Después de una confesión en la Fiesta de San Mateo en 1953, Jorge Mario Bergoglio, de 17 años en ese entonces, sintió la misericordia de Dios y el llamado a la vida religiosa. Una vez ordenado obispo años más tarde, Bergoglio eligió las palabras de San Beda como lema: “miserando atque eligendo”. Y hoy en día, como papa, muestra el mismo lema en su escudo de armas papal. El lema significa: “lo miró con misericordia, y lo eligió”.
La misericordia juega un papel importante en la vida y enseñanzas del papa Francisco, y el concepto es fundamental para el catolicismo. Por ejemplo, cada católico devoto puede recitar las “Obras de Misericordia Corporales y Espirituales”.
“Uno de los temas recurrentes en muchos de los mensajes del papa Francisco ha sido el de la infinita misericordia de Dios hacia su pueblo”, explica monseñor Arthur Holquin, vicario episcopal para el culto divino de la Diócesis y pastor emérito de la Basílica de la Misión de San Juan Capistrano. “Debido al papel central de este tema en los años expansivos de su ministerio, no es de extrañar que, el tema de su primer Año Santo sea la misericordia”.
El Año de la Misericordia inició el 8 de diciembre del año pasado —durante la fiesta de la Inmaculada concepción y el 50.º aniversario de la clausura del Vaticano II— y finalizará el 20 de noviembre. “Este es el tiempo de la misericordia”, dice el papa Francisco. “Es el tiempo propicio para sanar heridas…un tiempo para ofrecer a todos el camino del perdón y la reconciliación”.
En cuanto a la misericordia, “él se centra particularmente en el consumismo”, dice el padre Troy Schneider, vicario parroquial de la Catedral de la Sagrada Familia en Orange. “Señaló cómo gastamos más en cosméticos y animales que en los seres humanos. Su sello pastoral es que debemos de actuar con más intención sobre la misericordia”.
Un repaso a este año especial sería incompleto sin una discusión sobre las indulgencias plenarias. Este Año de la Misericordia cuenta con una indulgencia plenaria especial: la remisión completa de toda la pena temporal debido al pecado.
Para recibir la indulgencia del Jubileo de la Misericordia, los católicos deben cumplir con las “condiciones normales” (describiremos esto más adelante) y, o bien pasar a través de una Puerta Santa designada o llevar a cabo una de las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales.
“Las Puertas Santas son una expresión de conversión”, explica el padre Troy. “Literalmente, se pasa por una puerta hacia Cristo. Se deja el pasado y cruza el umbral del pecado a la gracia, de la esclavitud a la libertad”.
El papa Francisco inicio el Año de la Misericordia con la apertura de las Puertas Santas de la Basílica de San Pedro. La Diócesis de Orange abrió dos puertas, en la Catedral de la Sagrada Familia y la Basílica de la Misión de San Juan Capistrano el 13 de diciembre, el tercer domingo de Adviento.
Para recibir la indulgencia plenaria, uno debe estar en un estado de gracia; tener un desapego total del pecado; confesar los pecados en el Sacramento de la Confesión; recibir la Santa Eucaristía; y orar por las intenciones del papa.
Durante el Año de la Misericordia se han observado una variedad de actividades locales e internacionales. El 25 de marzo, el papa Francisco lavó y besó los pies de refugiados musulmanes, cristianos e hindúes, declarándolos a todos hijos de un mismo Dios. El 15 de junio fue canonizada la hermana Mary Elizabeth Hesselblad, quien salvó a muchos judíos durante la Segunda Guerra Mundial, y el papa oró: “Que el Señor me conceda la gracia de llorar”, durante una visita a Auschwitz el 27 de julio. Invitó a 1,500 personas sin hogar a una fiesta de pizza en el Vaticano el 7 de septiembre.
A nivel local, la Diócesis de Orange celebró el Año de la Misericordia con una serie de actividades, incluyendo el Proyecto “Luces encendidas” el 12 de febrero, que ayudó a hombres y mujeres sin recursos al salir de la cárcel de Santa Ana; un “Evento de Empaque”, en donde se empacaron 200 “bolsas de bendición” con comida para las personas sin hogar el 19 de febrero; un evento en Crittenton Center dedicado a los adolescentes sin hogar o víctimas de abuso el 20 de febrero; y dos eventos para entregar comida a los desamparados el 26 y 28 de febrero. El 4 y 5 de marzo, la Diócesis celebró las 24 horas para el Señor, un evento mundial, que contó con misas celebradas por el obispo Kevin Vann, oraciones y caminatas de peregrinación, un muro con mensajes de misericordia, películas y mucho más.
Los que aún no han participado en las actividades del Año de la Misericordia todavía tienen tiempo. “El fruto de estos eventos incluyen reflexiones del obispo Vann y el papa Francisco”, dice el padre Troy. “Los que no han participado pueden leer algunas de estas reflexiones. Y la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos tiene una gran cantidad de recursos relacionados al jubileo en su página web”.
“Hay muchas cosas prácticas que pueden hacer”, agregó. “Las Puertas Santas de la Diócesis siguen abiertas. Pueden participar en oraciones o visitar lugares de peregrinación en el condado de Orange. Esperamos que esto continúe más allá del Año de la Misericordia, aquí y en todo el mundo”.
Monseñor Holquin señala la importancia de ampliar la mentalidad espiritual en este año, y cada año. “La disposición que siempre se requiere para recibir el don gratuito de la gracia y la misericordia de Dios es la humildad y el deseo de convertirse en ‘una persona nueva’ en Cristo. Nos acercamos al trono de la misericordia de Dios con ‘las manos y los corazones abiertos’”.