que la plena comunión con la Iglesia pueda ser restaurada para muchas parejas.  Los que participan en este ministerio son verdaderamente heroínas y héroes de la pastoral que trabajan entre bastidores y, a menudo reciben poco agradecimiento o reconocimiento.  Ellos ven realmente su misión como un trabajo pastoral que no sólo tiene por objeto establecer el “estado canónico” de un matrimonio anterior, sino que consideran su ministerio como una extensión del poder de curación y el amor de Cristo.  Doy las gracias especialmente a los que participan aquí que han atendido, y han dado una mano a los que están en el dolor después de una separación o divorcio:  por ejemplo, “Nuevos comienzos”, “Koinonía de divorciados y separados” y el trabajo reciente que han hecho en algunos de nuestros decanatos, ofreciendo una extensión y una “mano” a los que han estado en el proceso de separación y divorcio.   Recuerdo que el difunto Cardenal Francis George, cuando me pidió ser el enlace con la Asociación Nacional de Padres Católicos Divorciados y Separados, fue firme en que este ministerio sea un puente hacia la comunión de la Iglesia para los que están separados y divorciados.

Pienso en todos aquellos que también pasan horas para dar una mano sanante y amor a los que han tenido un aborto:  Grupos como “Viña de Raquel” y “Proyecto Raquel”.  El malentendido reciente en muchas partes del mundo sobre la delegación del Santo Padre de la “facultad” para la absolución de aborto y cualquier reto canónico de acompañamiento que puede existir nos dieron la oportunidad de saber que los sacerdotes en los Estados Unidos han tenido esta facultad durante muchos, muchos años, y de resaltar el trabajo, el ministerio y la sanación de las personas en los ministerios que acabamos de mencionar en la frase anterior.

Finalmente, mis años en Dallas-Fort con y ahora aquí también me dan la oportunidad de reconocer y agradecer a aquellos cuya participación en el ministerio de la vida familiar los ha llevado a peregrinar en apoyo de aquellos que experimentan una atracción hacia “el mismo sexo” para vivir una vida de santidad, de servicio a los demás, y para acompañarlos en la familia de Dios en sus alegrías y sus luchas.  Por ejemplo, pienso aquí en “COURAGE” y el grupo relacionado de familias “ENCOURAGE”.

He tenido el privilegio de conocer a tanta gente durante mis 34 años de ministerio sacerdotal y mi vida ha sido enriquecida, bendecida y moldeada por su compromiso.  ¡Gracias a todos ellos! Sé que hay muchas otras personas involucradas en el ministerio de llevar la luz de la fe a nuestras familias en estos tiempos difíciles.  Si conoce a alguien que esté involucrado en alguno de estos ministerios en la vida de la Iglesia, o conoce a alguien que iniciativa propia atiende a las familias en tiempos de crisis, por favor, deles las gracias y orar por ellos.

Como dijo Mons. Gómez en las palabras finales de su intervención: “Contando con la intercesión de la Sagrada Familia necesitamos iluminar, por nuestras prioridades pastorales, cómo la familia es el “camino” crucial para la Iglesia y para el plan de Dios para la sociedad humana”. 

Suyos en Cristo, con gratitud,