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SANTA MARÍA DE GUADALUPE, LLAVE DE LA ESPERANZA A LA CASA DE LUZ

DEVOTOS GUADALUPANOS SE RINDEN DE AMOR JUNTO CON EL OBISPO TIM FREYER ANTE LA IMAGEN DE LA “MORENITA DEL TEPEYAC”

By JORGE LUIS MACÍAS     2/20/2019

En el palanquín que cargan ocho hombres peruanos de la Hermandad del Señor de los Milagros destacaba la figura imponente de la Virgen de Guadalupe.

Ella, con dos ángeles guardianes a sus pies, desfiló ante la mirada llena de amor de sus hijos, en la Catedral de Cristo, en Garden Grove. 

Bajo los acordes de la música del Mariachi Juvenil Herencia Michoacana de las iglesias San Joaquín y Santa Cecilia de Costa Mesa, la virgen, rodeada de rosas blancas y rojas hizo  evocar el milagro guadalupano de diciembre de 1531, cuando se apareció cuatro veces a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac.

Durante el V Encuentro Guadalupano celebrado en diciembre pasado, un grupo de mujeres vestidas a la usanza indígena, con trajes de manta y bordados con brillantes hilos de colores pasaron en procesión hacia el altar.

Al frente llevaban un estandarte de la Emperatriz de las Américas que revelaba el rostro de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos. A la Madre del cielo le seguía el diácono Guillermo Torres, director de la oficina del Ministerio Hispano de la Diócesis de Orange y el Rev. Obispo, Tim Freyer.

“Imploremos por la protección de la siempre Virgen María de Guadalupe”, dijo el Obispo Freyer. “Qué santa María de Guadalupe nos ayude a buscar el progreso de los pueblos por caminos de justicia y de paz”.

En alusión al pasaje del Evangelio, según San Lucas 1: 39-56, la visita de la Virgen a su prima Isabel, el diácono Torres destacó el inmenso gozo de la mujer al sentir la presencia de Cristo aún en el vientre de María.

“Es el mismo gozo que sintió también San Juan Diego en 1531, cuando escuchó la voz de la reina del cielo”, dijo. “Y este es el gozo de María que le dio un sí incondicional a su creador, a través de su mensajero, el ángel Gabriel, y cuya voz ha hecho eco a lo largo de la historia”.

Destacó que la vida de María no fue fácil, porque cuando nació el niño tuvo que huir a una tierra del extranjero para salvarlo, como tampoco fue fácil para los pueblos mesoamericanos recuperar la libertad tras la conquista española.

“La libertad, sin embargo, no fue algo ambiguo”, aseguró. “María fue la llave de la esperanza para los judíos que escucharon y siguieron las enseñanzas de Jesús y para los aztecas ella fue la llave que destruyó a los opresores; la Virgen de Guadalupe fue acompañamiento y presencia, una llave a la esperanza, una voz pasiva que no nos abandona a lo largo de toda la historia”.

Con relación a la primera lectura del día, del capítulo 8 del libro de san Juan “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8: 12) , recordó que todos los cristianos estamos en camino a la casa de luz de Dios , con la conciencia de saber que el camino de Jesucristo no es fácil porque en el camino se pueden confrontar dolores, pérdidas, temores y miedos.

“También, cuando perdemos el hogar o un trabajo o cuando buscamos a alguien a quien amar siempre habrá una voz que nos haga saltar de gozo: la de Santa María de Guadalupe que nos da la esperanza”, aseveró el religioso. “Así, como ella podemos decir sí a este camino a la luz, de la esperanza y la salvación, que es dar un sí a Jesucristo”.

Debido a que el V Encuentro Guadalupano se celebró en el tiempo de adviento, mencionó que la Virgen María invitaba a sus hijos a preparar los corazones para el nacimiento del Señor y caminar en una jornada de fe por la creencia en Jesucristo, a la apertura del ama y el corazón al Hijo de Dios, y a la apertura de los brazos a la llave de la esperanza: María.

Torres invitó a acompañar en el camino de la oración a quienes sufren o tienen necesidades, y, en especial por los integrantes de la caravana de centroamericanos que buscan un hogar, libertad y vida, y refugio en Estados Unidos, además de los desamparados que duermen debajo de los puentes, los que no tienen comida o quienes no conocen a Jesucristo.

“Dios, Jesús y el Espíritu Santo no se equivocan; en la historia de la salvación siempre ha habido signos de esperanza y la Morenita del Tepeyac que le habló a un indígena, Juan Diego, nos llama otra vez a la esperanza”, dijo. “Estamos en el camino a la casa de la luz, al pueblo eterno”.