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HISPANOS, PIEDRAS PRECIOSAS DE LA EVANGELIZACIÓN

“ME ENCANTA LA ALEGRÍA CON QUE LOS HISPANOS VIVEN LA FE”, RESALTA EL OBISPO VANN DURANTE MISA DE AGRADECIMIENTO A LOS MOVIMIENTOS APOSTÓLICOS

By JORGE LUIS MACÍAS     3/28/2018

“Los Católicos hispanos son ejemplos de una vida de fe llena de entusiasmo y compromiso con la Iglesia”, afirmó el Rev. Obispo Kevin Vann, durante la misa de agradecimiento a centenares de miembros de los movimientos apostólicos de la Diócesis de Orange.

“Me encanta la alegría con que los hispanos viven la fe”, declaró el Obispo Vann a OC Catholic. “Puedo decir que juntos podemos caminar en todas las circunstancias de la vida”.

Vann, nombrado el cuarto Obispo de Orange, el 21 de septiembre de 2012 por el Papa Benedicto XVI, tiene un amor especial por la diversa comunidad católica hispana.

“Su presencia no solamente tiene que estar en las Iglesias, la luz de la esperanza también tiene que estar en las calles”, dijo a la multitud. “Gracias por su trabajo, cuentan con mi apoyo y mis oraciones”.

El diácono Guillermo Torres, director de los Ministerios Hispanos de la Diócesis de Orange, agradeció al Obispo Vann por el reconocimiento a los líderes de movimientos apostólicos, por lo que hacen en cada parroquia, donde son signos de esperanza para la Iglesia.

Tras la lectura del santo evangelio según san Marcos 2: 13-17, los fieles escucharon cómo Mateo, el recaudador de impuestos sigue a Jesús, simplemente al escuchar su palabra “Sígueme”.

“A muchos nos costará parar y dejar lo que estamos haciendo, pero debemos sentir la convicción de seguir a Jesús, ese hombre que irradia la fe y tiene palabras de verdad y de vida eterna”, subrayó el diácono Torres.

Dijo que todos los movimientos apostólicos conocen bien la historia de Mateo, a quien Jesús llama para ser su discípulo y que es causa de la segunda confrontación con los fariseos, quienes le atacaron porque se atrevía a perdonar pecados. La causa era que él estaba con publicanos, y, además come con ellos.

“Muchos hemos dejado nuestras sillas, nuestras bancas y vidas anteriores y seguimos a Jesucristo con la misma convicción que tuvo Mateo”, enfatizó el clérigo.

la bendición de evangelizar

Torres narró la historia de Said, un hombre de la India que llegó a un pueblo pequeño; se sentó a la orilla del pueblo, y casi al anochecer puso su cama debajo de un árbol. Vino corriendo hacia él un hombre que le pidió una roca que tenía Said. El interlocutor había tenido un sueño de que sería el hombre más rico de la comarca si se apoderaba de la piedra: Era un enorme diamante.

El hombre obtuvo la piedra y no podía estar a gusto. Dormía al lado del enorme diamante. Siempre estaba parado, ahí, custodiando la roca de diamante.

Sin embargo, se había sorprendido de que Said le entregara la roca sin parpadear. Con convicción. Casi sin parpadear.

“Esa es la convicción de todos los que dejamos atrás muchas de las cosas que teníamos”, relacionó el diácono Torres “La piedra preciosa no es el valor material, sino lo que encontramos en cada uno de los que nos encontramos en el camino y que tenemos la bendición de evangelizar”.

Por lo tanto, dijo que no es accidente que Mateo haya visto en Jesús a la piedra preciosa de su salvación y que le haya dicho sí: “Te sigo con mis pies, con mi vida, mi esperanza, con todo mi corazón; aquí estoy para servirte igual que Mateo, e igual que ustedes, por convicción estamos siguiendo al Señor, porque sabemos que él es el valor más grande de nuestras vidas; con Jesús hemos elegido la verdadera piedra más preciosa”.

Martín Herrera, ujier de la Catedral de Cristo expresó que su compromiso personal para ser un verdadero misionero y discípulo de Cristo se basa “en vivir la palabra de Dios en mi trabajo, mi familia, en las calles”.

Por su parte, Baldo Paseta, presidente de la Hermandad del Señor de los Milagros indicó que todos los grupos hispanos de la Diócesis de Orange, con sus fiestas tradicionales son el motor de la Iglesia.

Mientras, Raquel Vallejo, feligrés de la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar en Santa Ana, acompañada de su hijo Francisco Amézquita, de 7 años, consideró que “los cristianos debemos ser buen ejemplo de fe, vivirla con mucho entusiasmo y estar comprometidos en el servicio a la Iglesia… ¡Vivir la alegría de la fe!”.