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EL PAPA PRESCRIBE EL USO DE LA “CARIÑOTERAPIA” EN UN HOSPITAL INFANTIL

By Junno  Arocho Esteves, CATHOLIC NEWS SERVICE     2/17/2016

CIUDAD DE MÉXICO (CNS) — Un poco de cariño puede llegar muy lejos para una persona en convalescencia, le dijo el papa Franciso a un grupo de pacientes de edad infantil, en su mayoría.

“No solamente las medicinas sino también la ‘cariñoterapia’ puede hacer que el tiempo que pasen aquí sea más llevadero”, dijo el papa, el 14 de febrero.

El papa se anticipó a la hora acordada a su arribo al hospital infantil Federico Gómez en la Ciudad de México, después de visitar Ecatepec, del Estado de México, localizado hacia el norte de la Ciudad de México. La primera dama del país, Angélica Rivera, junto con 38 niños, pacientes de cáncer, le dieron la bienvenida en el pabellón de oncología del hospital.

El papa saludó individualmente a muchos niños que estaban en la sala y les entregó a cada uno un rosario. A un niño en especial le dio lo que dijo ser su propio rosario, lo bendijo y le pidió: “Me lo cuidas y reza por mí cuando puedas”.

Con gran esfuerzo los niños podían contener su entusiasmo y algunos se levantaron de su silla de ruedas para abrazar al papa. En su camino por el hospital, algunos niños le daban dibujos y una paciente sorprendió gratamente al papa entonando con maestría y sentimiento el “Ave María” de Schubert.

El papa les agradeció a todos el caluroso recibimiento que le habían dado y dijo que se sentía agradecido por la oportunidad de visitarlos y “compartir un poco de su vida y la vida de los que allí trabajan”.

El papa les contó a los niños, en forma apropiada a su edad, la historia de la Presentación de Jesús al Templo y cómo en la narración del Evangelio el sacerdote Simeón reaccionó como un abuelito, enseñándonos la lección de “dos actitudes; una de gratitud y otra de bendición”.

“Por mi parte”, dijo el papa, que cuenta ya con 79 años de edad, siento, y no solamente por mi edad, que me relaciono bien con estas dos lecciones del abuelo Simeón. “Al entrar acá y al ver los ojos de ustedes, su sonrisa, su cara, me he llenado con el deseo de dar gracias”.

Una empleada del hospital le pidió al papa Francisco que iniciara una campaña de vacunas orales contra la poliomielitis; a lo que el papa accedió con la cooperación de un niño de cinco años de edad, Rodrigo López Miranda. El niñito abrió la boca ampliamente y el Papa depositó unas gotas de un gotero que le habían dado al propósito y le dijo al niño: “Trágatelo”. El niño recompensó al papa con un dibujo y prácticamente se le lanzó a los brazos para dar y recibir un abrazo.

La sensación de que a uno lo cuidan y lo acompañan es importante para una buena recuperación, dijo el papa, y les agradeció a los doctores, enfermeras y familiares presentes la ternura y el cuidado que les dispensan a los pequeños pacientes.

“La ‘cariñoterapia’ es tan importante; a veces una caricia puede ayudar mucho a que uno se recupere”, dijo.

Y recordando la historia de san Juan Diego, a cuyo tío enfermo curó la Virgen María de Guadalupe, el papa Francisco les dijo a los niños que “le pidieran a la Virgen que les diera el regalo de su hijo, Jesús. Cerremos nuestros ojos y pidámosle a la Virgen, que nos dé lo que nuestro corazón busca hoy”, terminó el papa.