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EL PAPA LES DICE A UNOS NUEVOS OBISPOS: NO REPRIMAN AL ESPÍRITU SANTO; DÉJENSE SACUDIR EN SU VIDA

By CAROL GLATZ, CATHOLIC NEWS SERVICE     9/20/2015

Nunca traten de reprimir al Espíritu Santo, les dijo el papa a unos nuevos obispos.

Dejen que el Espíritu “agite su vida continuamente” y los inspire a ustedes para que estimulen a los católicos fieles, busquen a los que se han apartado de la iglesia y se reúnan con valentía con los que no son creyentes, dijo.

El papa hizo sus comentarios el 10 de septiembre en un discurso escrito dirigido a 130 recién nombrados obispos de todo el mundo.

En un texto largo, el papa Francisco dijo que no quería detenerse mucho “en los dramáticos problemas a resolver” que se les presentan a todos los obispos “pues no quiero asustarlos. Todavía están ustedes en su luna de miel” como obispos recién ordenados o nombrados.

Sin embargo, el papa sí les recordó a los obispos del miedo, de la confusión y del abatimiento que muchos discípulos sintieron después de que Jesucristo había sido crucificado.

Empero, su vida destrozada cobró un nuevo significado cuando Jesucristo se les apareció y les demostró que había conquistado a la muerte y que en verdad había resucitado. Les dio el soplo del Espíritu Santo, dándoles la nueva misión de esparcir la misericordia y el perdón de Dios, dijo el papa.

El nunca olvidarse de que Jesucristo ha resucitado es la clave para permanecer firmes ante tanto desbarajuste. “Al atravesar el muro de la incapacidad de ustedes, se ha reunido con ustedes mediante su presencia”, dijo. Dios conoce sus debilidades, negaciones y traiciones (de los discípulos); pero aun así los ha llenado con el Espíritu, dijo.

Guarden ustedes el Espíritu pues es un soplo que “les revoluciona la vida a ustedes” y nunca será como era antes, dijo el papa. “Les ruego que no repriman tal poder”, sino que, más bien, déjenlo que constantemente los mueva.

La tarea principal de un obispo es la de ser testigo del Cristo Resucitado, que es “la realidad que sostiene el edificio entero de la iglesia”, y que promete que todos los pueblos puedan renacer con Él, dijo el papa Francisco.

Y les pidió a los obispos que nunca excluyan ningún aspecto de la vida humana ni a ninguna persona de su cuidado pastoral; en lugar de eso, los animó a enseñar y a estimular a los católicos fieles, buscando con diligencia a los que se han alejado de la iglesia y llevándoles la Palabra a los que siempre la han rechazado o no conocen a Jesús.

El papa dijo que los obispos deben de tomar de la mano a aquellos que ya forman parte de la comunidad cristiana y conducirlos por un camino espiritual en el que se revelan misterios más profundos acerca de Dios y su fe que “a la mejor se han acostumbrado a escuchar con pereza sin percatarse de su fuerza”.

Los obispos pueden inspirar a sus sacerdotes para que reaviven el gozo en sus parroquianos pues “sin gozo, la cristiandad se desperdicia en trabajos”.

Los obispos deben de “interceptar” a los que se han separado de la iglesia, dejarlos que “saquen” sus penas y desilusiones, y que se den cuenta de las razones por las que se han alejado de Dios.

“Más que con palabras, calienten su corazón con humilde y atento oído por su bien verdadero, hasta que abran los ojos y cambien las cosas y regresen con Aquel de quien se han distanciado”, dijo el papa.

Conserven los ojos abiertos para detectar señales de orgullo (falso) que “pueda anidar peligrosamente dentro de la comunidad”, dijo; orgullo que les evite a los parroquianos celebrar el regreso de los que se habían perdido.

Finalmente, dijo el papa, los obispos deben de ser misioneros que “sin miedo ni aprehensión” puedan permanecer de pie ante la gente que no conoce a Dios o se han rehusado a creer en Él, y ustedes deben de invitarlos a que descubran que la salvación tiene lugar en su vida.

Demostrando preocupación por su bienestar, dijo, puede ser que se abra una rendija pequeña “en el muro de contención que utilizan celosamente para proteger su autocracia.”