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LOS OBISPOS DE CALIFORNIA CONSIDERAN QUE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID 19 SON MORALMENTE ACEPTABLES

LOS OBISPOS DE LA DIÓCESIS DE ORANGE, LA CONFERENCIA CATÓLICA DE CALIFORNIA, LOS MINISTERIOS DE SALUD CATÓLICOS Y LAS CARIDADES CATÓLICAS APOYAN LAS VACUNACIONES CONTRA COVID-19

1/13/2021

“Los obispos de la Diócesis Católica Romana de Orange apoyan totalmente la declaración de la Con-ferencia Católica de California sobre la vacunación contra el COVID-19. Después de una investigación exhaustiva y de revisar la declaración de la Academia  Pontificia para la Vida, encontramos las vacunas moralmente aceptables e imper-ativas en el esfuerzo continuo para frenar la pandemia de coronavirus.

Estamos esperanzados y animados por la promesa que representan estos avance s científicos, e instamos a los 1, 3 millones de católicos del Condado de Orange a tomar todas las medidas adecuadas para protegerse a sí mismos y a sus familias. Rezamos por ellos como rezamos por el mundo.

Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero ahora tenemos esperanza y un camino a seguir enraizado en el min-isterio de curación de Jesucristo. Pone-mos nuestra confianza en la providencia de Dios”.

— El obispo Kevin Vann, el obispo Timothy Freyer, el obispo Thanh Thai  Nguyen Nota del editor: La siguiente es un comunicado de la Conferencia Católica de  California.

La Conferencia Católica de California afirma que las inminentes vacunas contra  COVID-19 de Pfizer y Moderna son moralmente aceptables y se compromete a trabajar estrechamente con los ministerios de salud católicos y las organizaciones benéficas católicas para:  Promover y fomentar las vacunas  contra el COVID-19 en colaboración con los gobiernos estatales y locales y otras entidades  Abogar en nombre de las po-blaciones vulnerables para garantizar que tengan acceso a vacunas contra el COVID-19 seguras y eficaces; y Proporcionar información regular y precisa a los feligreses y a la comuni-dad en apoyo de las vacunas contra el  COVID-19, que son moralmente aceptables, seguras y eficaces.

La vida ha cambiado este año en formas que pocos de nosotros podríamos haber imaginado. La pandemia de  COVID-19 ha provocado la pérdida de vi-das y medios de subsistencia en todas las  comunidades, ricas y pobres. Lloramos por los que han perdido la vida y por sus familias, y ofrecemos nuestras oraciones y ayuda a los que luchan contra la pérdi-da de negocios, el desempleo, la soledad,  la ansiedad y otros traumas causados por esta calamidad.

Afortunadamente, es probable que dos candidatos a la vacuna contra  COVID-19 obtengan la autorización de uso de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los  Estados Unidos (FDA) antes de fin de año, y es probable que una o más vacunas estén ampliamente disponibles en 2021.  Si bien las vacunas todavía están en proceso de revisión, se han estudiado am-pliamente en rigurosos ensayos clínicos y los primeros resultados de seguridad y eficacia parecen prometedores.

 Los presidentes de los Comités de la Conferencia Católica de Obispos de los Estados Unidos sobre Doctrina y  Actividades Pro-Vida, la Asociación  Católica de la Salud y otros teólogos morales respetados han considerado que las primeras vacunas candidatas son moralmente aceptables.

Acogemos con beneplácito esta noticia y esperamos con interés la distribución de vacunas seguras y eficaces con una sensación de alivio, reconoci-endo al mismo tiempo los formidables desafíos logísticos que se plantean a los encargados de elaborar las vacunas, los proveedores de atención de la salud, los gobiernos y otros.

Todas las archidiócesis de California, junto con los ministerios de salud católicos y las organizaciones benéficas católicas, apoyan la erradicación de las enfermedades que perturban la vida humana. Las vacunas Pfizer y Moderna promueven la salud frente a una pan-demia devastadora que nadie esperaba.

 Queremos volver a subrayar que los orígenes de las vacunas son moral-mente aceptables desde una perspectiva católica y que su avance fomenta el bien común. También afirmamos que los más vulnerables deben tener un lugar privile-giado en su distribución y asignación.Por lo tanto, las diócesis de California, varios ministerios de extensión estatales y locales, los sistemas católicos de atención de la salud y los hospitales se ofrecen para ayudar en esta empresa masiva de las siguientes maneras:1.

La Conferencia Católica de Califor-nia, los sistemas de salud católicos y las  Caridades Católicas se comprometen a promover y fomentar las vacunas contra el COVID-19 en las comunidades a las que servimos.

Las diócesis tienen una relación  especial con los proveedores de atención  médica católicos y trabajarán estre chamente con ellos y dependerán en gran medida de su orientación. Muchas también ya trabajan con otros provee-dores, como por ejemplo, para llevar la atención médica a los trabaja dores  agrícolas. Estas colaboraciones se utilizarán cuando sea apropiado y se es-tablecerán otras nuevas cuando puedan ser útiles. Las diócesis y los sistemas de salud católicos también continuarán  trabajando con la oficina del gobernador de California, el Departamento de Salu d Pública y los organismos de salud pública locales y de los condados. 

2. Nuestra colaboración se compro-mete a realizar una fuerte labor de alcance a las poblaciones vulnerables,  como los trabajadores agrícolas, las personas indocumentadas y los traba-jadores de bajos ingresos que buscan orientación y asistencia de nuestros ministerios. Gran parte de este trabajo se centrará en la promoción o el esta blecimiento, si es necesario, de lugares seguros para los individuos indocumen-tados y otros que pueden no tener acceso regular a la atención médica, no están seguros de los motivos detrás de la va-cunación o no están seguros de a dónde acudir en busca de ayuda.

 3. Nos comprometemos a proporcionar  información clara a los feligreses y las comunidades en apoyo de vacunas  seguras y eficaces. En un momento en que la desinformación nubla nuestro  discurso público, es fundamental que centremos nuestros esfuerzos en un mensaje claro, culturalmente apropiado y eficaz.

También es de vital importancia que trabajemos juntos en un espíritu de solidaridad y cooperación. Como el Papa Francisco expresó recientemente: En un momento en que todo parece desintegrarse y perder consistencia, es bueno que apelemos a la “solidez” que nace de la conciencia de que somos re-sponsables de la fragilidad de los demás mientras nos esforzamos por construir un futuro común. La solidaridad encuentra su expresión concreta en el servicio, que puede adoptar diversas formas en un es-fuerzo por cuidar de los demás. Y servicio significa en gran parte “cuidar de la vul-nerabilidad, de los miembros vulnerables de nuestras familias, de nuestra sociedad,  de nuestra gente”… El servicio siempre los mira a la cara, toca su carne, siente su cercanía e incluso, en algunos casos, “sufre” esa cercanía e intenta ayudarles.

 El servicio nunca es ideológico, porque no servimos a las ideas, servimos a las personas. [115]- Fratelli tutti, Papa Francisco, 2020 Por último, ofrecemos un agradecimiento especial a los profesionales de la salud que han atendido y seguirán  atendiendo a los enfermos; a los traba-jadores esenciales que permiten que la sociedad siga funcionando; a los científicos e investigadores que contribuyeron a que llegáramos a este momento; a los maestros y padres que luchan por educar a los niños; a los trabajadores de los min-isterios que encuentran formas innova-doras de aportar recursos espirituales y corporales a las congregaciones; y a todos los que han ayudado a llevar la carga de otros durante esta pandemia.

 Rezamos por ellos como rezamos por el mundo. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero ahora tenemos  esperanza y un camino a seguir enraizado en el ministerio de curación de Jesu-cristo. Ponemos nuestra confianza en la  Providencia de Dios.