El jugar con personajes icónicos de una historia clásica es una apuesta arriesgada, en el mejor de los casos. Así que no es de gran sorpresa que ‘Pan’ (Warner Bros.), el intento del director Joe Wright de agregar a la historia original de J.M. Barrie una historia de trasfondo, resulta ser poco más que un lujoso espectáculo de efectos especiales, pero vacío.
Lo que probablemente causará más cejas fruncidas, al menos entre los aficionados religiosos del cine, es la crítica profunda a la Iglesia Católica que Wright y el guionista, Jason Fuchs, dedican antes de que la historia original de Barrie del país de Nunca Jamás inicie en la era de la Segunda Guerra Mundial en Londres.
El vandalismo estético sin freno es el trasfondo del sombrío orfanato al que Peter —interpretado por Levi Miller— fue entregado en su infancia por su madre, María (Amanda Seyfried).
Allí, la madre Bernabé (Kathy Burke), una monja glotona que dirige el lugar, acapara la comida destinada para los hambrientos que están a su cargo, mientras que los Luftwaffe dejan caer sus bombas. La entrada a su escondite de delicias se obtiene al retorcerle la nariz a una imagen de la Virgen María.
El comportamiento de la madre Bernabé es el mismo de las otras “Hermanas de la Eterna Prudencia”, como identifica una placa en la pared a la orden que preside el orfanato. De hecho, en comparación con el tormento de los castigos corporales y el devastador abuso emocional que reparten, los desafíos que enfrenta más adelante Peter parecieran insignificantes.
Esos desafíos surgen después que Peter es secuestrado al país de Nunca Jamás por los secuaces del pirata infame Barbanegra (Hugh Jackman). Barbanegra está librando una guerra contra las fuerzas del mundo de luz, y utiliza a los jóvenes secuestrados, como Peter, para trabajar como esclavos en la mina del poderoso polvo de hadas.
Naturalmente, Peter se rebela, y eventualmente lo apoya la guerrera nativa, Tigrilla (Rooney Mara) y un joven Capitán Garfio (Garrett Hedlund, canalizando a James Coburn). Garfio, es por supuesto, el futuro némesis de Peter según las fuentes canónicas. Aquí, sin embargo, es un simpático —aunque distraído— veterano de las minas, que a regañadientes se convierte en el mentor de Peter.
Después de destruir la única versión del cristianismo que ofrece su película, Fuchs y Wright juegan con diálogos con Peter como el “mesías” de este universo alternativo. La figura de su madre desaparecida, con quien anhela reencontrarse, se convierte en una alternativa de carne y hueso sutilmente nombrada como su tocaya a la versión de yeso y sin sentido de la maternidad propuesta a él por el catolicismo.
El camino de la fe, según indica el guion, implica una negación de la singularidad y el potencial de cada persona para alcanzar grandes metas. Así, la madre Bernabé —otra imagen maternal falsa, una que perversamente deja morir de hambre en lugar de nutrir generosamente a sus hijos— enfáticamente informa a Peter que, cualquier ideal que la ausente María tuviese para él, como lo demuestra una nota escrita por su madre que el muchacho logró descubrir, es falso y él no es nadie especial.
Por contraste, la desesperanza que debería ser el resultado inevitable de esa destrucción de la fe y el orgullo, la magia de Nunca Jamás, que tiene al menos algunos ingredientes del movimiento de la nueva era, mantiene la promesa de la realización plena. Su alquimia transforma a los huérfanos oprimidos y anónimos —y a los zánganos indistinguibles de Barbanegra— en héroes profetizados que viven y alcanzan el destino de su grandeza.
Inadecuado incluso para los adultos, este peligroso viaje cinematográfico —en parte un tema repetitivo de un parque de diversiones, parte fantasía, y egolatría intencional— ciertamente no es seguro para los niños.
La película contiene un anti catolicismo mezquino, una versión negativa de la religión en general, un humor breve sacrílego y escatológico, mucha violencia estilizada y algunos leves juramentos. La clasificación de Catholic News Service es L —Público adulto limitado; películas cuyo contenido problemático pudiese preocupar a muchos adultos. La clasificación de la Asociación Cinematográfica Estadounidense es PG —se sugiere el acompañamiento de los padres. Cierto contenido puede no ser adecuado para niños.
“Pan” de Warner Bros. — La clasificación de Catholic News Service es “L” — Público adulto limitado; películas cuyo contenido problemático pudiese preocupar a muchos adultos. La clasificación de la Asociación Cinematográfica Estadounidense es PG —se sugiere el acompañamiento de los padres. Cierto contenido puede no ser adecuado para niños.
Mulderig es miembro del personal de Catholic News Service.