COLINA, Chile (CNS) — Los sacerdotes y ayudantes llegaron a caballo y en bicicletas cargando banderas chilenas color rojo, blanco y azul y cruces de metal. Su misión: orar y darle la Comunión a los feligreses ancianos y enfermos que no pudieron llegar a la iglesia el Domingo de Pascua.
En Chile se conoce como la fiesta de Cuasimodo y se lleva a cabo todos los años el domingo después de domingo de resurrección, durante la fiesta de la Divina Misericordia.
Este año observado el 23 de abril, el cardenal Ricardo Ezzati de Santiago y 4,000 ayudantes fueron a las laderas de Los Andes, a la ciudad de Colina, a unas 20 millas al norte de Santiago, para ayudar a los ancianos y enfermos. Ellos visitaron unos 100 hogares. Los voluntarios son conocidos como “cuasimodistas” y vienen de distintas partes de la comunidad.
La fiesta de Cuasimodo no tiene nada que ver con el personaje de “El jorobado de Notre Dame”, ni es el nombre de un santo o una persona santa. Se cree que proviene del latín usado en ceremonias católicas. Las primeras palabras usadas en el servicio que comienza las celebraciones son “quasi modo geniti”, que significa “como niños que son recién nacidos”.
Sin importar el origen del nombre, el festival lleva alegría y paz a muchos feligreses.
Una de ellos, Orfelina Contreras, de 76 años, sufre de osteoartritis, enfermedad que le impide asistir a Misa.
“Yo no puedo moverme para ir a la iglesia, entonces me traen la comunión cada 15 días y el Cuasimodo es algo muy hermoso, es maravilloso y hoy además porque está reunida mi familia también. Para mi es una tradición de años”, ella dijo. “Y que venga el cardenal también es hermoso”.
Se cree que la tradición viene de tiempos coloniales, cuando España gobernaba a Chile. En esos tiempos bandidos atacaban a los sacerdotes para quitarles sus cálices de plata, así que vaqueros llamados “huasos” protegían a los funcionarios eclesiásticos. Los sacerdotes y sus guardaespaldas recibían alimento y bebida a lo largo del camino, usualmente chicha (cerveza de maíz) o vino, y esa tradición continúa hoy día.
Temprano en la mañana cientos de huasos modernos llegaron a Colima a caballo con vestido tradicional de vaqueros. Vestían zahones de cuero negro para proteger sus piernas, botas negras, espuelas, pantalones grises, camisas de algodón y capas blancas. La capa tiene el escudo de Chile y símbolos de la Eucaristía. Por respeto a la iglesia, los huasos no vestían sus sombreros tradicionales de vaquero, sino que en vez se cubrieron sus cabezas con tela blanca. Para muchos de ellos la tradición ha sido pasada a través de generaciones y han estado viniendo al festival desde que eran niñitos.
En estos tiempos el festival sigue celebrándose principalmente en la zona de Santiago. También es conocido localmente como “correr a Cristo”.
Dirigiéndose a los católicos de Colina, el cardenal Ezzati dijo estar muy complacido de ver a los miles de cuasimodistas que acompañaron la procesión.
“Es una alegría vivir Cuasimodo en Colina y participar de la fe de la gente de este sector, que manifiesta una dimensión esencial de la fe cristiana, que es la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y de una Eucaristía que es don para los enfermos”, dijo el cardenal.
Él también enfatizó la importancia de ayudar a los que no pueden salir de sus casas para recibir la Comunión: “Esta expresión de fe nos recuerda que la vida de un país no se puede construir con esperanza fuera de la roca firme que es el evangelio del Señor. Es impresionante ver la fe que se transmite desde los abuelos a los hijos y los nietos, quienes siguen llevando este testimonio de fe en los campos y en la ciudad”, él dijo.
En cada casa que los cuasimodistas visitaron había un pequeño altar donde el cardenal rezó con la familia, les dio la Comunión y habló con los que sufren en sus casas.
Uno de ellos fue Rosamel González, de 81 años. Su hija, Natividad, explicó: “Me hace muy feliz y me da un sentido de paz el que mi padre pueda haber recibido la Comunión. Él estaba demasiado enfermo para ir a la iglesia. Estoy particularmente complacida de que el cardenal pudiera dársela”.