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AGUA PARA LA VIDA

LA ORGANIZACIÓN SIN FINES DE LUCRO CON SEDE EN MISSION VIEJO, “WELLS FOR LIFE”, RECAUDA FONDOS PARA LA PERFORACIÓN DE POZOS DE AGUA POTABLE DEL OTRO LADO DEL MUNDO

By LARRY URISH     1/24/2017

¿Cree que no podría sobrevivir sin una taza de café? Considere esta hipótesis: Supongamos que usted tiene la oportunidad de salvar la vida de un niño, siempre y cuando sacrifique dos tazas de café. Así se resume todo: una vida humana por dos tazas de café.

Cualquier persona con una molécula de compasión, obviamente, salvaría al niño.

Increíblemente, este tipo de situaciones no son hipótesis. En realidad, usted pueda ayudar a salvar la vida de un joven si tan solo sacrifica dos tazas de café.

Esta oportunidad realmente existe, gracias a “Wells of Life”, una organización sin fines de lucro, con sede en Mission Viejo, comprometida al suministro de pozos de agua potable para miles de personas en zonas rurales de Uganda. Fundada en el 2009, la organización cava pozos, a $6,000 por cada pozo, y cada uno proporciona agua potable limpia y segura a un estimado de 1,000 ugandeses. La matemática es simple: Solamente $6 –o el costo de dos tazas de café de su emporio de café local– puede salvar a una persona en necesidad extrema. Hasta la fecha, “Wells of Life” (wellsoflife.org) ha perforado 245 pozos de este tipo, y cuenta con fondos para otros 20.

Pero, ¿por qué centrarse en el agua en un mundo con tantos otros problemas urgentes? Pete Callahan, socio del bufete de abogados CTSC Law y presidente de “Wells for Life”, tiene una respuesta sorprendente: “Uno de cada cinco niños en Uganda mueren antes de los cinco años –principalmente a causa del agua sucia”.

Sin pozos, las madres y sus hijas se ven obligadas a caminar por millas cada día hasta un pozo de agua, con el fin de transportar unas 40 libras de agua sucia hasta sus villas.

“Los animales defecan en esos pozos, y los mosquitos se reproducen allí”, señala Callahan.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO, un niño muere en el este de África cada 22 segundos debido al agua contaminada. Además, la mayor parte de la población rural femenina del este de África no recibe educación; están demasiado ocupadas cargando agua sucia durante horas todos los días.
“Uganda no es un país árido”, explica Callahan. “El problema es que es agua subterránea…La tragedia es que el agua está, a menudo, a menos de 50 pies de profundidad”.

Con fácil acceso a agua limpia, la tasa de mortalidad infantil se reduce en un 50 por ciento, y los aldeanos puedan pasar mucho más tiempo en otras tareas diarias. Las mujeres y sus hijas ya no tienen que caminar millas por agua, permitiendo a las niñas a que asistan a la escuela.

Los beneficios repercuten del otro lado del mundo. Al ayudar a financiar los pozos, los niños de nuestras comunidades aprenden sobre el poder de la empatía y de la nobleza. Después ven fotografías de las personas a quienes están ayudando, y los ugandeses, a su vez, ven imágenes de los jóvenes que ayudaron a cambiar sus vidas.

“En una ocasión, después de una presentación en una escuela, un grupo de niños se alejó y regreso unos 20 minutos más tarde con una donación de $24 –todo en billetes de $1 y monedas”, recuerda Callahan. “Les dije: ‘Acaban de salvar la vida de cuatro personas’. Los niños estaban sorprendidos”.

La misión de “Wells for Life” tiene sus raíces en una filosofía basada en la fe. Existe una abundancia de versos bíblicos en referencia al agua potable, y el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, una descripción detallada de la enseñanza social católica, publicado en el 2004, tiene esto que decir sobre el agua: “El principio del destino universal de los bienes también se aplica de forma natural al agua, considerada en las Sagradas Escrituras como un símbolo de la purificación y de la vida…Como un regalo de Dios, el agua es un elemento vital y esencial para la supervivencia; por lo tanto, es un derecho humano”.

Si bien muchos de los pozos llevan el nombre de aquellos que los financia –los ugandeses quieren conocer a quienes deben darle las gracias cada vez que extraen agua de los pozos– a menudo los donantes no se nombran en la placa de dedicación, explicó Callahan. Por el contrario, los donantes nombran a las personas que desean honrar. Dado a que la mayoría de los miembros de “Wells for Life” son católicos, no es de extrañar que muchos de los pozos sean dedicados a personajes prominentes de la comunidad católica del condado de Orange, incluidos los exlíderes de la diócesis: los reverendísimos obispos William Johnson, Norman McFarland y Tod Brown.

“Recientemente dedicamos un pozo al obispo Kevin Vann”, añade Callahan. “Él ha apoyado mucho nuestra iniciativa; es una persona muy compasiva”.

Otras personas a quienes se les ha dedicado pozos incluyen: los monseñores Arthur Holqin y Tony McGowan, de 101 años de edad, así como un número creciente de parroquias y escuelas locales.

La financiación de los gastos operacionales, que son mucho más bajos que los de la mayoría de las otras organizaciones no lucrativas, proviene de donaciones separadas y que se asignan a esos gastos específicos. Y desde el pasado marzo, el Fondo de Donaciones para un Legado [Legacy Donors Fund] invitó a 25 personas a un compromiso de donaciones de cinco años que financiará el costo de operaciones de la organización. Lo que se busca es lo siguiente: Todas las donaciones reservadas para la perforación de los pozos –cada centavo proveniente de individuos, familias, escuelas, iglesias y corporaciones– se utilicen solamente para ese propósito.

Participar en “Wells of Life” puede ser tan fácil como ponerse las zapatillas deportivas, gracias a la caminata de 5K/1K Run4Water, que tendrá lugar el 23 de abril en el Parque Regional de Laguna Niguel. La caminata del año pasado financió 20 pozos. La meta de este año: Crear un fondo para 40 pozos –o salvar 40,000 vidas.

El propósito de “Wells for Life” es el de construir 100 pozos al año y proporcionar agua potable a más de 1 millón de africanos. Es una meta muy ambiciosa, pero, “el agua es una necesidad primordial”, dice Callahan. “Ellos son nuestros hermanos y hermanas, y necesitan nuestra ayuda”.