NOGALES, México (CNS) — Kenia Salas, lista para asumir el rol de María en una conmemoración popular navideña en todo México, dijo que imagina a María como una mujer fuerte.
“Creo que ella estaba preocupada por su bebé”, dijo Salas, de 17 años de edad, antes de participar en la posada al lado de la frontera Estados Unidos-México. “Creo que ella estaba probablemente un poco preocupada porque estaba por dar a luz y tenía dolor. Pero también creo que estaba feliz. Ella sabía que lo que estaba haciendo era para Dios y eso la hacía fuerte”.
Los defensores de los migrantes se reunieron para la representación tradicional de la búsqueda de refugio por José y María antes del nacimiento de Jesús. Los roles de María, José y un ángel fueron actuados por Salas y otros miembros de Kino Teens, que trabajan con Iniciativa Kino para la Frontera en su ministerio a migrantes.
Uniéndose a la procesión en la cerca de la frontera estaban los obispos José Leopoldo González de Nogales y Gerald F. Kicanas de Tucson, Arizona. Sus diócesis incluyen la zona de “ambos Nogales”, las ciudades estadounidense y mexicana separadas.
La multitud incluyó la familia Nolan de la parroquia Incarnation en Palos Heights, Illinois. Elizabeth Nolan, de 17 años de edad, había participado en programa de verano de inmersión en la frontera de Kino Teens. Ella dijo que quería que el resto de su familia viera personalmente la ciudad fronteriza y pudiera hablar con migrantes y escuchar sus historias.
“Ver la frontera y cruzarla demuestra cuán cerca uno está y aun así cuán separados verdaderamente estamos”, ella dijo.
A lo largo de la ruta de la posada el grupo escuchó grabaciones de migrantes contando sus historias de separación y lucha.
En una grabación una mujer llora por sus hijos mientras cuenta sobre una redada en su lugar de trabajo en Arizona por diputados del alguacil. Ella fue encarcelada y deportada, separada de su esposo y de sus hijos de 11 y 18 años.
“Nos quitaron el espíritu”, ella dijo. “Uno siente que no puede hacer nada. No es fácil estar separada de los hijos y la familia”.
Después del testimonio el grupo de la posada reflexionó sobre lo que significa ser una familia.
Alguien leyó una cita del papa Francisco: “La familia que la Iglesia Católica defiende es una realidad querida por Dios; es un don de Dios que aporta, a las personas y las sociedades, la alegría, la paz, la estabilidad, la felicidad”.
La posada, que comenzó cerca del punto de entrada DeConcini, terminó en el comedor del Centro de Ayuda para Migrantes Deportados operado por Iniciativa Kino para la Frontera.
Hombres, mujeres y niños deportados son alimentados comidas calientes cada noche. Esta noche no fue excepción.
Después de servir la comida, el obispo Kicanas reflexionó sobre lo que significa que personas de fe se unan para apoyarse unos a otros sin importar las fronteras.
“Esta época del año es un tiempo hermoso para que las familias de ambos lados de nuestra frontera se unan, caminen juntas, compartan juntas, oren juntas”, él dijo. “Esto es lo que ha sido esta posada, una oportunidad para nosotros los de Nogales, Sonora, la nueva diócesis, la Diócesis de Tucson la Diócesis de Phoenix caminando juntas. A hacer eso es lo que el Señor nos está llamando y lo que nos recuerda de qué se trata esta hermosa temporada”.
Como tantos migrantes y refugiados de hoy día, él dijo, María y José eran pobres y ellos simplemente deseaban un lugar de comodidad y seguridad para su hijo.
“La gente que busca una mejor vida nos recuerda a nosotros mismos. Todo padre quiere cuidar a su hijo, todo padre quiere oportunidades para su hijo. Esa es verdaderamente la fuerza impulsora de la migración.
“Es importante que las naciones del mundo encuentren maneras de acoger al forastero, de acoger a aquellos que huyen de la violencia, de acoger a aquellos que intentan encontrar una vida mejor”, él dijo.
El obispo dijo que un mensaje de solidaridad es lo que la gente puede esperar del papa Francisco cuando visite en febrero Ciudad Juárez de México en la frontera con Estados Unidos.
“Creo que él ciertamente nos recordará que en la iglesia, en la familia de Dios, no hay fronteras … somos una familia en Cristo”, él dijo.