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SOBREVIVIENTES HABLAN SOBRE LO QUE DEBE HACER EL VATICANO PARA PARAR ABUSO

By CAROL GLATZ, CATHOLIC NEWS SERVICE     3/1/2019

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Las víctimas de abuso y grupos que les apoyan, fueron muy claros sobre lo que quieren que los obispos del mundo, superiores religiosos, el papa y el Vaticano hagan para proteger a los niños y acabar con el abuso sexual de parte del clero.

De hecho, la cantidad de comentarios, ideas y recomendaciones que provienen de varias ruedas de prensa organizadas por grupos de víctimas y de apoyo, en el marco de la cumbre del Vaticano del 21 al 24 de febrero, han impulsado a Doris Wagner, una exmonja que acuso a un sacerdote de violación, a decir: “Es posible que esta no sea la cumbre de los obispos, sino la cumbre de las víctimas que marcan la diferencia”.

“Hay demasiado en juego esta semana”, dijo Anne Barrett Doyle, una investigadora y codirectora del portal BishopAccountability.org, el 19 de febrero durante una conferencia de prensa.

“Los católicos del mundo están afligidos y desilusionados”, dijo, debido a que “miles de nuestros niños, nuestros hermanos y hermanas, nuestros amigos, han sido abusados sexualmente por sacerdotes durante décadas. Los papas y obispos prometieron: ‘Nunca más. Vamos a acabar con esto, esta vez'”.

Pero lo que se debe hacer, ella y muchas víctimas han dicho, es establecer una definición clara y universal de “cero tolerancia” y su total y transparente implementación.

“La ley canónica tiene que ser cambiada. No ajustada, no modificada, sino fundamentalmente cambiada de modo que ya no le de prioridad al sacerdocio de los hombres ordenados por encima de las vidas de los niños y adultos vulnerables, que son abusados sexualmente por ellos”, dijo Doyle.

Dijo que se ha sentido “descorazonada al escuchar el énfasis del papa en que esto sea una oportunidad de conversión. Tu cambias las leyes y entonces dejas que los corazones y mentes sigan. No puedes esperar que los corazones y mentes cambien, antes de que tu prohíbas absolutamente a los sacerdotes de abusar sexualmente de los niños”.

Phil Saviano, miembro de la junta directiva de BishopAccountability.org, dijo que el reporte obligatorio de los abusos a las autoridades civiles o a la policía local es muy importante.

No entregar a los abusadores, se percibe, no solo como una forma de “protegerlos”, sino sugiere que la iglesia está “todavía tratando este problema como un pecado como si se opusiera a lo que realmente es, es decir, un acto criminal contra los niños”, dijo a los reporteros el 19 de febrero en Roma.

Considera que deben hacerse públicos los nombres de los miembros de la iglesia que han sido encontrados culpables o los que tienen acusaciones creíbles en su contra y los nombres de los obispos que se ha comprobado que han fallado en proteger a los menores.

Revelar los nombres y los expedientes relacionados a miles de personas acusadas de manera creíble, debe formar parte de “la nueva era de transparencia” de la iglesia — les expreso a los organizadores de la cumbre por medio de un comunicado escrito.

“Háganlo para romper el código de silencio”, escribió. “Háganlo por respeto a las víctimas de estos hombres y háganlo para ayudar a evitar que estos repugnantes abusen de más niños”.

Declan Murphy, quien fue abusado por dos religiosos en Dublín en la década de los ’60, le dijo a Catholic News Service que frecuentemente “la iglesia se refiere más a ‘los pecados de los abusadores’ y ‘el daño a la iglesia’ que a las vidas de las víctimas. Mientras esta mentalidad central y fundamental no cambie, habrá poco cambio verdadero”.

Los católicos a todo nivel de la iglesia deben tomar acción, dijo en un correo electrónico. Explicó que esos pasos deben incluir lo siguiente:

— Escuchar a las víctimas y decir la verdad “y verán como cambian las cosas”.

— Evitar que las victimas pasen “por estresantes y costosas batallas judiciales sin ningún intento de hablar, escuchar y ofrecer alguna ayuda”.

— Mejorar los procesos y procedimientos de protección infantil a la vez que se cuida de aquellos que han sido abusados durante décadas. “Debe haber servicios en curso para ayudar a estas personas como un derecho automático”, escribió Murphy.

Mark Vincent Healy, un afectado y defensor de las víctimas de origen irlandés, le dijo a CNS que la iglesia debe “acercarse a las victimas ofreciendo un verdadero programa de cuidado pastoral” de apoyo.

Los afectados no solo encaran una pesadilla de por vida por su historial de abuso, dijo Healy. “Las víctimas de abuso sexual infantil por parte del clero, forman parte en mayor proporción de la mayoría de las terribles estadísticas sociales de personas desamparadas, salud mental, comportamiento autodestructivo, suicidio, bajos ingresos, desempleo constante a largo plazo, encarcelamiento, relaciones y familias destruidas, aislamiento social, menor expectativa de vida”, entre otros.

De hecho, su investigación ha demostrado que, en Irlanda, es más probable que las víctimas — y no los clérigos abusadores sexuales que abusaron de ellos — terminen en prisión.

Helen L. McGonigle, una abogada de Connecticut que ya no ejerce dijo en un correo electrónico que “todos los sacerdotes depredadores y sus cómplices”, deben ser expulsados de instalaciones y bases militares y no se les debe permitir que desarrollen su ministerio a personal militar, lo que su agresor y el de su fallecida hermana ejercían libremente.

Afirmó que los asuntos de seguridad nacional estarían en riesgo con “esta clase de depredadores”, quienes se sabe que se han involucrado en prostitución en el confesionario y tenían el poder de obtener “información confidencial con el pretexto de la confesión”.

A los obispos y otros líderes de la iglesia se les debe ordenar que “paren sus actividades de cabildeo en contra las reformas legislativas que buscan extender la prescripción civil y criminal de delitos” vinculados a la denuncia y enjuiciamiento por abuso infantil, dijo.

Saviano y Doyle dijeron que es clave que toda la información y acusaciones sobre supuestos abusos, sean marcados y dirigidos a la persona correcta en la iglesia. Funcionarios encargados podrían incluso hacer simples búsquedas cibernéticas o establecer alertas diarias para detectar las palabras “‘obispo’ y ‘abuso’ o ‘iglesia’ y ‘abuso’, esto funciona”, dijo Doyle.

Así como la Biblioteca del Vaticano cooperó con IBM para digitalizar sus archivos, dijo, el Vaticano “podría contratar a unos pocos investigadores para construir una base de datos” que permita ubicar a todos los obispos y sacerdotes “que han sido reportados a la iglesia o reportados a la prensa”.

En referencia a su organización con sede en Massachusetts — BishopAccountability.org — la cual pone a disposición varios cientos de miles de páginas de archivos públicos y documentos en internet, Doyle dijo: “Si unas pocas personas en Boston pueden hacer eso con un presupuesto muy reducido, imagínate lo que el Vaticano podría hacer”.