TAMPA, Florida (CNS) — Catorce obispos, de los Estados Unidos, Latinoamérica y Canadá, exploraron durante tres días de oración y discusiones la manera de invitar a los fieles a lo que el papa Francisco llama “un encuentro con Jesucristo”.
La Trigésima octava Reunión de Obispos de América concluyó el 25 de febrero y algunos prelados dijeron que regresaban a su respectiva jurisdicción con un sentimiento de camaradería y solidaridad, después de intercambiar su propia experiencia de servicio y un entendimiento más completo de la unidad que comparten por medio de la iglesia.
Representantes de la Conferencia Episcopal Católica de los Estados Unidos o USCCB por sus siglas en inglés, junto con la Conferencia Episcopal Latinoamericana o CELAM, y la Conferencia Episcopal Católica Canadiense asistieron a las reuniones que se iniciaron el 22 de febrero.
El arzobispo Joseph E. Kurtz, de Louisville, Kentucky, presidente de la USCCB, le dijo al “Catholic News Service”, el 26 de febrero, que las personas reunidas dirigían la mayor parte de su conversación sobre el Año de la Misericordia y en la manera en la que ellos podrían en forma misericordiosa responderles a las personas necesitadas.
Y dijo que se había inspirado en la primera carta de cuaresma del papa Francisco, en la que se trata de la distinción entre pobreza y destitución en la vida, durante una parte de la reunión.
“Él habla de destitución física. Muchos de nosotros hablamos sobre obras corporales de misericordia que se han hecho. El arzobispo de Bogotá (Colombia) habló de lo que se trata de hacer para lograr ayudar a las personas que carecen de hogar”.
La conversación se extendió al alcance moral y espiritual de la destitución en comunidades locales y de cómo demostrarle a la gente que “la misericordia tiene rostro”, explicó.
El tema de la emigración/inmigración también estaba en la mente de los dirigentes de la iglesia pues afecta a todos los países del hemisferio. El arzobispo Kurtz dijo que el haber escuchado a dirigentes de la iglesia latinoamericana, especialmente al cardenal José Luis Lacunza, de Panamá, le había ayudado a entender la extensión de las preocupaciones.
“Y se refería a personas inmigrantes venidas de Cuba, en busca de mejor vida, con la esperanza de entrar a Estados Unidos”, dijo.
“Entendemos que existen verdaderas complicaciones (con la emigración/inmigración) que debemos de afrontar, pero lo debemos hacer viendo el rostro de la persona primero”, explicó el arzobispo.
El cardenal Rubén Salazar Gómez de Bogotá, Colombia, presidente de la CELAM, dijo en su declaración que los obispos buscan acompañar a los fieles en su búsqueda por “una vida más digna para las familias”.
El obispo Douglas Crosby de Hamilton, Ontario, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, dijo que el encuentro animó a los obispos para seguir en su trabajo. “Aprendimos unos de otros”, dijo en una declaración. “Nos apoyamos mutuamente; nos animamos unos a otros. Estamos unidos en nuestro deseo de seguir fielmente a Cristo”.
Los obispos trataron del tema de cómo el amor de Jesús sana y unifica, mientras se enfocaban en varios temas, incluyendo la emigración/inmigración, la evangelización de comunidades urbanas, los derechos de pueblos autóctonos, suicidios con ayuda médica, riesgos de la pornografía y la creciente amenaza contra la libertad religiosa en todo el mundo.