“En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada”, cantan los peregrinos desde afuera.
Quienes están adentro niegan refugio y cantan: “Aquí no es mesón, sigan adelante, yo no puedo abrir
no sea algún tunante”.
Estas son solamente dos pequeñas estrofas de los hermosos cantos de las Posadas.
¿Qué es una Posada? Mucha gente hace esta pregunta mientras se acerca la celebración de la Navidad.
Esta tradición fue traída a México desde España en el siglo XV por los misioneros católicos. Las Posadas conmemoran el difícil viaje de María y José desde Nazaret a Belén en busca de un lugar para que el Niño Jesús nazca.
En español, la palabra significa dar alojamiento o refugio. Las Posadas comienzan el 16 de diciembre y culminan el 24 de diciembre, con la Misa de Medianoche.
El 19 de diciembre, centenares de “Santos Peregrinos”, se unieron al Obispo Kevin Vann, al padre Edward Poettgen, Párroco de la Iglesia Católica Inmaculado Corazón de María en Santa Ana, y a los demás sacerdotes asignados en esa parroquia. Unidos a ellos estaban también un grupo de directivos diocesanos, entre ellos la Canciller, la Sra. Shirl Giacomi, para recordar la odisea bíblica.
“Así como Dios preparó a los pueblos de Israel para recibir al Salvador, hoy nosotros en esta posada nos vamos a preparar para celebrar la Navidad, que es la fiesta de la venida de Dios entre nosotros”, dijo el padre Poettgen.
En aquellos días, el emperador romano César Augusto dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio. Se realizó cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades.
También José, como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada… (Lucas 2: 1-7). Cuando estaban en Belén a María le llegó el día en que debía dar a luz a Jesús, su Hijo primogénito.
la herencia de un padre
“Mi padre [Feliciano] murió a los 92 años, en el 2010 y me dejó como herencia continuar la tradición de las Posadas”, dijo Guadalupe Aguilar Ramírez, coordinadora de la festividad, en conjunto con la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la Diócesis de Orange. “Nosotros solo intentamos mantener nuestra cultura y la tradición”.
Siguiendo ese ejemplo de José y María como peregrinos, la comunidad hispana se unió en solidaridad para recordar el llamado a acoger y caminar junto a sus hermanos y hermanas inmigrantes y otros que han expresado su ansiedad por posibles cambios futuros en las políticas públicas después de las elecciones en Estados Unidos.
Sin embargo, se ampararon a “las alegrías y las esperanzas, las penas y las angustias de los hombres y mujeres de esta época, especialmente los pobres y afligidos, son las alegrías y esperanzas, las penas y las angustias de los seguidores de Cristo”, contenidas en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual.
rosario: plegaria sublime
La Posada comenzó con la recitación del Santo Rosario, una hermosa y sublime plegaria a María, la Madre de Jesús, nuestro Dios seguida de paradas frente a grandes fotografías que muestran el drama que vive la humanidad con el dolor de refugiados y el miedo de familias migrantes en Europa y en Estados Unidos, incluyendo a quienes viajan desde Centroamérica y Suramérica en el mortal tren llamado “La Bestia”.
“Cada cual, con sus sufrimientos y sus debilidades, con sus fracasos y éxitos, es capaz de amar y ser amado”, leyó el padre Marco Antonio Hernández, OFM. “Esto quiere decir que el amor es más fuerte que toda violencia, que es siempre libre en toda circunstancia, de explayarse y de triunfar contra todos los obstáculos. En unos días vamos a celebrar el nacimiento de Jesús, el Salvador que Dios prometió. El regalo de Dios para nosotros”.
Y en la oración universal, Guadalupe Aguilar Ramírez invitó a los presentes a responder “Ven Señor no tardes”.
“Para que recorriendo junto a María y José el camino a Belén abramos sin miedo nuestro corazón a Cristo y a los marginados”, imploró. “Te pedimos tu protección para todos los migrantes que han abandonado sus casas en busca de nuevas oportunidades en otro país y por los refugiados que se ven obligados a partir de sus casas por las amenazas de la violencia, te imploramos que les proporciones un refugio seguro”.
Al unísono, todos dijeron: “Ven Señor no tardes”.
“entren santos peregrinos…”
Después de tres paradas de oración, reflexión y cánticos, los peregrinos, el Obispo Vann y los sacerdotes, las familias y la pequeña Virgen María, así como el pequeño San José y los angelitos “por fin” recibieron posada.
“Entren santos peregrinos, peregrinos reciban este rincón, que, aunque es pobre la morada, la morada se la doy de corazón”.
En su homilía, el Obispo Vann hizo un llamado a los feligreses para que se den a la tarea de ser familias llenas de solidaridad y a no tener miedo.
“Estamos más fuertes cuando estamos unidos en la fe y en la oración”, dijo el Obispo. “Nuestra fe es nuestra fortaleza y la Navidad, con el nacimiento Jesús es la salvación de Dios que llega a nosotros”.