CIUDAD DE MÉXICO (ACI) – En la homilía de la Misa que presidió en el Domingo de Resurrección, el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera, afirmó que es urgente que los fieles cristianos sean testigos de este acontecimiento fundamental para la fe cristiana y que anuncien que Cristo es la esperanza para todos.
Según informa el SIAME, el Cardenal dijo en la Catedral de Ciudad de México que “en nuestros tiempos, donde los hombres caminan tan perdidos detrás de las modas y de los falsos profetas, se hace urgente que todos los cristianos seamos testigos de la Resurrección del Señor”.
“Cristo es la esperanza para todos los hombres” y “hoy la muerte ha sido derrotada. Y si ésta es la noticia, como hijos salvados del pecado y de la muerte, ahora nosotros tenemos el deber hermosísimo de continuar la obra que Él inició”.
El Señor, dijo el Arzobispo, que murió “por nuestros pecados quiere que nosotros seamos quienes lo ayudemos a llevar el mensaje de la Resurrección al resto de nuestros hermanos, allí donde se encuentren”.
“¿Dónde se encuentran nuestros hermanos? Las mujeres que acudieron al sepulcro en aquella primera mañana de Pascua con el ejemplo perfecto de la transmisión de la buena noticia. No dudaron. Corrieron donde estaban los tristes, los acobardados, los sufrientes, y así, ellos fueron los primeros en recibir el mensaje de la salvación”.
El Cardenal Rivera explicó luego que “no es difícil encontrar entre nosotros a hombres y mujeres tristes y desconsolados porque no encuentran el sentido de sus vidas: cuando muere un familiar, cuando la crisis económica amenaza a tantas de nuestras familias (…), cuando vemos tantas injusticias a las que no podemos poner remedio desde nuestros limitados recursos humanos”.
“Todos sabemos quién es ese familiar, amigo o vecino que necesita de la esperanza de la resurrección para continuar su vida con dignidad”.
Cuando una persona se acerca el Señor, continuó, ese momento no debe usarse “para teorizar sobre Él, ni para observarlo como espectadores neutros, sino para encontrarnos con Él, aceptarlo, en las propias circunstancias de la vida, en nuestros compromisos familiares y profesionales, en nuestros proyectos, en dudas y debilidades”.
“De tal encuentro y aceptación, si sabemos dialogar con Él y abrir nuestro corazón a la escucha de la Palabra de Dios, saldremos ciertamente transformados”, resaltó.
El Cardenal hizo votos también para que el Señor “permita participar de la alegría pascual a todos nuestros hermanos: los que viven bajo la tensión de las armas, los que entran o salen de nuestras fronteras en busca de una mejor vida para sí y para sus familias, los que sufren la violación de sus derechos, los que viven bajo la persecución religiosa”.
“Que nuestra Santísima Madre de Guadalupe, testigo excepcional de la Resurrección de su divino Hijo, nos ilumine para llevar el mensaje de la Pascua a todos nuestros hermanos”, concluyó.