Noviembre es el momento de la acción de gracias, un momento especial que reservamos para agradecer a Dios por los regalos en nuestras vidas. Permíteme compartir contigo tres formas espléndidas de dar gracias a Dios.
primera: acción
de gracias por
las maravillas
Me maravilla simplemente de estar vivo. Me maravilla que un niño puede ser formado de tu carne y espíritu. Me maravilla si puedes amar a otra persona humana tanto como te amas a ti mismo, o incluso más. Me maravilla si tus oídos pueden reconquistar a Mozart y Beethoven. Me maravilla si Dios puede descansar dentro de ti y transformarte en una imagen de Cristo.
segunda: acción
de gracias en los tiempos difíciles
Quiero decir, “Te agradezco Señor por mis cruces, cargas, derrotas y sufrimientos”. Puede que sea el “gracias” más difícil que Dios nos pide, pero es crucial para algunas de nuestras mayores oportunidades de crecimiento, las cuales vienen a menudo, solo a costa de grandes sufrimientos o pruebas. Hay un dolor que acompaña a cada victoria.
tercera: acción
de gracias a través
del sacramento de
la eucaristía
Porque la Eucaristía significa acción de gracias. Lo que Jesús hizo con el pan ordinario en la Última Cena, Jesús lo hace para ti… Jesús tomó el pan… Jesús bendijo el pan … Jesús partió el pan … Jesús dio el pan. Al darte vida, Jesús te eligió para seguirlo. En tu bautismo, Jesús te bendijo para ser su discípulo. En tu sufrimiento, Jesús te quebrantó, te formó como un hombre o una mujer para los demás. Y así, dondequiera que estés, Jesús te dio, te escogió, te bendijo y te quebrantó, a todo un pequeño mundo para su salvación.
Que nuestra celebración eucarística sea siempre una canción resonante de acción de gracias con el apunte del Salmista:
Porque tú has formado mi cuerpo.
Me has tejido en el vientre de mi madre.
Te doy gracias por tantas maravillas:
prodigio soy, prodigios tus obras.
— Salmo 139: 13-14
Feliz día de Acción de Gracias.