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SAN IGNACIO Y EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL

CATÓLICOS RECONOCEN EN EL SANTO ESPAÑOL QUE SON INSTRUMENTOS DE DIOS PARA QUIENES ENCUENTREN EN SU CAMINO DE FE.

By JORGE LUIS MACÍAS     8/29/2016

¿Cuál es la voluntad de Dios para mí en determinada situación? ¿Qué quiere Dios de mí? Elegir no es fácil ¿Qué debo hacer? ¿Cómo sé que lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios?

Estas preguntas clásicas y muchas más encontraron respuesta en el taller “San Ignacio y el Discernimiento Espiritual” que condujo Carlos Obando, instructor en el Instituto para el Ministerio Pastoral (IPM) de la Diócesis de Orange.

“Hay momentos donde el ser humano experimenta una “añoranza santa” y al mismo tiempo desea llenar su vacíos emocionales y espirituales, pero no se sabe cómo actuar o qué camino seguir”, dijo Obando a decenas de orientadores católicos de diversas parroquias. “Dios siempre trata de comunicarse con el ser humano para manifestar Su voluntad”.

El maestro Obando, quien tiene una Maestría en Teología Pastoral de la Universidad de Loyola Marymount, auxilió a decenas de orientadores y líderes a aprender cómo discernir el momento apropiado para elegir en situaciones concretas de su vida; aquello que es mejor para su persona. Sabiendo que el discernimiento requiere escuchar atentamente al Espíritu Santo, “quien nos invita siempre a vivir una vida ejemplar y de santidad”.

Obando expreso, que desde el momento en que Dios creó al hombre puso en su corazón las palabras del Antiguo Testamento “Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía” (Jer. 1:5). Que Dios dijo a Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.

“Estas palabras trascienden al ser humano, a todos y cada uno de nosotros”, explicó Obando. “Esa es la añoranza santa y los que están más entonados con las cosas de Dios pueden percibirlo, a diferencia de quienes se alejan de Él y no escuchan esa campanita en su conciencia; la oyen, pero se confunden con los ruidos del mundo. Es decir, Dios invita y yo respondo, o no; dependiendo si estoy dispuesto a buscar Su presencia en mi persona”.

Dios quiere que todos los cristianos bautizados estemos unidos con Él, sirviéndole a Él, y al compartir nuestros dones en servicio al prójimo. ¿Cómo hacerlo? Para cada uno la respuesta es diferente.

“Dios quiere que le conozca, especialmente a través de los ángeles, mi familia, que ha puesto en mi vida; mi esposa y mis hijas”, dijo Sadac Muñiz, feligrés de la Iglesia de Santa Ángela Merici en la ciudad de Brea, CA. “Dios me ama y me ha creado para que logre a conocerlo y algún día poder ser parte de Su Reino”.

el discernimiento es signo de madurez en la fe

El discernimiento es producto de la una fe madura en el cristiano. A diferencia de individuo que vive conforme a lo que le dicta el secularismo, donde el mundo es quien discierne por él.

Cuando el cristiano profundiza y entra en las cosas del Espíritu siempre busca complacer a su creador: Dios. Y por ello la pregunta: ¿Es esto lo que Dios quiere de mí? Y a través de una fe madura, hay que discernir la respuesta.

Para fomentar este discernimiento en el cristiano, Obando propuso dos puntos: 1) Estar abierto al mundo de Dios y de cierta forma poder interpretar los signos de los tiempos -no los tiempos finales- “porque si nos confiamos en Dios, Él nos va a manifestar lo que quiere de nuestras vidas. 2) Si una persona quiere discernir la respuesta de Dios, obligatoriamente tiene que orar, es decir, estar en un coloquio permanente con Él, ser una persona de oración”.

“No es como decir voy a ir al mercado a comprar una libra de discernimiento”, expresó.

En torno a los movimientos del espíritu para la toma de una decisión, destacó que San Ignacio de Loyola invitaba a hacer una meditación a la que llama las “Dos Banderas”.

¿por qué pone esta meditación?

“Porque nosotros vamos descubriendo qué es lo que el Señor nos está pidiendo en concreto y vislumbramos la voluntad de Dios para nuestra vida y entramos en lucha”, dijo. “San Ignacio es consciente que la vida espiritual es una lucha y el campo de batalla es el corazón, no es un territorio exterior sino interior; en el corazón del hombre”.

“Por lo tanto percibimos que lo que se pone en juego es: mi corazón queda bajo la bandera de Jesús o bajo la bandera del enemigo”, dijo el conferencista. “Aunque no siempre está claro cuál es el camino que se debe seguir; hay decisiones que nos llevan a la vida y decisiones que nos guían a la muerte”.

En este sentido, hizo alusión a una homilía de la misa que presidió el Papa Francisco en la Casa Santa Marta en el Vaticano, en mayo de 2013, donde expresó: “Satanás es un mal pagador y siempre nos estafa”.

“Y ante esa realidad”, dijo, “hay que rezar pidiendo al Espíritu Santo un corazón capaz de amar como Jesús, porque el que ama nunca está solo y no pierde su vida, sino que la encuentra”.