El padre Edward J. Flanagan, quien construyó “Boys Town” una granja de 75 acres al oeste de Omaha (Nebraska) en 1921, una vez dijo: “No hay tal cosa como un niño malo”.
Hoy en día, el profundo sentir del padre Flanagan sigue vigente tras décadas más tarde en la propiedad original y en 11 localidades afiliadas en los EE. UU., incluyendo Boys Town de California, la cual celebrará su 25.º aniversario este otoño.
Desde que se inauguró en 1991, Boys Town de California ha logrado tocar las vidas de 48,000 personas cada año. Administra varias viviendas familiares en Trabuco Canyon y Tustin, y también ofrece servicios familiares en los hogares y servicios de apoyo comunitario.
“Todos nuestros programas hacen hincapié en la curación y la fe”, explica la directora ejecutiva de Boys Town de California, Lawren Ramos. “Brindamos esperanza a los niños con problemas, ayudamos a mantener las familias juntas y, a los padres a alcanzar el éxito. Nuestra misión es cambiar la manera en que se cuida de los niños, las familias y las comunidades en EE. UU.”.
Los desafíos de las familias no discriminan, señala Ramos, y Boys Town de California trabaja con las familias en crisis en todo el condado de Orange —desde el afluente Coto de Caza al oeste de Santa Ana hasta el afluente Huntington Beach.
Al respaldar a los niños y sus familias, Ramos explica, Boys Town de California también aboga por un cambio sistémico.
“El padre Flanagan creó el pueblo de Boys Town para dirigir a los niños por un camino nuevo. Él hacía lo que era correcto para los niños. Albergaba a niños de todas las razas en los mismos edificios. Lo hizo porque sabía que en el fondo fuimos creados a la imagen de nuestro creador —y cada uno de nosotros fuimos creados exclusivamente para algo especial”.
Curiosamente, el padre Flanagan inició su ministerio al acercarse a los hombres sin hogar después de investigar la manera para mejorar sus vidas. Un día un hombre le preguntó: “¿Dónde estaba cuando yo tenía 14 años?” Esa pregunta inquietante impulsó al padre Flanagan a buscar la ayuda de Henry Monsky, un abogado judío que presenciaba injusticias todos los días en el juzgado de Omaha. Monsky fue el primero en donar para apoyar la organización. “Boys Town fue fundada en el corazón del padre Flanagan”, dijo Ramos.
Desde el momento de su fundación y durante las décadas siguientes, dijo Ramos, algunos líderes de la comunidad de la llanura central de los Estados Unidos criticaron al padre Flanagan por abrir las puertas de Boys Town a los niños de todas las razas, clases y religiones. Una organización sin denominación, Boys Town no está relacionada con la Iglesia Católica, pero el padre Flanagan está actualmente en camino a una posible beatificación.
“Una de las coas que el padre Flanagan decía es que todos los niños deben orar, pero cómo desean orar depende de cada persona”, indicó Ramos. “Los alentamos a conectarse a su propia religión y fe. Si un niño llega a nosotros y es budista, lo ayudaremos a crecer en esa fe”.
Una niña de 14 años llegó a Boys Town de California después de ser colocada en más de 14 hogares de crianza distintos, grupos y otros hogares, recuerda Ramos. “Ella había llevado una existencia bastante precaria. Cada vez que un menor tiene que salir de un hogar, deja todo atrás. Me rompe el corazón cuando los niños entran al programa y me entero de todo el dolor y sufrimiento que tuvieron que enfrentar”.
Esa niña adolescente ahora es una adulta trabajadora exitosa con su propia familia, señala Ramos.
“Ella me agradeció por haberle ofrecido múltiples posibilidades. Se trata de vivir nuestra fe al ofrecer la gracia y el perdón. Se supone que debemos perdonar, y eso es lo que hacemos aquí en Boys Town. Los niños se convierten en parte de nuestra familia”. Ramos señala con orgullo que los adolescentes de Boys Town de California tienen una tasa de éxito de graduación de la secundaria del 90 por ciento.
“Queremos continuar con el sueño del padre Flanagan y cambiar la manera en que cuidamos de los niños a nivel local. Queremos ser un modelo, una guía en el mundo de cómo debemos cuidar de los niños”.
A lo largo de la nación, los afiliados de Boys Town ayudan a miles de niños cada año con la “Atención integrada y continúa de Boys Town”, que entrega la atención adecuada en el momento adecuado para ayudar a los niños y sus familias que están al borde de una crisis. La línea de ayuda nacional del programa recibe más de 170,000 llamadas al año; sus programas educativos llegan a 225,000 docentes, familias y niños; y Boys Town ofrece servicios directos a 75,000 personas cada año.
A nivel local, los servicios de Boys Town de California incluyen terapia en el hogar, una clínica de salud mental, clases para padres, grupos de apoyo y tutoría familiar y de padre a padre. Además, cuatro viviendas familiares para adolescentes y una casa familiar para niños ubicadas en 80 acres en Trabuco Canyon, y dos casas familiares para los hermanos en Tustin.
Boys Town tiene una larga historia de servir como un excelente administrador de donaciones. Recibió las más altas calificaciones de Charity Navigator, uno de los sistemas de calificación de organizaciones caritativas más grandes y respetados de la nación.