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CONFIANZA TOTAL Y ABANDONO A LA VOLUNTAD DE DIOS

EL SACERDOTE JESUITA, ALLAN FIGUEROA DECK RECIBE EL PREMIO CORAZONES ENCENDIDOS POR PARTE DE LA JUNTA DIRECTIVA DEL INSTITUTO LOYOLA PARA LA ESPIRITUALIDAD

By JORGE LUIS MACÍAS     6/14/2017

A lo largo de los años el sacerdote jesuita, Allan Figueroa Deck ha dejado una marca indeleble en la Iglesia y en la vida de cientos e incluso miles de feligreses, algo que ha hecho por su amor al corazón de Jesucristo.

A este pastor del rebaño de Dios, cuya misión ha sido uno de los dones más preciosos de la divina misericordia de Dios, fue otorgado por la Junta Directiva del Instituto Loyola para la Espiritualidad (LIS).

El Padre, Allan Figueroa Deck recibió el premio Hearts on Fire (Corazones Encendidos) en el evento que se realizó en el hotel DoubleTree by Hilton de Orange.

El premio fue creado en 2003 por la Junta Directiva del Instituto Loyola de Espiritualidad (LIS) para reconocer anualmente a destacados cristianos cuyas contribuciones a la espiritualidad, al servicio comunitario y al liderazgo cristiano se han inspirado en su formación en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

“la victoria está en dios”

Los Ejercicios Espirituales constituyen la base de la visión, la misión y la amplia gama de servicios y programas multiculturales y ecuménicos del Instituto. El premio es concedido por el Instituto Loyola en su celebración anual de recaudación de fondos celebrada en la primavera.

“Me siento agradecido porque es repasar un poco las memorias”, dijo el padre, Allan Deck Figueroa. “Porque siempre descubrimos a Dios y la gracia de Dios que trabaja en las circunstancias de nuestras historias”.

El padre Deck Figueroa expresó que el mejor regalo de Dios en su vida como ser humano y sacerdote han sido sus raíces mexicanas, su cultura mexicana y conocer la espiritualidad de la gente, sobre todo la espiritualidad de la gente humilde, la gente pobre.

Además de la docencia, investigación y escritos, este padre Jesuita es un distinguido profesor en Teología Pastoral y Estudios Latinos y tiene una doble posición como Profesor en los Departamentos de Estudios Teológicos y Estudios Chicano / Latinos en la Universidad Loyola Marymount. Se doctoró en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana y en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Saint Louis.

El padre Deck es el autor de nueve libros y más de 60 capítulos en libros y artículos de revistas sobre Teología Pastoral, Estudios Latinos, Enseñanza Social Católica, Espiritualidad y Competencia Intercultural. Su libro más reciente es “Francisco, Obispo de Roma: El Evangelio para el Tercer Milenio” (Paulista 2016).

la infuencia de su abuelita

Un poco nostálgico, este sacerdote jesuita de 72 años de edad, nacido el 19 de abril de 1945 en Los Ángeles, California, expresó a OC Catholic que el sacerdocio le ha enseñado “a tener fe en la providencia de Dios en todo, en todas las cosas bonitas y buenas, pero también en las cosas difíciles y en las personas. Por todas las razones que hay maldad e injusticia en el mundo…pero la victoria está en Cristo y en Dios”.

Hijo de Amparo Figueroa y George Deck, un alemán-mexicano nacido en Arizona, el padre Deck comentó que, sin embargo, la más grande influencia en el nacimiento y crecimiento de su vida espiritual rumbo al sacerdocio provino de su abuelita, Armida Figueroa Ochoa.

“Mi abuelita fue mi más grande influencia”, reveló en medio de una sonrisa. “Mi mamá era medio rebelde, al grado que mi abuelita decía que era muy liberal”.

Para que el padre, Allan Figueroa Deck fuese merecedor del premio “Corazones Encendidos” se utilizan cuatro criterios: Primero, el candidato debe ser formado en espiritualidad ignaciana. Segundo, el candidato debe ejemplificar el ideal ignaciano de encontrar a Dios en todas las cosas, es decir, vivir los Ejercicios Espirituales diariamente. Tercero, el candidato debe estar dedicado al servicio de la fe a otros. Y cuarto, la esfera de influencia del candidato debe ser compatible con los ideales ignacianos y que se alinea con la visión y la misión del Instituto Loyola para la Espiritualidad.

Todo ello lo ha vivido en carne propia este hijo de Dios en su vida y su sacerdocio, aunque advierte que aún le falta tener “una confianza todavía más total y abandono a la voluntad de Dios”.

Y, para todas aquellas almas que tocó en su vida les envió un mensaje con el cual quiere que siempre recuerden: “Que los quise en la vida. Que los amé. Que siempre traté de ser un amigo en todos los sentidos posibles, y que especialmente siempre busqué ayudarles a que profundizaran en su relación con Dios y su humanidad”.