SAN GERMAN, Puerto Rico — Aunque las restricciones ambientales han apagado las celebraciones católicas del Día de Virgen de la Candelaria en muchos países, algunos devotos en las zonas rurales de Puerto Rico todavía realizan celebraciones tradicionales centradas en fogatas.
Ese es el caso de José Padilla, exseminarista de 36 años de edad que ha sido “un devoto mariano desde que tenía 6 años”. Él dirige un pequeño santuario familiar anidado en lo alto de las montañas al sur de esta ciudad colonial en el suroeste de Puerto Rico. Durante los últimos 21 años el Día de la Candelaria se ha celebrado aquí exactamente de la misma manera que hace siglos como parte de una devoción popular mariana.
“Tenía cinco años de edad cuando comencé este lugar”, dijo Padilla a Catholic News Service. “Al principio comenzó a evolucionar lentamente, pero durante los últimos dos años a mejorado rápidamente”.
El lugar está en el patio familiar, contra una escarpada ladera kárstica salpicada de porosos peñones blancos en los cuales se ha construido pequeños nichos para alojar una variedad de estatuas de santos. El punto central del plano presenta una plataforma de concreto elevada con cobertura de acero y una estatua de la Virgen María en la pared de fondo. Un muro exterior amarillo brillante estilo misión española con portón y campana alta bordean el perímetro del lugar.
“Tenemos a María, Madre del Mundo como nuestra devoción central porque esta incluye todas las demás”, dijo Padilla “No somos una iglesia ni pretendemos serlo, sino que estamos aquí como un lugar para todos los que vienen buscando a María, Madres de Dios, y por supuesto a Jesús, la luz del mundo”.
El santuario celebra un Rosario todas las noches de domingo, con la asistencia habiendo llegado a un máximo de 200 personas.
Este año la fiesta de la Candelaria — como se conoce en países de habla hispana la Presentación del Señor — en el santuario se vio amenazada por llovizna. Pero después que se tocó la campana unas dos docenas de fieles comenzaron la oración. Los asistentes tomaron turnos para liderar la recitación de cada misterio del Rosario.
Después del Rosario todos se reunieron alrededor de una pila cónica de pedazos de madera.
“Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor”, leyó Padilla de la Biblia antes de explicar el uso tradicional del fuego en esta celebración.
La conexión del fuego con la Presentación proviene del Simeón bíblico, quien al ver el niño Jesús en el templo se refirió a él como “la luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”. (Lucas 2:32)
A través de los siglos la fiesta de la luz de Cristo se ha convertido en una celebración nocturna el 2 de febrero con velas que alumbran la oscuridad de la noche. La fecha coincide exactamente con los 40 días en que María se purificó después de parir, cuando a ella la tradición judía le requería presentar a Jesús en el templo para consagración.
La tradición latinoamericana viene vía las Islas Canarias, donde la leyenda dice que se reportó la primera aparición de Nuestra Señora de la Candelaria circa 1400, aunque no se ha establecido una fecha exacta. Supuestamente una estatua de Nuestra Señora sujetando un bebé y una vela fue encontrada en una playa allí en aquel tiempo.
En Puerto Rico las fogatas eran la norma acostumbrada para celebraciones de la Candelaria tanto urbanas como rurales. Muchos católicos todavía consideran esta fiesta como el cierre lógico de la temporada navideña.
“Este es un lugar especial para el recogimiento espiritual”, dijo Rosa Albino, devota mariana del cercano Sabana Grande y visitante de muchos años al santuario. “Siendo más pequeña que una iglesia, las celebraciones como la Candelaria aquí son más personales, más fácilmente conectándonos los unos con los otros y uno puede sentir una presencia especial aquí”.
Ella añadió que la celebración de la Candelaria en el santuario lleva a los asistentes retrocediendo en el tiempo a la tradición original.
“Esta noche de Nuestra Señora de la Candelaria recordemos que aunque haya mucha guerra en nuestras vidas, mucho coraje, dolor y sufrimiento, mucha pelea, luz de Cristo siempre tiene que ir delante de nosotros iluminando nuestro camino”, oró Padilla. “Gracias, Madre, por traernos la luz del mundo”.