Local

“SI DIOS ME QUIERE PARA ÉL, ESTOY DISPUESTO A DECIRLE QUE SÍ”

RECIÉN NACIDO A LA VIDA CRISTIANA AL RECIBIR LOS SACRAMENTOS DE BAUTISMO, CONFIRMACIÓN Y EUCARISTÍA, JAMES ÁLVAREZ REFLEXIONA SOBRE LA VIDA SACERDOTAL

By JORGE LUIS MACÍAS     7/13/2018

“Hágase en mi según tu palabra…” se lee en el primer capítulo del Evangelio de San Lucas 1, 26-38, que nos brinda la bella narración sobre el nacimiento de Jesús.

Esa cita bíblica es precisamente la que más disfruta James Álvarez, un chico de 18 años, quien recibió recientemente los tres sacramentos de iniciación a la vida cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

“No sabía mucho de Dios”, comenta James. “Pero ahorita, si miro a alguien que está batallando con su fe, puedo decirle algunas cosas para ayudarle a entender que Dios está aquí para ayudarnos, que tiene un plan para cada uno y que ama a todos sus hijos”.

En efecto, sobre el anuncio del nacimiento de Jesús y el Sí de María al anuncio del ángel Gabriel, uno de los pasajes de más citados y comentados de las Sagradas Escrituras, James dice que, personalmente quiso darle un Sí a Dios como respuesta para que entrara en su corazón.

“Hay muchos jóvenes que en la vida se sienten solos y ellos deben saber que no es así, que en el momento en que cambien lo que hacen mal y se unan a Dios en oración, todo cambiará”, asegura el chico, quien fue bautizado por el Reverendísimo Obispo Tim Freyer. “Todo lo que los jóvenes necesitamos es estar atentos para escuchar a Jesús, a Dios y experimentar que no estamos solos…Yo mismo les diría que estoy aquí para ayudarles a quienes andan en sexo o drogas y los miraría como hermanos y hermanas, porque todos somos uno delante de Dios”.

Hijo de Micaela Juvenal, una inmigrante mexicana de Michoacán y de Jesús Álvarez, de Querétaro, James fue el último de sus cuatro hermanos en bautizarse: Sus padrinos fueron Erika y Sergio Jiménez. Roger, Bryan, Ricky y Jordan ya pertenecen a la Iglesia Católica.

James señala que aún no tiene novia y recuerda que cuando estuvieron en las clases del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA) que dirige Sergio Torres, en la Iglesia de San Bonifacio, en la ciudad de Anaheim, aquella cita bíblica le llegó al corazón, al grado de que estaría pensando en la vocación sacerdotal.

“La Virgen fue la primera persona que sabía que Dios le había mandado a su hijo”, reflexiona. “No sé, eso me interesó mucho a mí cuando leíamos la Biblia y, si a lo mejor Dios me quiere para él, estoy dispuesto a decirle que sí”.

El joven y nuevo católico menciona que su “Sí” a Dios se basaría en que él sabe lo mejor para nosotros, y si bien hay pruebas en la vida, con la ayuda de Dios se puede aprender a superarlas.

“Al final, Dios sabe lo que es lo mejor para sus hijos”, afirma sin dudarlo. “Desde que éramos chiquitos él ya tenía un plan para cada uno de nosotros; por lo pronto, el plan para mí era bautizarme y recibir los sacramentos, y después apoyar a mi familia, especialmente a mi padre”.

En efecto, don Jesús Álvarez no puede trabajar. Perdió la vista de un ojo, a causa de un nervio que nunca fue operado.

En su camino de fe, James dice que ha aprendido que Dios está para amar a todos, no para castigarlos a causa del pecado, sino que Él quiere que todos sus hijos lo escuchen, lo sigan y aprendan de sus palabras.

“En la Iglesia conocí a mucha gente buena y amable; cuando llegas, te miran y te abren las manos en señal de amistad”, valora. “Estar en ese ambiente te hace sentir feliz y no te sientes solo”.

Aprendió que en el mundo nadie es diferente, porque en Dios todos somos uno y nadie tiene más poder que otro.

“Todos somos hijos de Dios y hay que ayudarnos y amarnos unos a otros”, define con certeza este nuevo joven católico. “Desde que era chiquito siempre aprendí que la Iglesia Católica enseña la Palabra de Dios. 

Y, con la felicidad en su rostro, al lado de sus padrinos, Erika y Sergio Jiménez, y sus padres, Juvenal y Micaela, contó que próximamente regresaría al colegio porque quiere estudiar para ser un abogado criminal, aunque también meditaría sobre el llamado al sacerdocio.

“Yo antes era creación de Dios…ahora ya soy hijo de Dios por el bautismo y eso me hace feliz”, indica. “Y después de mi primera Eucaristía, deje atrás las cargas que llevaba en mi vida, porque ahora he sentido en carne propia el perdón total de Dios para mí”.