IRBIL, Irak (CNS) — Habiba Daud recuerda la Navidad en Bajdida como hermosa. Las festividades comenzaban días antes con la preparación de alimentos y postres tradicionales. Las familias celebraban alrededor de un gran árbol de Navidad.
El día de Navidad su familia y amigos se reunían para disfrutar la comida y pasar tiempo juntos, conversando y jugando con los niños.
Este año será la segunda Navidad que Daud pasa lejos de su hogar en contra de su voluntad. En agosto del 2014 combatientes de Estado Islámico tomaron control de Bajdida, ciudad a menos de 20 millas al sureste de Mosul.
Los ataques de Estado Islámico en el norte de Irak desplazaron a más de 120,000 cristianos, así como musulmanes minoritarios y yazidíes. Hoy día muchas de esas personas viven en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
Durante las primeras semanas los desplazados vivían en carpas y refugios temporales en parques e iglesias. Hoy día en Ainkawa, vecindario cristiano de Erbil, hay ocho campamentos donde los refugiados viven en vagones plásticos que los locales llaman “caravanas”. Muchos alquilan apartamentos o viven con amigos y parientes en otras partes de Irak.
Entre los desplazados está la hermana Diana Momeka, miembro de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena. Anteriormente Mosul era el hogar de sor Momeka. Cuando ISIL capturó Mosul en junio del 2014, sor Momeka y otras 73 hermanas de la Planicie de Nínive huyeron hacia Bajdida, siendo desplazadas otra vez en agosto.
“Cuando uno abandona su hogar uno deja su dignidad”, dijo sor Momeka. “Uno deja su propia tradición, sus propias costumbres, sus propias iglesias, su propia comunidad”.
Sor Momeka dijo que cree que aunque las condiciones son difíciles es posible celebrar la Navidad.
“No descuidamos el hecho de que no importa qué, a pesar de ISIL, a pesar de los sufrimientos, Jesús está diciendo ‘vendré a salvarte'”, dijo sor Momeka. “Para nosotros los cristianos que estamos en medio de nuestro sufrimiento se trata del nacimiento de Jesús en nuestros corazones”.
La iglesia tiene un rol fundamental en mantener la esperanza entre los desplazados. Después que miles llegaron a Kurdistán, fue la iglesia la que movilizó personas y recursos para ayudar a los necesitados. Eso fue cuando sor Momeka ayudó a fundar un centro médico para los desplazados. Este fue uno de muchos proyectos que incluyen otros dos centros médicos y tres escuelas.
Durante la semana anterior a la Navidad Majida Sabali, de Bajdida, estaba sentada en su vagón con sus niños Dima, Fadi y Nafa, al lado de un árbol de Navidad artificial de tres pies de alto. En preparación para la Navidad ella ha hizo algunos dulces y compró ropa nueva para sus hijos.
“Tengo una fuerte fe en que regresaré a mi pueblo, Bajdida”, dijo Sabali