Los coloridos disfraces ya se guardaron, la casa embrujada se convierte una vez más en tan sólo una bodega vacía, y las recompensas de dulces y golosinas de los pequeños monstruos ya fueron consumidas o ya se guardaron para disfrutarlas posteriormente. Ese es el lado secular de la temporada, pero el final de octubre y principio de noviembre también son recordatorios de oración sobre la mortalidad, los seres queridos y la santidad.
El Día de Todas las Ánimas es un día para recordar a los amigos y seres queridos que han fallecido. Se celebra el 2 de noviembre, un día después del Día de Todos los Santos, cuando los católicos celebran a todos los santos, conocidos y desconocidos, que han partido al cielo. Y la Víspera del Día de Todos los Santos —mejor conocido como el Día de las Brujas (Halloween)— tiene lugar la noche antes de Todos los Santos.
Los católicos creen que es esencial recordar a los que han fallecido, pero aún no alcanzan la santidad. A través de la oración, las limosnas, las misas y las buenas obras, los vivos honran y ayudan a aquellos que ya fallecieron y que aún no han sido redimidos del pecado. Estos files difuntos permanecen en el purgatorio, el lugar en el más allá donde las almas son purificadas antes de la ascensión al cielo.
“El Día de Todas las Ánimas o Todos los Muertos es un día muy importante cuando las personas visitan el cementerio para celebrar a los que fallecieron”, explica Mike Wesner, director de Cementerios de la Diócesis de Orange. “Nos aseguramos de recordarlos siempre”.
La celebración nació de la antigua fiesta pagana de los muertos, que celebra la creencia de que las almas de los difuntos regresan a comer con las familias. Las velas en las ventanas guían a las almas al hogar, y otra vela se coloca en la mesa.
Se celebraba originalmente durante la temporada de Pascua (y todavía sucede así en las Iglesias Católicas del Este). Los monjes del siglo VII celebraban una misa en el día después del Pentecostés por los miembros ya fallecidos de su comunidad. En algún momento entre el año 998 y 1030, San Odilo de Cluny decretó que debería celebrarse el 2 de noviembre, el día después de Todos los Santos, en todos los monasterios de su congregación benedictina. Durante los siguientes siglos, la práctica se extendió a toda la iglesia.
El nombre oficial del ‘Día de Todos las Ánimas’ en la liturgia del rito romano es ‘la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos’. Otro nombre popular es ‘La Fiesta de Todas las Ánimas’. Y los católicos hispanos celebran a sus seres queridos que ya fallecieron con ‘el Día de los Muertos’.
“El Día de los Muertos es una experiencia muy colorida, con comida, música y fotografías de los difuntos —todo lo que hace honor a nuestros antepasados”, explica el diácono Guillermo Torres, director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Orange. “Y es una tradición muy importante”.
Las costumbres asociadas con la celebración —la tradición en México es de tres días— incluyen la elaboración de altares privados (llamados ofrendas) y rendir homenaje a los difuntos con calaveras de azúcar, flor de muerto, muertos (el pan de los difuntos), esqueletos de cartón, máscaras de colores, incienso, decoraciones de papel maché, frutas y frutos secos, y una serie de otros alimentos y decoraciones tradicionales. Los visitantes también dejan pertenencias de los fallecidos en las tumbas. El 31 de octubre, en la víspera de Todos los Santos, tradicionalmente los niños hacen altares para los niños para invitar a los angelitos (los espíritus de los niños fallecidos). Los espíritus de los adultos regresan el 1ro de noviembre, el Día de Todos los Santos. El día siguiente, las familias van al cementerio a presentar sus respetos y se deleitan con las ricas y coloridas costumbres.
Hoy en día, especialmente en las comunidades estadounidenses con una fuerte influencia hispana, las celebraciones del Día de los Muertos se unen en un solo día. Uno de estos eventos tan elaborados tuvo lugar en el ‘Santo Sepulcro’, un cementerio católico en Orange, el 31 de octubre.
“Siempre se lleva a cabo durante todo el día —de 8 a.m. a 4 p.m.— porque conlleva muchas actividades”, dice el diácono Guillermo. Cada año, se elaboran altares individuales (de 15 a 20 en total), una procesión desde la entrada hasta el altar principal, y mucho más”.
“Miles de personas se presentan a este evento”, añade Wesner. “Siempre tenemos que utilizar Santiago Canyon College como estacionamiento adicional”.
El obispo Kevin Vann celebró una misa especial en el Santo Sepulcro ese día a las 2:00 p.m.
El Día de Todas las Ánimas, el 2 de noviembre, el obispo Vann también oficiará la Santa Misa en el mismo cementerio (7845 Santiago Canyon Road, Orange; (714) 532-6551) a las 10:00 a.m. Otras misas tendrán lugar el mismo día a las 10:00 a.m. en otros dos cementerios: Ascensión (24754 Trabuco Road; Lake Forest; (949) 837-1331); y el Buen Pastor (8301 Talbert Avenue; Huntington Beach; (714) 847-8546).
Estas celebraciones son siempre muy populares —y por una buena razón.
“Para nosotros, la muerte no es el final”, indica el diácono Guillermo.
“Es el comienzo de la vida eterna”.