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SER UNA MADRE CATÓLICA

COMPARTIR PRINCIPIOS FUNDAMENTALES, VALORES SÓLIDOS Y BUENA 
MORAL ES PARTE DE LA DESCRIPCIÓN DEL PUESTO

By CATHI DOUGLAS     5/2/2019

La paternidad es un gran desafío y una gran responsabilidad. Si usted también quiere inculcar el carácter, los valores y la moral en sus hijos, ser un buen padre es casi imposible.

Cuando me casé con mi esposo, no católico, sabia que tener hijos y criarlos bien sería un desafío, pero mis padres pertenecían a diferentes religiones y eso no impidió que me convirtiera en una persona adulta honrada y con principios sólidos.

 

primer bebé

Cuando la prueba de embarazo salió positiva de nuestro primer bebé, la estruendosa realidad de la maternidad me sacudió, quizá por primera vez. Sería responsable del crecimiento de una nueva vida. De repente, se hizo mucho más importante cuidarme a mí misma; después de todo, mi cuerpo ya no era solo mío.

Cuando nuestro hijo nació dos semanas después de la fecha programada, pesaba 9 libras, 11 onzas, y el parto duró 36 horas. Abrazar a Ben, alimentarlo, acunarlo hasta que se durmiera —estas cosas se sintieron naturales y adecuadas tanto para mi esposo como para mí.

 

segundo bebé

Nuestro primogénito estaba lleno de energía y tardamos cuatro años en reunir las fuerzas suficientes para tener un segundo bebé. Nuestro segundo hijo llegó semanas después de su fecha programada de nacimiento con 11 libras y tres onzas, y un parto natural de seis horas.

Siempre fue un chico grande. A los 24 años, mide 6 pies y 4 pulgadas, y pesa 240 libras.

 

tercer bebé

Cuando nos enteramos de que esperábamos inesperadamente un tercer bebé, pasé unas semanas en estado de shock. Pensando que nuestra familia estaba completa, habíamos comprado la casa perfecta para cuatro personas —acomodar a cinco haría que las cosas estuvieran un tanto apretadas.

Darle la bienvenida a nuestra única hija hizo que todo valiera la pena. Esta vez, la bebé llegó seis semanas prematura; Emma Rose tuvo que quedarse siete días en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital Infantil del Condado de Orange; pero creció perfecta y sin ningún problema crónico de salud.

Hoy en día estudia un semestre en Londres y se transferirá a una universidad del sistema UC en el otoño. Ella tiene planes de enseñar a nivel universitario como su padre profesor.

 

las recompensas de criar tres hijos maravillosos

Cuando los niños eran pequeños, parecía que nunca dormiríamos lo suficiente. Bromeábamos al decir que la década de los 90 fue una década perdida para nosotros, porque operábamos en una constante neblina de agotamiento.

Seguramente, pensé, este es el momento más difícil de ser padre. No sabía lo difícil que sería la adolescencia. O lo difícil que es ver a tus hijos adultos tomar decisiones cuestionables.

Afortunadamente, mi esposo resultó ser un padre casi perfecto. Estábamos de acuerdo en el 99 por ciento de las veces cuál era el mejor curso de acción cuando se trataba de criar a nuestros hijos.

Nuestro frente unido fue una bendición. Ambos sabíamos que nos apoyábamos mutuamente y que teníamos en mente las mejores intenciones cuando tomábamos decisiones sobre los niños.

Nuestros tres hijos crecieron sabiendo que mamá y papá eran estrictos, pero justos; amables, pero firmes; y los amábamos más que nada en el mundo.

Ya sea porque los criamos bien o porque son personas intrínsecamente buenas, hoy nos complace que sean adultos con una ética de trabajo sólida, intelectos excelentes y una reserva profunda de inquietudes y compasión por los demás.