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EDUCACIÓN EN LA FE

LAS INICIATIVAS DE FORMACIÓN EN LA FE VARÍAN DE UNA DIÓCESIS A OTRA

By CATHI DOUGLAS     2/19/2019

“Es imposible creer por cuenta propia. La fe no es simplemente una decisión individual que tiene un lugar en el fondo del corazón del creyente, ni una relación completamente privada entre el ‘yo’ del creyente y el ‘tú’ divino, entre sujeto autónomo y Dios. Por su propia naturaleza, la fe está abierta al “nosotros” de la Iglesia; siempre tiene un lugar dentro de su comunión”.

— Papa Francisco, Encíclica Lumen Fidei, Sobre la fe. Junio 201.

S

í alguna vez cambió de una parroquia a otra, es probable que haya notado una diferencia en las iniciativas de formación en la fe de cada parroquia.

En una parroquia, por ejemplo, las reglas diocesanas para la preparación al sacramento de la confirmación pueden requerir una preparación de uno o dos años; las reglas también pueden diferir para la preparación al bautismo u otros sacramentos.

Esto se debe a que mientras el Vaticano establece estándares internacionales para la formación en la fe, las diócesis individuales usan esos principios básicos para establecer sus propias pautas para la educación de adultos y la preparación sacramental.

“El Vaticano articula la teología de lo que el contenido debe cubrir, pero no prescribe métodos o plazos, por lo que en algunos países se puede observar una preparación muy breve para los sacramentos, a diferencia de las diócesis de los Estados Unidos”, explica Katie Dawson, directora de Formación de la fe parroquial de la Diócesis de Orange.

De hecho, indica Dawson, ella y sus compañeros profesionales parroquiales de formación en la fe están de acuerdo en que las reglas diocesanas para la preparación del bautismo de infantes son un área que necesita revisión y, en última instancia, nuevas instrucciones.

“Mis colegas consideran que el bautismo de infantes es un área que necesitamos rediseñar”, señala. “Estamos en esta realidad post cristiana donde nuestros sistemas fueron construidos alrededor de las expectativas de que todos conocemos la fe católica ⎯lo que significa vivir como católico. En el ambiente en el que vivimos hoy en día, ya no es así”.

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) prescribe que las metas y el contenido de los esfuerzos catequéticos en cada diócesis “abarcarán todas las dimensiones de la fe de una vida adulta”.

Además, la USCCB dice: “Nuestro ministerio de formación en la fe para adultos debe involucrar las necesidades e intereses particulares de los adultos en cada comunidad local. Para ser fiel y eficaz, ofrecerá, con el tiempo, una presentación y exploración completa y sistemática de los elementos centrales de la fe y la práctica católica: una iniciación completa a un estilo de vida católica. Lo hará de una manera que sea accesible a los adultos y se relacione con sus experiencias de vida, ayudándoles a formar una conciencia cristiana y a vivir sus vidas en el mundo como fieles discípulos de Jesús”.

Como guía, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos anota en “Our Hearts Were Burning Within Us” [Nuestros corazones ardían dentro de nosotros]: Un plan pastoral para la formación en la fe de los adultos de Estados Unidos, tres metas principales deben guiar y dirigir los esfuerzos en la formación en la fe de los adultos:

1. Invitar y permitir la conversación continua con Jesús en la santidad de la vida.“Como primera meta, la formación en la fe ayuda a los adultos a adquirir una actitud de conversación con el Señor. Esta actitud fomenta una espiritualidad bautismal para los adultos. Los lleva a reconocer y arrepentirse del pecado en sus corazones y en sus vidas, a buscar la reconciliación a través de los sacramentos, y a aceptar la invitación y el desafío de una fe cada vez más profunda en Jesús”.

2. Promover y apoyar la membresía activa en la comunidad cristiana.

“Como creyentes adultos, aprendemos y vivimos nuestra fe como miembros activos de la Iglesia. Por consiguiente, la formación en la fe ayuda a los adultos a tomar la decisión consciente y firme de vivir el don y la elección de la fe a través de la pertenencia a la comunidad cristiana, aceptando la corresponsabilidad por la misión y la vida interna de la comunidad”.

3.Llamar y preparar a los adultos para actuar como discípulos en la misión al mundo.

“La Iglesia y sus fieles adultos tienen una misión en y para el mundo: compartir el mensaje de Cristo para renovar y transformar el orden social y temporal. Esta doble llamada a la evangelización y a la justicia es parte integral de la identidad de los fieles laicos; todos son llamados a ella en el bautismo. Por consiguiente, la formación de la fe busca ayudar a cada creyente adulto a estar ‘más dispuesto y capaz de ser un discípulo cristiano en el mundo”.

En los Estados Unidos, dice Dawson, los sacerdotes y las religiosas históricamente administraban las iniciativas de formación de la fe de cada parroquia. “La primera persona laica que recibió un titulo en teología lo hizo en la década de 1960”, explica. “En los años setenta y ochenta surgió una profesión cuando los laicos comenzaron a ser parte de la formación de la fe, y se observó un esfuerzo significativo para profesionalizar ese papel, y asegurarse de que los laicos estuvieran calificados y se les respetara”.

Dawson dice que el énfasis en los esfuerzos sólidos y conscientes de formación de fe en la parroquia es cada vez más importante porque es evidente que algunos católicos mantienen una relación casual con su fe. “He escuchado a algunos decir que son buenos católicos porque asisten a misa en Pascua y Navidad”, recuerda. “Necesitamos evaluar cómo preparamos a los fieles para recibir los sacramentos”. 

Nguyen inició “Companions in Grace” para encontrar soluciones pacíficas y efectivas a problemas complejos en Vietnam, como romper los ciclos de pobreza y asegurar que los niños de familias pobres asciendan en el estatus social.