ELLOS LE SIRVEN A Dios de corazón y saben que su amor es un regalo para el alma. Son las almas de jóvenes católicos que se rinden a los pies de la Santísima Virgen María junto con sus padres rezan el Santo Rosario en familia y lo transmiten por Zoom en tiempos de la pandemia de COVID-19.
Dos de ellos: Luis Hernández, de 22 años y Yulissa Trujillo no solamente su noviazgo, sino también el servicio a Dios: Él, tocando la guitarra durante los cánticos seleccionados para acompañar el Santo Rosario, y ella, alabando a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen con su bella voz.
“Para mí, el rosario es algo que une a mi familia con mi fe; cuando lo rezamos en familia nos acercamos mucho a la Virgen y a Dios”, dijo Luis.Entre tanto, Yulissa añadió: “El rosa-rio es una oportunidad para acercarme a Jesús por medio de María, su Madre y madre nuestra; muchas veces tratamos de buscar a Jesús en diferentes lugares, pero no nos damos cuenta de que él está ahí, con María”.
Con ese pensamiento, ambos entonaron inicialmente el canto religioso “El Espíritu de Dios está en este lugar. “
El Espíritu de Dios se mueve en este lugar.
Está aquí para consolar.
Está aquí para liberar.
Está aquí para guiar, el Espíritu de Dios está aquí…”.
De inmediato, Paulina Hernández se hizo cargo de rezar el Acto de Contrición y Lorena Hernández Ramos pidió por todos los jóvenes del mundo que han perdido su fe, por su conversión y sus familias.
En las plegarias del 30 de marzo, Carolina Hernández, coordinadora del grupo de jóvenes “Vino Nuevo” de la iglesia de San Bonifacio, en Anaheim, elevó su oración a Dios y pidió por todos los jóvenes que han caído en las garras de las adicciones: alcoholismo, drogadicción, pornografía, para que el Señor Jesús tenga piedad y misericordia de ellos.
“Te lo pedimos oh, Piadosísimo Jesús, con la intercesión de María Santísima tu Madre y Madre Nuestra”, dijo.Luego, las hermanas Sury y Paulina Hernández anunciaron el primer misterio “La Oración en el Huerto” (Mt 26, 36-39) y que rezaron los hermanos Antonio y José Ceballos, de 17 y 13 años.
“Para mí, rezar el Rosario significa hablar con Dios y pedirle a la Virgen que ayude a mi familia y a mis amigos”, consideró Antonio.Su hermano menor expresó que su mamá, María Morante le ha dicho que rezar el Rosario, “es importante porque Dios escucha nuestras oraciones si necesitamos ayuda”.
Terminado el misterio, vino el momento para que Luis Hernández, y Yulissa Trujillo interpretaran con gran devoción el tema “María Mírame”.“María mírame, María mírame.
Si tú me miras, Él también me mirará.Madre mía mírame, de la mano llévame.Muy cerca de Él.
Que ahí me quiero quedar”.
Durante el Segundo Misterio, Carolina Hernández anunció las peticiones por todos aquellos que se siguen contagiados con el COVID-19, para que nuestro Buen Dios les dé la fortaleza para soportar los estragos de la enfermedad. En esta ocasión fue Luna Beatriz León quien dirigió el Segundo Misterio Doloroso “La flagelación de Jesús” (Mt27, 26), mismo que respondió su madre, Beatriz Villa, mientras que Luis Hernández y Yulissa Trujillo repitieron el canto “María Mírame”.
En el Tercer Misterio, la plegaria fue por todos aquellos que han perdido un ser querido, especialmente por los adlescentes que se han quedado sin papá o mamá durante la pandemia, “para que encuentren refugio y compañía en Jesús y María, y junto con ellos puedan seguir luchando, perseverando y confiando que nuestro Buen Dios proveerá todo lo necesario para ellos”.
Nuevamente, Antonio Ceballos comenzó el rezo del Padre Nuestro: “Padre Nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre…”, a quien respondió su hermano José, “Danos hoy nuestro pan de cada día.
”En el Cuarto Misterio, “Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario” (Mc15, 21-22), se suplicó a Dios por todos los que están privados de su libertad a causa de las malas decisiones que tomaron, y para que en medio de es as circunstancias busquen el camino para encontrar a Jesús que es el Camino, la Verdad y la Vida.Gelsey Gutiérrez y su mamá Jazmín rezaron juntas el Padre Nuestro y las 10 Ave María, además de tres jaculatorias: “
María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia en la vida y en la muerte Ampáranos Gran Señora”, “Oh Jesús mío perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia” y “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío”
.Padres e hijos caminaron con María esa noche de alabanza y oración. Y la Madre de Dios y guía de sus fieles estaba con ellos.
“Para mí, caminar con María es el más grande ejemplo de santidad y hu-mildad”, reconoció José Luis Hernández, integrante del grupo de oración “Vino Nuevo” de la iglesia de San Bonifacio, en Anaheim. “Todos los días necesito de su amor de madre”.
En el Quinto Misterio, “La crucifixión y muerte de Jesús” (Lc23, 33-46) los ruegos a Dios fueron en favor de los que se conectaron a las redes sociales en la comunidad de “Vino Nuevo”, para que el Buen Dios, que conoce todas las necesidades del ser humano, se digne de atender cada una de ellas, pero sobre todo por los jóvenes para que sigan siendo testigos de que, si empiezan a tener una relación con Jesús su vida será mucho mejor.