Una de las principales preocupaciones de los padres a cerca de sus hijos es que aprendan los conocimientos y habilidades que necesitarán para alcanzar el éxito en el mundo que heredarán. Una parte importante de la fórmula del éxito es aprender a interactuar bien con los demás en una sociedad culturalmente diversa, el aprendizaje de la tolerancia y el aprecio por las personas que tienen costumbres y creencias que pueden ser muy diferentes a las que están acostumbrados o con las que crecieron.
El sitio web de KidsHealth.org ofrece una amplia gama de consejos con los cuales los padres pueden enseñar sobre la tolerancia a sus hijos. Muchos de éstos se pueden resumir en ser un buen ejemplo y el modelo de comportamiento que les gustaría ver en sus hijos al ellos mismos tratar bien a los demás; y esto incluye a los otros niños también. Un niño que recibe calor y amor incondicional de sus padres es probable que brindara lo mismo en sus relaciones con los demás.
Dos de los consejos, sin embargo, parecen abordar con claridad los retos y responsabilidades que la enseñanza de la tolerancia presenta a los católicos y a todos los padres cristianos. Estas sugerencias son: “aprender juntos sobre las fechas conmemorativas y celebraciones religiosas que no son parte de nuestras tradiciones”, y “honrar las tradiciones de su familia y enseñárselas a sus hijos —y a los que no son de la familia, pero que quieran aprender sobre la diversidad que pueda ofrecer su familia”.
Greg Walgenbach, director del Ministerio de Justicia, Vida y Paz de la Diócesis de Orange explica que la mera enseñanza de la tolerancia es “es un objetivo muy vago”. Para los católicos, él considera que el reto es la enseñanza de la prevención de conflictos. Es decir, aferrarnos a nuestras convicciones como católicos y convivir en paz con los que viven con creencias religiosas que aparentemente contradicen las nuestras. “¿Somos los que defendemos a las víctimas de acoso, o somos nosotros los causantes del acoso? Debemos predicar el evangelio de una manera que sea acogedora y amable”, dice.
Todos parecen estar de acuerdo que la enseñanza del valor de toda vida humana es fundamental para el aprendizaje de la tolerancia, y Walgenbach cree que los niños pueden tener una ventaja sobre sus padres y maestros en este sentido. “Los niños tienen una comprensión intuitiva del valor de la vida humana”, indica. “Por lo general, los niños son los primeros en preguntar: ‘¿por qué vive esa persona en la calle?’ o ‘¿por qué esa persona no tiene un hogar?’”
Por supuesto, a veces no existe sustituto a simplemente dejar que los niños experimente por si mismos. Un reportaje del 2011 del periódico británico The Guardian relata la historia de una iniciativa del gobierno que reunió, cara a cara, a los estudiantes de quinto grado de una escuela con un alumnado mayoritariamente musulmán en la ciudad de Luton con los niños de una escuela católica cercana.
La historia cita a uno de los niños musulmanes diciendo que, a pesar del nerviosismo inicial, ya que “realmente nunca había conocido a un cristiano”, se sorprendió de encontrar tantas similitudes entre los niños cristianos y él. Pensó que serían totalmente diferentes, pero les gustaban los mismos equipos de fútbol y las mismas comidas. Una de las niñas de la escuela católica aprovechó la oportunidad para preguntarle directamente a un musulmán cómo practican su fe en comparación de como la practica ella. En el reportaje la citaron diciendo que había algunos musulmanes en su vecindario, pero “no eran muy sociables”.
Walgenbach dijo que al final todo se resume en honrar al Creador que ama a todos sus hijos. “Dios nos creó y Jesús falleció y resucitó para salvarnos a todos, los que son como nosotros, y los que son diferentes a nosotros”.