Una de las muchas decisiones importantes que deben tomar los padres de un recién nacido es elegir a los padrinos. Hay muchas ideas falsas sobre el papel de los padrinos en la vida de un niño. Los padrinos no son simplemente invitados de honor en el bautismo —es un compromiso de por vida y se debe reflexionar en oración tanto por los padres, como también por los futuros padrinos.
De acuerdo con Katie Dawson, directora de formación de la fe en las parroquias de la Diócesis de Orange y madre de cinco hijos, la elección de los padrinos “puede tomarse como la posibilidad de ganarse la lotería”. Una manera de reducir el riesgo de un fracaso rotundo es que los padres reflexionen, con una visión a largo plazo, cuando consideren quién entre sus amigos y familiares podría asumir este papel tan importante en la vida de sus hijos.
Dawson insta a los padres a que, “en primer lugar, busquen a alguien de gran fe y que le ayudará a su niño a crecer en su relación con Dios y su fe. También necesitarán a alguien que sea capaz de tener una relación positiva y a largo plazo con el niño, y que sea a la vez una buena influencia en su vida y un modelo a seguir”. Con esto en mente, es mejor elegir a alguien que viva relativamente cerca para que pueda visitar al niño, por lo menos en los cumpleaños y días festivos. Cuando el niño crezca, los padrinos pueden servir como una “segunda opinión” para los padres, para ofrecer orientación y apoyo a los niños a medida que avanzan en su camino de fe.
Debido a que los padrinos también son aliados en la formación de fe, su fe católica debe ser sólida, asistir a misa y, si están casados, deben de ser un matrimonio unido en el sacramento católico.
A veces, las normas de la familia pueden hacer que la elección de los padrinos apropiados sea complicada. En ocasiones, los padrinos son elegidos en honor a la amistad, la relación con la familia o porque si no se les elige a ellos podría provocar un sentimiento de ofensa. “Solo se permiten dos nombres en el certificado de bautismo”, señala Dawson. “Pero no existe ninguna restricción en el número de ‘padrinos honorarios’. Esta es una rendija que a menudo ayuda a solventar el tema de la dinámica familiar”.
Todo esto destaca por qué es importante que los padres tengan una discusión franca sobre el papel y las expectativas con los posibles padrinos, para asegurar de que entienden lo que se espera de ellos. Es igualmente importante que los posibles padrinos sepan que no herirán sentimientos si se niegan a aceptar la propuesta. Tal vez no se sientan cómodos con la responsabilidad y deben tener la opción de negarse”.
En la comunidad latina, el concepto de “comadre y compadre” es muy arraigado. Literalmente, los padrinos asumen su papel como segundos padres. Sin embargo, la sociedad moderna estadounidense es menos propicia a la idea de “co-crianza” de los hijos con otros adultos cercanos. “Se necesita demostrar la intencionalidad de participar en la vida de un niño, incluso entre familiares”, dice Dawson. “El padrino es un aliado con los padres y por lo tanto debe ser invitado a las fechas importantes, especialmente los Sacramentos. Ellos necesitar ‘estar presentes’ para el niño, y eso implica necesariamente la comunicación”.
Desafortunadamente, incluso con una cuidadosa consideración y la comunicación abierta, la relación con los padrinos, por cualquier razón, puede deteriorarse con el tiempo. Si el niño estableció una relación estrecha con el (los) padrino(s), esto puede ser especialmente difícil. A veces, el padrino de uno de los hermanos del niño puede tomar el cargo y llenar el vacío, o los padres pueden pedirle a alguien que sea el padrino “honorario”.
A pesar del nivel de responsabilidad y compromiso, el convertirse en padrino o madrina puede ser un gran regalo y bendición. Existe la posibilidad de que nazca una relación hermosa, para todos los involucrados, pero se necesita un esfuerzo para construir un lazo de por vida.