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UN DÍA PARA LOS DIFUNTOS

EL DÍA DE LOS MUERTOS TIENE UNA HISTORIA LARGA E IMPORTANTE EN LA FE

By MALIE HUDSON     11/2/2017

La conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, o más comúnmente conocido como el Día de los Muertos, es uno de los días más importantes en el calendario litúrgico para los católicos.

Originalmente, el día religioso se celebraba después de Pentecostés. En el siglo VI, la Orden Benedictina solemnemente conmemoraba las almas de sus miembros difuntos. Otros informes históricos indican que San Isidro de España lo celebraba el segundo domingo antes de la Cuaresma; mientras en Abbot, Alemania también se realizaba una ceremonia especial el 1.º de octubre. Entre 998 y 1030, San Odilo de la Abadía de Cluny, decretó que todos los monasterios Cluniacenses ofrecerían oraciones especiales para todas las almas en el purgatorio el 2 de noviembre, el día después del Día de Todos los Santos. Los benedictinos y los cartujanos siguieron y con el tiempo se difundió en la Iglesia.

“El Dia de Todas las Almas, la Iglesia evoca la misericordia constante de Dios, quien en Cristo, desea que se salve a todas las personas y tengan la eterna comunión con Él y todos los santos”, explica el monseñor Arthur Holguín, vicario episcopal del Culto Divino de la Misión de la Basílica de San Juan Capistrano. “Sin embargo, en su sabiduría, la Iglesia reconoce que para algunos, a la hora de la muerte, puede permanecer una unión incompleta o ‘imperfecta’ con Dios debido a la falta de voluntad por el pecado, para plenamente entregarnos a la Gracia transformadora de Dios. Si bien, la totalidad de la vida puede reflejar una orientación fundamental hacia la voluntad de Dios y el seguimiento de los mandamientos, no obstante, sigue la necesidad de la ‘purificación’ continua antes de estar listo para ver a Dios ‘cara a cara’. La Iglesia, en su teología, se refiere a este periodo de ‘purificación’ como purgatorio”.

Además de recordar a seres queridos difuntos el Día de los Muertos, los católicos tienen la oportunidad extraordinaria de ganar indulgencias plenarias para las almas en el purgatorio.

“Una indulgencia plenaria es la remisión de todo castigo temporal debido al pecado. Una indulgencia parcial es una reducción parcial del tiempo que uno pasaría en el purgatorio debido a pena temporal por los pecados que él o ella cometió”, explicó monseñor Stephen Doktorczyk, vicario judicial de la Oficina de Servicios Canónicos de la Diócesis.

De acuerdo con el Enchirdion de la Indulgencias, existen dos oportunidades durante este tiempo. La primera es de visitar el cementerio cada día del 1 al 8 de noviembre y rezar por nuestro ser querido fallecido. Durante otras épocas del año, los católicos solo pueden ganar una indulgencia parcial. La segunda oportunidad para una indulgencia plenaria es de visitar una iglesia u oratorio público el Día de los Muertos y rezar un Padre Nuestro y el Credo. Ambas oportunidades solo se pueden aplicar a los difuntos y se limita a un alma cada día.

Se requieren los siguientes requisitos para recibir la indulgencia plenaria durante esos tiempos:

1. La confesión sacramental

2. La comunión eucarística

3. Oración para las intenciones del Santo Padre

4. No tener apego al pecado

“El Enchiridion tiene una variedad de maneras en que las personas pueden ganar indulgencias para ellos o para sus seres queridos en el purgatorio, con esa intención y cumpliendo los requisitos”, explicó monseñor Doktorcyzk.

Alma Ochoa, directora auxiliar de la Administración de Cementerios en la Diócesis, dice que habrá una misa el Día de los Santos el 2 de noviembre a las 10 de la mañana en cada uno de los cementerios católicos de la Diócesis – Ascensión en Lake Forest, Good Shepherd en Huntington Beach y Santo Sepulcro en Orange. El obispo Kevin Vann celebrará la misa en Santo Sepulcro.

Aunque se celebra un día antes del Día de los Muertos, el Día de Todos los Santos tiene una conexión fundamental con la conmemoración de los Fieles Difuntos.

“El Día de Todos los Santos evoca claramente que no somos salvos solos, y nuestro destino eterno no es únicamente una experiencia de solo ‘yo y Jesús’”, explicó el monseñor Holguín. “Somos salvos como pueblo – el Pueblo de Dios quienes son el Cuerpo vivo de Cristo y nuestro destino eterno está íntimamente conectado con la familia de creyentes a quienes llamamos ‘la comunión de los santos’. El Día de Todos los Santos evoca a todos los que nos han precedido en la Fe, quienes con valentía han ‘peleado la buena batalla’ y han estado abiertos a la gracia transformadora de Cristo que vence a las tinieblas del pecado y ahora son uno con Dios y todos los santos en el cielo. Es el día en que no solo recordamos a todos quienes heroicamente vivieron la integridad de la fe y se veneran públicamente en el calendario de la liturgia, pero también a todas las personas sin nombre, a través de los siglos, cuyas vidas manifestaron la bondad de Cristo y ahora son ejemplos para los vivos”.