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LA CREMACIóN – CONCEPTOS BáSICOS

La práctica es cada vez más atractiva para más y más católicos, pero todavía se aplican normas de respeto

By Tom Connolly     10/22/2015

Lrante gran parte de la historia de la iglesia. Cuando alguien fallecía, su cuerpo era enterrado. Durante siglos, la práctica de reducir los restos mortales a cenizas fue vista por la iglesia como un repudio a la vida después de la muerte y de la resurrección de la carne. En particular, la antigua práctica romana de cremar los cuerpos como un rechazo a la vida después de la muerte iba en contra de las Escrituras, que enseñan que los seres humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios y que el cuerpo debe ser respetado en esta vida y la siguiente.

Sin embargo, en 1963, la iglesia empezó a permitir la cremación. Hoy en día, aunque la iglesia sigue teniendo una preferencia por un entierro de cuerpo completo, más y más católicos tienen conciencia de la aceptación de la cremación, y su popularidad sigue en aumento.

La cremación —un proceso que se realiza en un crematorio con licencia que implica la aplicación de calor intenso (aproximadamente 1,800 grados) durante dos o tres horas a un cuerpo, reduciéndolo a eso de cuatro a diez libras de fragmentos óseos— era la costumbre que prevalecía en el antiguo mundo civilizado, excepto en Egipto, Judea y China. En el siglo V, la cremación había sido abandonada casi en su totalidad por el Imperio Romano debido a la influencia cristiana.

“En 1997, los obispos de Estados Unidos entendieron la necesidad pastoral de la cremación y votaron a favor de permitir la práctica y obtuvieron la aprobación formal de Roma”, indica Lesa Truxaw, directora de la Oficina de Culto de la Diócesis de Orange.

El “Catecismo de la Iglesia Católica” es breve en su referencia a la cremación: “La Iglesia permite la incineración, siempre que no demuestre una negación de la fe en la resurrección de la carne” (Nº 2301).

Sin embargo, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos insiste en que el respeto debido a los restos humanos debe prevalecer: “La reverencia de la Iglesia y el cuidado para el cuerpo surge de una preocupación por la persona a la que la Iglesia encomienda al cuidado de Dios. El cuerpo humano está tan intrínsecamente asociado a la persona humana que es difícil pensar en el ser humano separado del cuerpo”.

La iglesia prefiere que la cremación tenga lugar después de la liturgia fúnebre con el cuerpo presente. No obstante, desde 1997 el Vaticano concedió permiso para las misas funerarias con presencia de las cenizas.

La Asociación de Cremación de Norteamérica estima que de alrededor de las 2.6 millones de muertes cada año, hay unas 471,000 cremaciones (el 20 por ciento). En el 2015, el porcentaje de cremaciones se ha elevado por encima del 33 por ciento.

Para muchos, incluyendo los católicos, el problema es el dinero. Algunas familias, según fuentes de las parroquias, pueden sentirse abrumados por el costo de un funeral tradicional con un entierro.

El número de católicos que optan por la cremación es significativo. Michael Wesner, el director de cementerios católicos en el condado de Orange, estima que en la actualidad entre el 30 y el 40 por ciento de los católicos están optando por la cremación, y los cuatro cementerios católicos del condado de Orange siguen las directrices de la Iglesia para la cremación.

“Los cuerpos cremados deben ser tratados con respeto y los restos deben colocarse en una urna de manera respetuosa, y recibir un entierro digno en tierra consagrada y se les debe tratar de la manera exacta que la de un cuerpo en un ataúd”, dice Wesner.

“La dispersión de cenizas en los bosques, en el mar, quedarse con la urna o el entierro en el patio trasero no están permitidos por la Iglesia. La dispersión de las cenizas sería profanar un cuerpo”.

Es un símbolo de la fe, dicen las fuentes de la diócesis, que las cenizas de un difunto deben mantenerse en un solo lugar, y no dividirlas entre los miembros de la familia, por ejemplo.

“El cuerpo es el templo del Espíritu Santo y debe ser tratado de una manera digna”, dice Truxaw. “Los feligreses deben hablar con sus pastores acerca de la cremación. La creciente escasez de espacios de entierro, las preocupaciones por el medio ambiente y las decisiones financieras son algunas de las razones por la que los católicos eligen la cremación”.