Cuando se trata del Sacramento de la Confirmación, Katie Dawson quiere aclarar un malentendido muy frecuente.
“A menudo escucho que la Confirmación es cuando un niño se convierte en adulto, y eso es totalmente equivocado”, dijo Dawson, directora de la Parroquia de Formación de la Fe para la Diócesis de Orange. “Eso no es el significado de la Confirmación”.
De hecho, a pesar que muchos católicos ven el sacramento como el momento que un joven llega a la mayoría de edad, la Confirmación, en realidad, es la travesía en la fe de cada persona.
La Confirmación se basa en el día sagrado del Pentecostés, cuando Dios, representado en el Espíritu Santo, descendió sobre los apóstoles. Es el sacramento que solidifica la relación de una persona con Cristo, la cual inició con el bautismo y “refuerza aún más su capacidad para defender y propagar la fe”, como se les pidió a los apóstoles, explica el obispo Robert Barron, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
“Les dije a los que confirmé que son, en cierto sentido, los sucesores de los primeros hombres en quienes descendió el Espíritu Santo, y tienen el mismo cometido fundamental”, escribió Barron en un blog sobre la primera vez que impartió el sacramento.
“Su Confirmación, expliqué con más detalle, por lo tanto, no es realmente para ellos; es para la iglesia y el resto del mundo”, escribe.
La Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación, con el bautismo, la primera comunión y la confirmación inextricablemente unidos, indica Dawson.
“Estos tres sacramentos son la puerta de entrada a la membresía plena en el cuerpo de Cristo”, dice ella. “Hay una transformación profunda al ser bautizados, recibir la Santa Eucaristía y con la Confirmación; y la confirmación es el sello de nuestra iniciación”.
En la iglesia antigua, no era raro el impartir los tres sacramentos al mismo tiempo. Se oficiaban por un obispo, cuando visitaba la ciudad, para confirmar a los seguidores elegibles. Hoy en día, la Confirmación se imparte a los estudiantes de la escuela secundaria, por lo general a la edad de 14 o 15 años.
“Algunos obispos decidieron que sería más práctico impartir la Confirmación en la secundaria, para que los niños estuvieran mejor capacitados para comprenderlo a una mayor edad”, explicó Dawson.
También había un deseo de separar el sacramento de la escuela primaria y la ceremonia de graduación. “No queríamos que el sacramento estuviese vinculado con el horario escolar”, dijo.
Un candidato para la confirmación selecciona a un patrocinador que pueda guiarlo a través del proceso. Las responsabilidades incluyen asistir a misa los domingos y fiestas de guardar, y participar en proyectos de servicio a la iglesia con el candidato a confirmación.
“Esta persona debe ser un católico activo y comprometido que, con la palabra y la acción, vive su fe”, según la Diócesis de Orange, que también recomienda la selección de un padrino que haya participado en el bautismo del candidato, como una manera de unir a los dos sacramentos.
El confirmado también elige el nombre de un santo, una decisión que debe ser considerada cuidadosamente, dice Dawson.
“Lo que queremos es que los jóvenes identifiquen a alguien que puedan seguir como un modelo de fe, alguien que ellos encuentren atractivo”, dice. “Tal vez esa persona tenga ideales y circunstancias que se relacionen con el joven. Tal vez es alguien fascinante e interesante, un santo con una virtud heroica, alguien que hizo cosas grandes”.
Cual sea la elección del nombre de santo del candidato a confirmación, deberá ser un santo que el candidato pueda aspirar a imitar, aconseja Dawson.
“Deben ser santos que nos animen a ser mejores personas”, concluye.