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LA ÚLTIMA MORADA DE LOS REYES

LA CAPILLA DE LOS REYES ES UN MONUMENTO Y LA ÚLTIMA MORADA DE LOS REYES MAGOS DE LA NATIVIDAD DE CRISTO

By LARRY URISH     12/13/2016

Las catedrales católicas de todo el mundo destacan, desde hace siglos, como grandes testimonios de la profunda influencia de la religión en la arquitectura. La Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano; la Catedral de San Patricio, en Melbourne, Australia; y Notre Dame, en París, Francia, son tan solo algunos ejemplos de las muchas contribuciones de la iglesia en el diseño arquitectónico, ingeniería y construcción, y esas contribuciones continúan hasta nuestros días.

Otro ejemplo es la Catedral de Colonia, en Alemania, la cual era una de las maravillas arquitectónicas de su era. Cuando finalmente se completó en el Siglo XIX, después de más de 600 años de construcción, era la estructura más alta hecha por el hombre en el mundo.

“La Catedral de Colonia es una de las pocas catedrales de estilo gótico de arriba abajo”, explica Mark Paone, director de MJPaia Architecture y presidente del Instituto estadounidense de arquitectos, en su oficina del condado de Orange. “Era común entre las catedrales en construcción de ajustar su estilo arquitectónico a la de un período determinado con el pasar de los años. Una persona con conocimiento pude ver los cambios en los estilos de una iglesia, de la misma manera que un geólogo puede ver las capas cambiantes de la tierra a través del tiempo.

“Pero la Catedral de Colonia es diferente; los constructores se comprometieron con el estilo gótico a lo largo de su construcción. Se puede apreciar esta extraordinaria dedicación en el propio edificio”.

Aunque la catedral –la iglesia gótica más grande del norte de Europa– fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, sus 20,000 visitantes diarios están principalmente allí para ver lo que hay dentro de la construcción: el Sepulcro de los Tres Reyes Magos, un artefacto deslumbrante que hace honor a uno de los eventos más influyentes en la historia del mundo.

Ubicado detrás del altar mayor de la catedral, el sepulcro es reconocido por contener los restos de los Reyes Magos, también conocidos como los Tres Magos o los Magos, que visitaron al recién nacido Jesús en Belén.

Durante siglos, el sepulcro ha tenido una gran influencia, debido a su conexión directa a una de las piedras angulares del cristianismo. “Destaca el deseo, de siglos, por los cristianos de tener algún tipo de contacto físico con los eventos bíblicos”, dice el reverendo, monseñor Arthur Holquin, Vicario Episcopal para el culto divino en la Diócesis de Orange y el pastor emérito en la Basílica de la Misión en San Juan Capistrano. “También está vinculado a la antigua creencia cristiana de ‘peregrinación’ que se convirtió en una metáfora de la dinámica esencial del ‘camino del cristiano’”.

Todos conocemos la historia de los Tres Reyes, de su viaje guiado por la estrella de Belén y de sus regalos de oro, incienso y mirra. Pero lo que la mayoría de nosotros desconocemos en cómo el sepulcro terminó en Alemania. Después que los tres viajeros salieron de Belén, llegaron a las colinas de Vaws, que se encuentran en la Tierra de Ind. Allí se acordó construir una tumba para guardar sus restos después de su muerte. Tras la muerte de cada uno, sus restos fueron enterrados en la tumba por sus seguidores.

Unos 200 años más tarde, Santa Elena, la madre del emperador Constantino, viajó a las colinas de Vaws, donde recuperó los restos de los Reyes Magos y los transportó a Constantinopla. Las reliquias fueron trasladadas a Milán, Italia, a finales del Siglo VI. Los restos quedaron allí hasta el Siglo XII, cuando el pueblo de Milán se sublevó en contra del santo emperador romano, Frederick I. Ante el temor de su muerte, el emperador pidió la ayuda del arzobispo de Colonia, quien fue una figura clave en la reconquista de la ciudad. En 1164, el emperador, como muestra de agradecimiento, entregó las reliquias al arzobispo, quien más tarde trasladó los restos de los Tres Reyes a Colonia.

Compuesto de tres sarcófagos con forma de basílica, el sepulcro es de 87 pulgadas de largo, 43 pulgadas de ancho y 60 pulgadas de alto. Está hecho de madera, con recubrimiento de oro y plata decorado con esmalte, filigranas y más de 1,000 joyas y perlas. Setenta y cuatro figuras en alto relieve que retratan a los profetas, los apóstoles y evangelistas, la Adoración de los Magos, María con el Niño Jesús, el bautismo de Cristo, Cristo en el Trono durante el juicio final, su crucifixión y resurrección.

“Cuando vi por primera vez el sepulcro, sentí escalofríos en todo mi cuerpo”, dice Paone. “Es impresionante; realmente sorprendente, cuando se piensa en su valor y la importancia que le otorgó la Iglesia”.

El sepulcro siempre seguirá siendo importante, sin importar si realmente alberga los restos de los Reyes Magos. Sin embargo, es un tema apremiante.

En el 2004, un egiptólogo, que trabajaba con  “The Learning Channel”, examinó los huesos para determinar si eran o no de los Tres Reyes. El equipo descubrió que las suturas craneales de los tres cráneos indicaban que eran de personas de diferentes edades. Esta diferencia de edad es consistente con la interpretación de los Magos en el mosaico de Ravena, una obra del siglo VI, situada en la nueva Basílica de San Apolinar, en Italia.

“Creo que el sepulcro contiene los restos reales”, dice Paone. “Muchas reliquias católicas son claramente auténticas; no hay ninguna duda al respecto. Y hay otros que solo se pueden aceptar con la fe. Y es uno de los que yo tomó en la fe”.

“Al igual que con tantas reliquias, una prueba absoluta se nos escapa”, dice monseñor Holquin. “Los sepulcros de esta naturaleza se valoran, no tanto debido a la señalización de su localización histórica, sino por ser reflejos de la fe del pueblo de Dios, tratando de brindar reverencia a las innumerables maneras en que Dios, en su bondad, ha irrumpido en nuestro mundo para tocar nuestras vidas”.