Los que asistimos a escuelas primarias y secundarias católicas recordamos los sentimientos encontrados con respecto a los uniformes escolares –los mismos sentimientos encontrados que sienten nuestros hijos y nietos.
Por un lado, los uniformes simplifican la vida. El no preocuparse por qué vestir cada día; sin alboroto ni desorden. Por otro lado, llegábamos a odiar los uniformes; era tan aburrido vestir lo mismo todos los días cuando lo que queríamos era estar a la moda y ser individualistas.
la historia del uniforme católico
El sistema escolar católico estadounidense inició principalmente como una respuesta a los sentimientos anticatólicos violentos en la década de 1830, y el deseo de reforzar la enseñanza católica en un país con una gran diversidad religiosa, escribe Debbie Schaefer-Jacobs en un artículo de marzo de 2016 para el Museo Nacional Smithsonian de Historia Estadounidense.
Los uniformes brindaban una manera de enmascarar la obvia diversidad de clases y racial con la vestimenta, y al mismo tiempo, proporcionaba un sentido de seguridad, modestia y libertad de movimiento, especialmente para las mujeres, señala Schaefer-Jacobs. A finales del siglo XIX y principios del XX, añade, los niños solían vestir ropa de estilo militar, mientras que las niñas portaban vestidos sencillos.
las ventajas y desventajas de los uniformes escolares
Según el sitio web greatschools.org, los defensores de los uniformes informan que:
Ayudan a evitar que se formen pandillas en los recintos escolares.
Fomentan disciplina.
Ayudan a los estudiantes a resistir la presión de los compañeros para comprar ropa de moda.
Ayuda a identificar a los intrusos en la escuela.
Disminuye las barreras económicas y sociales entre los estudiantes.
Aumenta el sentido de pertenencia y orgullo escolar.
Mejora la asistencia.
Los opositores afirman que los uniformes escolares:
Viola el derecho de libertad de expresión de los estudiantes.
Son simplemente una solución temporal al tema de la violencia escolar.
Los estudiantes se convierten en blanco de acoso escolar por estudiantes de otras escuelas.
Crea una carga financiera para los padres.
Es un gasto adicional e injusto para los padres.
igualdad de condiciones
Debido a que las escuelas católicas educan a estudiantes que provienen de diversos niveles económicos y vecindarios muy diferentes, los uniformes son un medio importante para brindar una igualdad de condiciones, explica la asistente del superintendente de la Diócesis de Orange, Sally Todd.
“Se ha demostrado que vestir profesionalmente, incluyendo los uniformes, crea un ambiente de aprendizaje más productivo y positivo”, dice Todd. “Entre otras cosas, los uniformes escolares católicos están diseñados para promover el aprendizaje de nuestros estudiantes”.
El código de vestimenta en la escuela St. Hedwig, en Alamitos, incluye reglas con respecto al peinado, así como requisitos de uniforme, explica la directora Erin Rucker. Se prohíben los llamados “peinados de moda”, como los que tienes los lados y la parte de atrás a ras de piel, y el cabello de enfrente más largo.
“Tenemos un código de vestimenta y uniformes por muchas razones”, indica Rucker. “Una de las razones principales es que el enfoque se centra en el crecimiento académico y espiritual de nuestros estudiantes, en lugar de centrarse en quién viste la ropa más linda”.
excepciones al reglamento
Los escolares católicos se quejan de los uniformes, “pero los niños se quejan de todo”, dice Todd, con una sonrisa. “A ellos no les gusta los uniformes, pero cuando los padres y los exalumnos recuerdan los años de escuela, se ríen de los uniformes y los aprecian”.
Como una pausa refrescante, los estudiantes de Hedwig esperan con anhelo los días en que pueden vestir su ropa “regular”, en los días espirituales y los días “sin uniforme”, explica Rucker. Sin embargo, en esos días los maestros informan que los estudiantes se esfuerzan más para concentrarse en el aula.
Inevitablemente, los estudiantes se quejan de cosas similares a las que sus padres y sus abuelos se quejaban: los hombres deben usar cinturones, y las niñas deben meterse las camisas. Aun así, los maestros y los administradores creen que los uniformes fomentan amistades y habilidades de comunicación.
“Queremos que el enfoque esté en quiénes somos como seres humanos y no en lo que llevamos puesto”, añade. “Hacemos hincapié en una base sólida académica con bondad y compasión hacia los demás”.