Local

SI ES SU VOLUNTAD

By KIMBERLY PORRAZZO,
 EDITOR DE ORANGE COUNTY CATHOLIC EN ESPAÑOL     7/22/2016

Orar. A veces es difícil. Hay momentos en los que no sé exactamente qué decir. Para esas ocasiones, estoy agradecida por las oraciones que aprendemos desde niños por parte de nuestros maestros de catecismo y de nuestros propios padres. El Ave María, el Gloria y la oración a nuestro Ángel de la Guarda. Y luego, por supuesto, está el Padre Nuestro, palabras dadas a nosotros por el mismo Jesús. Usted no puede equivocarse con esta oración.  Está comprobado y es verdadero, estas oraciones nos ayudan a conectarnos con nuestro Señor, incluso cuando no tengamos palabras.

Pero cuando tengo una necesidad más específica  me siento obligada a idear mi petición en mis propias palabras. Solo hablo. Y pregunto. Y a veces pregunto por qué. Y más a menudo, pregunto por qué no. (Mi madre dice que yo debería haber sido una abogada. Creo que, después de escucharme todos estos años, Dios podría estar de acuerdo).

El otro día mi hijo mayor y yo estábamos hablando de San Antonio. Le reiteré lo que mi madre me había dicho desde que era una niña. Rézale a él para “encontrar algo”, ya sea para buscar algo que se pierde o tratar de encontrar la respuesta a una decisión que se debe tomar, o simplemente la búsqueda de lo que podría estar ausente de tu vida. Mi madre a menudo relata que cuando ella estaba buscando a alguien con quien compartir su vida le rezó a San Antonio. Poco después, conoció a mi padre. Estuvieron casados durante 60 años antes de que él falleciera. Ella nunca ha dejado de agradecer al santo patrono de las cosas perdidas.

Le dije a mi hijo que San Antonio tiene un historial probado en nuestra familia y es el santo al que debemos orar, siempre pidiéndole que interceda ante nuestro Señor y nuestras oraciones sean contestadas.

Mi hijo añadió: “Pero, siempre termina con: “Si es su voluntad”.

Hmmm. A veces me olvido de que esta es una importante adición a mis propios rezos.

Así que aquí está mi pregunta. Si se nos dice en San Pablo 5:17 que debemos orar sin cesar y nuestra oración no es contestada, ¿Cuándo debemos aceptar que no es la voluntad de nuestro Padre? A diferencia de una sala en un tribunal en la cual cada súplica es respondida con el golpe del martillo y un juicio, a veces parece que he rezado para siempre, y en ninguna parte no hay ninguna respuesta.

Tal vez esa es la idea completa. Tal vez no se supone que nosotros dejemos de pedir. Tal vez esta es la estrategia de Dios para mantener que nos hace volver a él, para mantener viva la conversación. Para mantenernos cerca.

Tengo la intención de cumplir con la directriz de San Pablo “orar sin cesar”, pero a partir de ahora voy a terminar mis oraciones con el mensaje de mi hijo, cuyo nombre es Anthony, me viene a la mente: “Hágase tu voluntad, no la mía”.