From the Bishop

¿CÓMO ES SER UN OBISPO?

By TIMOTHY FREYER, OBISPO AUXILIAR DE ORANGE     9/8/2017

 

Una de las preguntas más comunes que me hacen es: “¿Cómo es ser un obispo?” Después de haber sido obispo durante sólo siete meses, tiene sentido que la gente quiera conocer mi experiencia. Mi respuesta consistentemente es que es una experiencia increíble que me llena de gratitud.

Esta pasada temporada de Pascua estuvo llena de celebraciones de confirmación para nuestros jóvenes. Como parte de su preparación, cada uno escribió una carta compartiendo sobre su experiencia de la preparación en estos últimos dos años. Una y otra vez fui inspirado cuando compartieron su vida de oración, especialmente la oportunidad de adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento. Muchos de estos jóvenes están “en llamas”, teniendo un profundo sentido de que Dios los ama y se deleitan en los momentos en que son capaces de compartir sus vidas con Él en la oración. Con una nueva visión, han venido a ver a los enfermos, a los desamparados, a los inmigrantes y todos los que sufren. Tratan de cuidar a estos hermanos y hermanas, ya que ellos mismos se preocuparían por Jesús. Así, poder ser el instrumento por el cual estos hombres y mujeres se llenaron del Espíritu Santo y recibieron los dones de acompañamiento (sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad y temor del Señor) fue una experiencia de humildad.

Antes de ser nombrado obispo, mi ministerio anterior era servir como vicario de los sacerdotes. Algunos dirían que yo era el sacerdote que cuidaba de los sacerdotes de nuestra Diócesis, así como los sacerdotes los cuidan a ustedes. Al hacerlo, tendría contacto regular con el obispo Vann en la planificación de oportunidades de formación, días de oración, retiros, etc. Ahora tengo la oportunidad de trabajar mucho más cerca de él y aprender de su sabiduría y experiencia. Estos últimos meses me han ayudado a aprender acerca de la toma de decisiones llenas de fe y valentía, luchando por lo mejor para toda la Diócesis, así como los diversos protocolos únicos para un obispo. Tengo la bendición de tener un maestro tan amable y paciente y saber que todavía hay mucho que aprender.

Hay muchas veces que todavía parece surrealista, que me despertaré y todo esto será un sueño asombroso. Me siento humilde cuando pienso en ser un sucesor de los apóstoles. Al mismo tiempo, recuerdo bien que “Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho”. Así que me encuentro rezando aún más para ser el hombre, el sacerdote y el obispo que el Señor desea que yo sea, y que cada decisión que yo haga estará de acuerdo con Su voluntad. Con frecuencia pido a María que interceda por mí, quien dijo: “Hágase en mí tal como has dicho” (Lc 1, 38) le pedirá al Señor que me dé esa misma gracia.

Los sacerdotes me dicen frecuentemente que están acostumbrando a orar por mí, por mi nombre en cada oración eucarística en la Misa. Estoy agradecido por este derramamiento de oración y les pido que me mantengan en sus oraciones.