(ACI Prensa) – Hoy 28 de agosto la Iglesia Católica celebra la fiesta universal de San Junípero Serra, considerado el Padre y Apóstol de California.
San Junípero Serra es reconocido por encabezar en la segunda mitad del siglo XVIII la evangelización de lo que entonces era parte del virreinato de Nueva España y que hoy pertenece a Estados Unidos, país que celebra al fraile español el 1 de julio.
Nacido en el pueblo de Petra en la isla española de Mallorca el 24 de noviembre de 1713 con el nombre Miquel Josep Serra i Ferrer, a los 16 años entró a una escuela franciscana. Al año siguiente se convirtió en un novicio de la Orden de Frailes Menores (O.F.M.).
San Junípero Serra fue ordenado sacerdote en 1737. Años más tarde pidió convertirse en misionero en tierras americanas y en 1749 llegó a Veracruz, en la costa este de la Nueva España, en el actual México.
Siguiendo la norma estipulada por San Francisco de Asís de que los frailes “no deben cabalgar, a no ser que se vean obligados por una manifiesta necesidad o enfermedad”, el Padre de California decidió junto a un compañero misionero franciscano caminar hacia la actual Ciudad de México, confiándose a la providencia de Dios y a la generosidad de los pobladores locales.
Después de años de labor pastoral en el actual territorio mexicano, y tras la expulsión de la Compañía de Jesús (jesuitas) de la Nueva España, San Junípero Serra desplegó su trabajo misionero hacia el norte del territorio, en el actual estado de California, en Estados Unidos.
Bajo su dirección se fundaron en la actual California la Misión Basílica San Diego de Alcalá, en la hoy ciudad de San Diego; la Misión San Carlos Borromeo de Carmelo, en la actual Carmel-by-the-Sea; la Misión San Antonio de Padua, cerca de la actual ciudad de Jolon; la Misión San Gabriel Arcángel, en la hoy ciudad de San Gabriel; la Misión San Luis Obispo de Tolosa, en la actualmente ciudad de San Luis Obispo; la Misión San Juan Capistrano, en la ciudad que hoy conserva el mismo nombre; la Misión San Francisco de Asís, que es hoy la ciudad de San Francisco; la Misión Santa Clara de Asís, en la actual ciudad de Santa Clara; y la Misión San Buenaventura, en la actual Ventura, y que fue convertida en una parroquia en 2020.
Junípero Serra falleció en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey, California), el 28 de agosto de 1784. Sus restos se encuentran en la Basílica de esta misma misión.
San Juan Pablo II lo beatificó en 1988 y fue proclamado santo el 23 de septiembre de 2015 por el Papa Francisco. La ceremonia de canonización se realizó en Estados Unidos, por lo que fue la primera vez que se llevó a cabo una ceremonia de este tipo en ese país. Un dato llamativo fue que el Papa Francisco visitaba por primera vez en su vida Estados Unidos.
En su homilía, el Santo Padre recordó que Fray Junípero Serra “tuvo un lema que inspiró sus pasos y que plasmó en su vida. Supo decir, pero especialmente supo vivir diciendo: ‘siempre adelante’”.
San Junípero Serra es el único español que tiene una estatua en el Salón Nacional de las Estatuas en el Capitolio, donde reside el Poder Legislativo de los Estados Unidos y lugar donde están representados los personajes más ilustres de ese país.
En medio de protestas y reivindicaciones indígenas en la primera mitad de 2020, grupos violentos profanaron y dañaron estatuas de San Junípero Serra, acusándolo de maltratar a los pueblos locales a los que evangelizó.
El Arzobispo de Los Ángeles en California, Mons. José Gomez, respondió a la polémica en una carta, recordando que San Junípero Serra “vivió y trabajó junto con los pueblos nativos y pasó toda su carrera defendiendo la humanidad de ellos y protestando por los crímenes e indignidades cometidos en su contra”.
“Entre las injusticias a las que se enfrentó en su lucha, encontramos en sus cartas, pasajes desgarradores, en los que denuncia el diario abuso sexual de las mujeres indígenas por parte de los soldados coloniales”, dijo.
“El verdadero San Junípero luchó contra un sistema colonial en el que los nativos eran mirados como ‘bárbaros’ y ‘salvajes’ y cuyo único valor era estar al servicio de los apetitos del hombre blanco”, aseguró el Prelado.
Mons. Gomez precisó que “la trágica ruina de las poblaciones nativas ocurrió mucho después de que Serra se hubiera ido y de que las misiones se hubieran cerrado o ‘secularizado’. Los académicos serios concluyen que Serra mismo era un hombre amable y que no hubo abusos físicos ni conversiones forzadas mientras él presidió el sistema de misiones”.