La mayoría de nosotros —junto con miles de católicos en el condado de Orange y millones en todo el mundo— asistimos a misa todos los domingos. Vamos porque es un elemento esencial en nuestras vidas. A través de los años, se convierte en parte de nuestro ADN espiritual.
Después que termina la misa, nos encontramos y conversamos con nuestra comunidad de fe, y finalmente, nos despedimos y regresamos a casa —a nuestras vidas seculares.
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Vivir como católico puede ser — y talvez debería ser— algo que hacemos las 24 horas y los siete días de la semana. Dicho esto, qué medidas podemos tomar para realmente vivir nuestra fe más allá de la misa dominical. ¿Qué podemos hacer para aumentar nuestra fe?
“El secreto mejor guardado sobre la misa es que al final de la misma, nos envía al mundo para tomar acción en nuestra fe”, explica el padre Jerome Karcher, pastor en la Iglesia Católica Romana de San Vicente de Paul. “Es peligroso afirmar que solo vamos a misa y que todo termina el domingo”.
El padre Karcher indica que una cosa no puede ser exagerada: “Llevar una vida de oración continua. La oración es nuestro lazo con Dios, es una conversación con Él sobre nuestras vidas y nuestro llamado a la santidad”.
Así que, para empezar, establezca una rutina diaria de oración. Aunque nuestras vidas parecieran más ocupadas que nunca, tenemos el tiempo suficiente para la oración si planificamos, lo escribimos en nuestra agenda y nos comprometemos con esto. Comience con solo cinco o 10 minutos al día.
¿Qué más podemos hacer? Aquí les dejamos algunas opciones:
n Estudiar — El conocimiento es poder, tanto a nivel personal y espiritual. Asista a un grupo de estudio bíblico es su parroquia; tome clases de apologética; lea la Biblia y el Catecismo, junto a los grandes autores católicos.
n Enfocarse en la Eucaristía — Si es posible, busque a Cristo en la Eucaristía a través de la misa diaria y reflexione en silencio ante el Santísimo Sacramento cada semana. ¿No tiene tiempo para la misa diaria? ¿Cuántas horas a la semana pasa frente al televisor?
n Únase a un ministerio de la iglesia — El compartir nuestros dones, dados por Dios, con otros feligreses es una buena manera de mostrar nuestro agradecimiento a Dios.
n Confesarse — El recibir el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación es una manera poderosa de pedir a Dios el perdón de nuestros pecados y una buena manera de recibir su misericordia.
n Invite a un amigo a misa — Una invitación puede hacer una gran diferencia para alguien que se alejó de la fe o se siente enajenado de la iglesia.
n Únase a un retiro o taller espiritual — Nunca dejan de reavivar nuestra pasión por la Palabra de Dios y nuestro amor por Jesús.
n Deténgase, respire y escuche — Tome una pausa de unos minutos durante la rutina diaria y escuche lo que el Señor quiere para nosotros. Permanezca presente en el momento y cultive el silencio desde el interior para callar “el ruido”.
A pesar de hacer todo lo posible para fortalecer nuestra fe y vivir como buenos católicos más allá de la misa del domingo, debemos recordar que somos seres humanos, y no una máquina.
“Se trata más de lo que podemos ser, no que de lo que podemos hacer”, explica Katie Dawson, directora de formación de la fe para la Diócesis Romana Católica de Orange. “Si estamos viviendo la vida de Cristo dentro de nosotros mismos, seremos una persona distinta que si vivimos como un hombre o mujer natural. Estaremos más conscientes de las necesidades de un mundo alejado del amor y la misericordia de Dios, y buscaremos maneras de llevar esa misericordia al mundo”.
“Tenemos un mal entendimiento de la vida cristiana si pensamos que solo se trata de hacer”, añade Dawson. “La vida cristiana es estar incorporado a Cristo, y todas nuestras acciones proceden de este cambio de identidad”.
Este cambio de identidad puede llevarnos a ser voluntarios de la diócesis, una manera en la que podemos vivir como buenos católicos. La Diócesis de Orange, el centro de la vida católica en el condado de Orange, es un buen lugar para comenzar. Puede comunicarse al 714-282-3000, o visite el portal rcbo.org.
“Existe una gran necesidad de voluntarios en la Diócesis, tanto desde el punto de vista administrativo —ayudar a organizar y gestionar eventos, por ejemplo— y actividades más prácticas, como ayudar a colocar y guardar sillas y mesas, recibir a las personas, y así sucesivamente”, dijo Dawson.
También existe una variedad de oportunidades para los voluntarios a nivel parroquial.
“Las parroquias conforman la Diócesis, y la mayoría de las personas tendrán acceso a los programas de voluntarios a nivel parroquial”, indica el padre Karcher. “Al ayudar a su parroquia, está ayudando a la Diócesis”.
Los voluntarios pueden ayudar en el alcance comunitario; diseñar volantes y pancartas; asistir con la liturgia de los niños; participar en grupos de estudio bíblico; cantar o tocar un instrumento en los ministerios o los grupos de apoyo de duelo; servir como ujier durante la misa; lector o ministro extraordinario durante la Comunión…muchas opciones a tan solo una llamada de distancia.
Para más oportunidades para voluntarios, comuníquese con las Caridades Católicas del Condado de Orange al
714-347-9600, o visite www.ccoc.org.
Si tiene dudas para elegir una actividad como voluntario —o tomar pasos para fortalecer su fe— recuerde: “Dios nos llama a la acción”, dijo Dawson. “Él nos llamará a actos de amor y generosidad, pero esas acciones procederán de nuestra relación de amor con Dios, no de nuestro deseo de ganar el camino al cielo o ganar la aprobación de Dios”.